era niño y traía
sus abuelos de piedra bajo el brazo
los nervios del metal en la garganta
su multitud de hijo
le dijeron si creces
taparemos tus labios con un círculo
cavaremos tus ojos
y tiraré del mar si no te cierras
pero césar creció y entre su carne
se hicieron tres silencios de madera
y el cuarto día le tosió una imagen
en su heráldica oscura de maíz
creció sin primavera endurecido
por cada gota que llovía
sobre el mundo bronceado de su torso
sobre las tierras arduas de sus dedos
dio su entero revés
sus puertos de insegura latitud
grave y celeste clavo y su martillo
creció profundo y a pedazos
defendiendo sus vértebras
del inca y el pizarro
con su horizonte perpetrado a puño
y el fondo de su cuerpo sobre el día
le cortaron con todos los cuchillos
pero quedó y se queda y resistía
con su incendiado espejo y su estatura
con su ciudad salvaje y con su letra
tamborileó al azar sobre su nuca
hundió su fósforo hasta el eco turbio
españa rota le quebraba el muslo
y le cantaba el mundo hasta en los pies
miró un puente quebrado
donde un dios le imploraba sus orillas
y se quedó su brazo saludando
en un violento idioma
rígido y duro se quedó Vallejo
muro que dijo soy y no me quejo
de mi cuadrado azul y mis cometas
américa tembló con el costado
abierto por el hambre de sus venas
y se murió césar vallejo un día
en que acababa de empezar el aire
cuídate de la sed húmedo hermano
le dijeron cerrándoles los ojos
en su medalla de entablar el sur
y el enfermo escribió que sus rodillas
eran aún dos esperanzas
así quedó vallejo niño y curvo
más hombre que la sal más orillado
y se acostó de vertical que era
sobre las puras olas de la muerte
Raúl Gustavo Aguirre (Buenos Aires, 1927-1983),"Cuerpo del horizonte" [1951], Obra poética. Edición, selección y prólogo de María Malusardi; epílogo de Rafael Felipe Oteriño, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2015
sus abuelos de piedra bajo el brazo
los nervios del metal en la garganta
su multitud de hijo
le dijeron si creces
taparemos tus labios con un círculo
cavaremos tus ojos
y tiraré del mar si no te cierras
pero césar creció y entre su carne
se hicieron tres silencios de madera
y el cuarto día le tosió una imagen
en su heráldica oscura de maíz
creció sin primavera endurecido
por cada gota que llovía
sobre el mundo bronceado de su torso
sobre las tierras arduas de sus dedos
dio su entero revés
sus puertos de insegura latitud
grave y celeste clavo y su martillo
creció profundo y a pedazos
defendiendo sus vértebras
del inca y el pizarro
con su horizonte perpetrado a puño
y el fondo de su cuerpo sobre el día
le cortaron con todos los cuchillos
pero quedó y se queda y resistía
con su incendiado espejo y su estatura
con su ciudad salvaje y con su letra
tamborileó al azar sobre su nuca
hundió su fósforo hasta el eco turbio
españa rota le quebraba el muslo
y le cantaba el mundo hasta en los pies
miró un puente quebrado
donde un dios le imploraba sus orillas
y se quedó su brazo saludando
en un violento idioma
rígido y duro se quedó Vallejo
muro que dijo soy y no me quejo
de mi cuadrado azul y mis cometas
américa tembló con el costado
abierto por el hambre de sus venas
y se murió césar vallejo un día
en que acababa de empezar el aire
cuídate de la sed húmedo hermano
le dijeron cerrándoles los ojos
en su medalla de entablar el sur
y el enfermo escribió que sus rodillas
eran aún dos esperanzas
así quedó vallejo niño y curvo
más hombre que la sal más orillado
y se acostó de vertical que era
sobre las puras olas de la muerte
Raúl Gustavo Aguirre (Buenos Aires, 1927-1983),"Cuerpo del horizonte" [1951], Obra poética. Edición, selección y prólogo de María Malusardi; epílogo de Rafael Felipe Oteriño, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2015
Qué poema.
ResponderBorrarFelicitamos al webmaster por la nueva presentación de la Página.
...es de lo mejor que leí del querido raúl gustavo aguirre...
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