sábado, diciembre 19, 2020

Carina Sedevich / De "Cuando la muerte sorprendió a Fassbinder"

               

                                       
















                                                        Kárhozat o La condena

El hombre conoce el filo del cuchillo que le raspa la cara
por el sonido espeso y gris. Cae la lluvia sobre el bar
y la mujer que canta dentro tiene el pelo húmedo.
Cada película del húngaro es una caja de música.
Los diálogos son innecesarios, pero en un momento
alguien dice: “todas las historias son de desintegración”.
El protagonista vacía la copa de un trago y yo me ahogo.


                                                              Mogari no mori

Sobre el pueblo de Naomi Kawase ondulan las ramas
más altas de los bosques de bambú. El plano cenital
genera una imagen simple, pero el sonido es complejo
como el del mar. Físico, granular, continuo. La vista
de angostos pasillos de los campos de té precisa en
cambio risas, cuerpos. La casa de los viejos requiere
un fūrin, con su brisa discreta y su papel manila.


                                                      The Duino Elegies

Se escucha un grillo, perdido, y ese canto de agosto
del benteveo, todavía frío. Camino
hacia el ciprés ceniciento en el fondo del parque
igual que todas las mañanas. Según Rilke, ese
árbol que podemos contemplar, de nuevo, cada
día, nos resguarda del comienzo del horror.

Carina Sedevich (Santa Fe, Argentina, 1972)

Cuando la muerte sorprendió a Fassbinde
r,
Tanta Ceniza Editora,
Neuquén, 2020










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