domingo, junio 07, 2015

Carlos López Beltrán / Dos poemas

















Se me fue

Sinfín de gentes me vienen y se van de mí.
Las veo acercarse, liarme, desdeñarme.
Las miro alejarse con intenciones que ya olvidan.
Dejando lazos de emoción y listones de risa.
Vórtices de gestos y diálogos que el tiempo ahueca.
Repeticiones en el video de esta vigilia sinfín.


El hombre que rozó el equilibrio

En las gavetas, en las presillas y goznes que nadie intuye,
él confía... Mueve su peso como se mueve un cisne
en un recuerdo de principios de siglo...
y nudoso en lo oscuro algo se asienta y cimbra.

Puebla la sala como un animal de electromagnetismo puro
y un agotado metal que no toca y un cordel
trenzado que no lo suspende aprietan las cavernas
de sus hormigueros y chirrían...
No titubea cuando pisa las pausas:

los concéntricos pliegues que ondulan tras sus pasos
son azules y escupen transparencias.
Algo insulta a la madera, al vidrio, a las resinas,
cuando flota y el candil de la calle se desploma.

Carlos López Beltrán (Minatitlán, México, 1957), Hembras desarboladas y otros hombres fuera de lugar, Universidad del Claustro de Sor Juana y Ediciones Sin Nombre, Ciudad de México, 2014

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