martes, junio 30, 2015

Richard Murphy / Asombro














Estos son los justos
que matan injustamente a hombres a quienes llaman injustos.

Estos son los puros de corazón
que ven a Dios en las paredes manchadas de excremento.

Estos son los patriotas
que se mueren de hambre para dar comida a los rapaces periodistas.

Estos son los mártires
que se mueren por un futuro enterrado en el pasado.

Estos son el sacrificio
que una palabra encarceló y que una palabra podría salvar.

Richard Murphy (Milford House, County Mayo, Irlanda, 1927 - Sri Lanka, 2028), Poesía irlandesa contemporánea, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1999
Traducción de Jorge Fondebrider
Envío de Jonio González

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Act. 2020

lunes, junio 29, 2015

Diego L. García / De "Ruido invierno"













los días van comiéndose las sobras
y con los recuerdos de las sobras hemos construido
esta ciudad / este abismo de palabras / fotos
para perdernos en el trayecto de regreso
¿a dónde iremos antes? / ¿hasta dónde
el lento bocado del miedo / la trampa
de lo que vemos interminable en sus bordes?
pronto / los platos caen al suelo y estallan
y el dibujo / mandala / abandona nuestro
punto de vista / y somos en uno de los aros
concéntricos parte que viaja en el desarme /
perdida unidad / oh pasado / un silencio
que baja la cabeza y sigue / acomoda
el cuello de su abrigo para afrontar
el frío próximo / los años


*


"Aulam repertam auri plenam Euclio
Vi summa servat, miseris adfectus modis"
                 Plauto, Aulularia

el avaro Euclión guarda su olla de oro
la cuida de monstruos / de sus bocas
que escupen pequeñas imágenes de sí mismo
no duerme / teme a la daga del sueño / a la Noche
no habla / tiembla
con el amor de las palabras / aúlla /
es lobo cuando la carne está servida /
no caza / ama la piedad de los dioses /
envidia el pan del mendigo
el avaro Euclión no es sino su olla de oro
ni el sol / ni los perros / ni la risa de los niños
recorren las cuevas de su tiempo /
tiempo que no sabe
va royendo su existencia / ego compactado
en una moneda de oro
que gira en el aire
y por cualquiera de sus caras
el precio será justo

Dieglo L. García (Berazategui, Argentina, 1983), Ruido invierno, La Luna Que, Buenos Aires, 2015
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Foto: Diego L. García en FB

domingo, junio 28, 2015

José Hernández / De "La vuelta de Martín Fierro", 2













30
(Fragmento)

MARTÍN FIERRO
¡Ah!, negro, si sos tan sabio
no tengás ningun recelo;
pero has tragao el anzuelo,
y al compás del estrumento -
has de decirme al momento
cuál es el canto del cielo.

EL MORENO
Cuentan que de mi color
Dios hizo al hombre primero -
mas los blancos altaneros,
los mesmos que lo convidan,
hasta de nombrarlo olvidan
y sólo lo llaman negro.

Pinta el blanco negro al diablo,
y el negro, blanco lo pinta -
blanca la cara o retinta
no habla en contra ni en favor -
de los hombres el Criador
no hizo dos clases distintas.

Y después de esta alvertencia
que al presente viene a pelo -
veré, señores, si puedo,
sigún mi escaso saber,
con claridá responder
cuál es el canto del cielo.

Los cielos lloran y cantan
hasta en el mayor silencio -
lloran al cair el rocío
cantan al silbar los vientos -
lloran cuando cain las aguas,
cantan cuando brama el trueno.

MARTÍN FIERRO
Dios hizo al blanco y al negro
sin declarar los mejores-
les mandó iguales dolores
bajo de una mesma cruz;
mas también hizo la luz
pa distinguir los colores.

Ansí ninguno se agravie;
no se trata de ofender -
a todo se ha de poner
el nombre con que se llama -
y a naides le quita fama
lo que recibió al nacer.

Y ansí me gusta un cantor
que no se turba ni yerra;
y si en tu saber se encierra
el de los sabios projundos,
decíme cuál en el mundo
es el canto de la Tierra.

EL MORENO
Es pobre mi pensamiento,
es escasa mi razón -
mas pa dar contestación
mi inorancia no se arredra -
también da chispas la piedra
si la golpea el eslabón.

