sábado, abril 18, 2020

Mario Benedetti / De "Umana gloria"



Después de todo

Esta mañana el cielo golpea la mano del temporal,
el hombre de los pagarés nos hizo estar aquí solo por ver
quien puede llegar a la puerta a hacer un gran barullo.
Las nubes se comen el infinito,
mandan a guardar toda la vista. Annina,
está en el arroyo de fango el palo recto que recuerda tu casa.
Tiene un techo de chapas,
con gruesas paredes y, una vez, solo las flores con Silvio que habla.
En la calle las sombras están bajo del asfalto,
se buscan los niños en los tubos de cemento del alcantarillado nuevo.
Detrás de los postigos grita la lengua de los padres. Detrás de los postigos
la carne de las chicas tuvo un patio lleno de golondrinas,
la tierra lo sostenía, no sé cómo decirlo, la arena y la hierba.
El sismo repentino
como el muerto que llevamos al hombro para hacernos sentir
imprevistamente la luna, la luna, la luna.

*

Pasos distantes, niños crespos en el aire fuerte,
el pequeño escalofrío de las manos que casi se toman. Oh, invierno.
En el frío, el cigarro de Vanni, la hierba blanca y dura, jugar.
Hemos aprendido a comer en nuestras casas.
Los techos, esos techos me dijeron que yo era mis ojos y no otros.
En el frío, ahora, tengo un poco de fiebre y aquí solo...
Una vez andaban luces antes de acostarse y era la abuela.
Había madera para preparar el carbón y Ernesta
tuvo que bajar a la posada para comprar toscanos.
La jarbe jenfri i claps ôr de strade.
La hierba entre las piedras al borde del camino.
La pequeña valla.
Ya no podemos bajar así.

Necesitamos mirar desde la distancia, pensar que miramos.

Una siesta plena de duermevela quiero tener.
Estar con las nubes firmes como una cosa blanca de las montañas.

En una ventana recordamos el viento entre las hojas.

"Me dices que no vienes, y creo
incluso que si vienes no te diré nada
pero si no hablo entenderás
que no te quiero".

Era una que se convertía en una. Oh, invierno

Mario Benedetti (Udine, Italia, 1955-Piadena, Italia, 2020), Umana gloria, Mondadori, Milán 2004 / Nuovi Argomenti, 15 de septiembre de 2017
Versiones de Jorge Aulicino

Otra Iglesia Es Imposible - Il Messaggero - Corriere della Sera - Nazione Indiana - Luigia Sorrentino/RAI News - Interno Poesia - Poetarum Silva - La Nación - Hablar de Poesía

Foto: Interno Poesia


In fondo al tempo

Stamattina il cielo batte la mano del temporale,
l’uomo delle cambiali è venuto a farci stare qui solo per guardare
chi può venire sulla porta a fare un grande rumore.
Le nuvole mangiano l’infinito,
mandano al gabinetto tutto lo sguardo. Annina,
è nel rivo di fango il bastone diritto che ricorda la tua casa.
Ha una volta il tetto di lamiera
con i muri grossi, e una volta solo i fiori con Silvio che parla.
Nella strada le ombre vanno sotto l’asfalto,
si cercano i bambini nei tubi di cemento della fognatura nuova.
Dietro gli scuri grida la lingua dei genitori. Dietro gli scuri
la carne delle bambine ha avuto un cortile pieno di rondini,
le teneva la terra, non so come dire, la sabbia e l’erba.
Il terremoto improvviso
come il morto che viene alla spalla per farci sentire
improvvisa la luna, la luna, la luna.

*

Passi lontani, bambini crespi nell’aria forte,
il piccolo gelo delle mani tenute vicine a prendersi. Oh inverno.
Nel freddo, il sigaro di Vanni, l’erba bianca e dura, giocare.
Abbiamo imparato nelle nostre case il modo di mangiare.
I tetti, quei tetti mi dicevano che io ero i miei occhi e non altri.
Nel freddo, adesso, ho un po’ di febbre e qui da solo…
Una volta sono venute le luci prima di dormire e c’era la nonna.
C’era la legna da preparare per il carbone e Ernesta
doveva scendere alla locanda a comprare il toscano.
La jarbe jenfri i claps sul ôr de strade.
L’erba tra i sassi sull’orlo della strada.
La piccola staccionata.
Noi non possiamo scendere più così.

Servirebbe guardare da lontano, pensare che si guarda.

Pieno un pomeriggio di dormiveglia voglio stare.
Stare con le nuvole ferme come una cosa bianca delle montagne.

In una finestra si ricorda il vento tra le foglie.

«Mi dici che non vieni e così penso
se anche verrai non ti dirò niente
ma se non parlerò tu capirai
che non ti voglio.»

Era una che diventava una. Oh inverno.

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