lunes, diciembre 07, 2020

Ramón Cote / Panteón pagano


















           El catálogo melancólico de la memoria
                                            Juan Luis Panero

Es serena y sagrada la lenta caída del sol
cuando el atardecer del verano detiene el tiempo
y su luz dorada acaricia como un ciego la superficie
de todas las cosas que están a su alcance,
reconociéndolas como suyas,
amándolas más que nunca con sus hábiles manos
de orfebre, livianas y puras, demorándose en ellas
como si fueran la más hermosa de sus filigranas. 

El ejército rojo del sol final va incendiando los límites
de toda la ciudad. Los muros de ladrillo antes solitarios
y anónimos, los altos edificios de cemento gris
y las inválidas cabinas telefónicas,
parecen por su fulgor acumulado monumentos que el verano eleva
a la altura de los templos, a la contundencia
metálica de lo eterno, como si todas las calles al atardecer
con sus rejas y vitrales y terrazas
se convirtieran en un enorme panteón pagano. 

En la noche y a la distancia
la memoria y su tinta solitaria realizan
el catálogo melancólico de sus ruinas doradas,
desenterrando bajo los días lo suyo de los veranos,
los dioses que también fueron suyos,
en la más desolada y ardiente de las profanaciones.
 
De la inútil reclamación por sus pertenencias
sólo queda un resto de polvo de oro entre las uñas
y por el aire un fugitivo perfume de magnolias.

Ramón Cote (Cúcuta, Colombia, 1963), Como quien dice adiós a lo perdido, Valparaíso Ediciones, Granada, España, 2014


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