Y le daré una respuesta
sigún mis pocos alcances -
forman un canto en la tierra
el dolor de tanta madre,
el gemir de los que mueren
y el llorar de los que nacen.

MARTÍN FIERRO
Moreno, alvierto que trais
bien dispuesta la garganta -
sos varón, y no me espanta
verte hacer esos primores;
en los pájaros cantores
sólo el macho es el que canta.

Y ya que al mundo vinistes
con el sino de cantar,
no te vayas a turbar,
no te agrandes ni te achiques -
es preciso que me expliques
cuál es el canto del Mar.

EL MORENO
A los pájaros cantores
ninguno imitar pretende -
de un don que de otro depende
naides se debe alabar -
pues la urraca apriende a hablar,
pero sólo la hembra apriende.

Y ayúdame, ingenio mío
para ganar esta apuesta -
mucho el contestar me cuesta -
pero debo contestar -
voy a decir en respuesta
cuál es el canto del Mar.

Cuando la tormenta brama,
el Mar, que todo lo encierra,
canta de un modo que aterra,
como si el mundo temblara -
parece que se quejara
de que lo estreche la Tierra.

MARTÍN FIERRO
Toda tu sabiduría
has de mostrar esta vez -
ganarás sólo que estés
en vaca con algún santo -
la noche tiene su canto,
y me has de decir cuál es.

EL MORENO
No galope, que hay aujeros,
le dijo a un guapo un prudente -
Le contesto humildemente:
la noche por canto tiene
esos ruidos que uno siente
sin saber por dónde vienen.

Son los secretos misterios
que las tinieblas esconden -
son los ecos que responden
a la voz del que da un grito,
como un lamento infinito
que viene no sé de dónde.

A las sombras sólo el sol
las penetra y las impone -
en distintas direcciones
se oyen rumores inciertos:
son almas de los que han muerto
que nos piden oraciones.

MARTÍN FIERRO
Moreno, por tus respuestas
yo te aplico el cartabón -
pues tenés disposición
y sos estruido, de yapa -
ni las sombras se te escapan
para dar esplicación.

José Hernández (Chacras de Perdriel, Argentina, 1834 - Buenos Aires, 1886), Martín Fierro (1872 y 1879), "La vuelta de Martín Fierro", Martín Fierro, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1991

Foto: Archivo General de la Nación

sábado, junio 27, 2015

Alda Merini / A través de los árboles














Vos no lo sabés:
hay abedules que de noche
levantan sus raíces,
y no creerías nunca
que de noche los árboles
caminan o se convierten en sueños.
Pensá que en un árbol hay
un violín de amor.
Pensá que un árbol canta y ríe.
Pensá que un árbol está
en un barranco y luego se convierte en vida.
Ya te lo dije: los poetas no se redimen,
se los debe dejar volar entre árboles
como ruiseñores listos para la muerte.

Alda Merini (Milán 1931-2009)
Versión de Marcelo Leites


Tu non sai: ci sono betulle che di notte
levano le loro radici,
e tu non crederesti mai
che di notte gli alberi camminano
o diventano sogni.
Pensa che in un albero c'è un violino d'amore.
Pensa che un albero canta e ride.
Pensa che un albero sta in un crepaccio
e poi diventa vita.
Te l'ho già detto: i poeti non si redimono,
vanno lasciati volare tra gli alberi
come usignoli pronti a morire

en Orlando Kokoro

viernes, junio 26, 2015

Luis de Góngora / Andeme yo caliente













XLVIII [1]581.

Ándeme io caliente
i ríase la gente

Traten otros del gobierno
Del mundo i sus Monarchías,
Mientras goviernan mis días
Mantequillas, i pan tierno,
I las mañanas de Invierno
Naranjada y aguardiente,
 I ríase la gente.

Coma en dorada vaxilla
El Príncipe mil cuidados
Como píldoras dorados,
Que yo en mi pobre mesilla
Quiero más una morcilla
Que en el asador rebiente,
 I ríase la gente.

Quando cubra las montañas
De blanca nieve el Henero,
Tenga io lleno el brassero
De vellotas, i castañas,
I quien las dulces patrañas
Del Rei que rabió me cuente,
 I ríase la gente.

Busque mui en hora buena
El mercader nuevos soles;
Io conchas, i caracoles
Entre la menuda arena,
Escuchando a Philomena
Sobre el chopo de la fuente,
 I ríase la gente.

Pase a media noche el mar
I arda en amorosa llama
Leandro por ver su dama,
Que io más quiero passar
Del golfo de mi lagar
La blanca, o roja corriente,
 I ríase la gente.

Pues Amor es tan cruel
Que de Pyramo, i su amada
Hace thalamo una espada,
Do se junten ella i él,
Sea mi Tisbe un pastel,
I la espada sea mi diente,
 I ríase la gente.

[1581]

Luis de Góngora (Córdoba, España, 1561-1627), Tomo Segundo de las obras de D. Luis de Góngora, Antonio Chacón y Ponce de León (rec.), 1628, Biblioteca Nacional de España, Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, España, 2005

Noticia:
"Góngora escribió en una época en que la poesía circulaba manuscrita; raro era el poeta que veía impresas sus obras en vida, y don Luis no fue en eso una excepción. Sí lo fue en la profusión y en el fervor con que se difundieron sus versos. Algunos de los manuscritos que la contienen son misceláneos, pero otros son obras primorosas, de pendolista, cuya materialidad pretende estar a la altura del contenido. Entre estos, el más importante es el que se conoce como manuscrito Chacón por el nombre de su colector, don Antonio Chacón y Ponce de León, señor de Polvoranca. Desde 1619, don Antonio Chacón fue reuniendo la obra de don Luis y comunicándola con el propio poeta, que le proporcionó fechas y circunstancias de sus versos y rechazó falsas atribuciones, lo que constituye un hecho sin parangón en la poesía moderna española. El manuscrito, en tres volúmenes en vitela, se concluyó en 1628, un año después de la muerte de Góngora. Pasó a engrosar la biblioteca del que había sido su gran admirador y protector, el conde-duque de Olivares, a quien está dedicado.
"El manuscrito Chacón se dio a conocer a principios del siglo XX y desde entonces ha constituido la base de las ediciones de Góngora."
Biblioteca Nacional de España (BNE), Góngora, la estrella inextinguible
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Ilustración: Retrato de Luis de Góngora  © Biblioteca Nacional de España

jueves, junio 25, 2015

Mercedes Alvarez / Desconozco el peso













Desconozco el peso
de una buena educación.
Es decir
lo supe hace tiempo
usaba mis tardes
en clases de idiomas
luchaba contra mi ignorancia
emprendía una guerra
contra mi desidia
una voz me decía
que leyera más
una voz me decía
que buceara
en lo más profundo
de cada texto
que ejercitara el cerebro
desde la disciplina.
Mis nalgas apoyadas en la silla
la dosis justa
de café en una taza
unas vueltas al parque
para no olvidar mi cuerpo.
Luego viró el signo de las cuestiones
dejé de comprender
mi cerebro- una isla-
dejó de captar los enunciados
se acabaron las citas
mi boca se volvió un páramo
y ahora solo puedo mirar las rocas
me maravillo ante tantas texturas
soy
un cuerpo más,
atónito.

[inédito]

Mercedes Alvarez (Tandil, Argentina, 1979)

Foto: Mercedes Alvarez en FB

miércoles, junio 24, 2015

María Paula Alzugaray / Dos poemas











El ciego en el río
verano de 2011

                          “La lucidez es la herida más cercana al sol”. 
                                                                             René Char


Fuimos con mi hermana al río a que los chicos se bañen.
Me quedé embobada sobre el terraplén
oyendo gritar a un joven ciego
Tengan cuidado, vengan más para acá
que miraba hacia los ruidos de sus hermanos menores
peleándose con agua y riendo.

Tiresias era el lazarillo. El mediador sin vista.

Cerré los ojos y mastiqué los gajos de la mandarina
persiguiendo entrar en el olvido estético.
Anaranjadas chispas líquidas bebí
pretendiendo quitar transparencia a la situación.

(inédito)



Lidocaine for the soul

Aun en lo efímero hay permanencia
en pastos fugitivos, en ese perro …apuradamente felices.
El relato construye los lugares.

También el destino y el fracaso implican cierto esnobismo.

Este sentimiento de temporal crónico
de pisar botellas rotas
sin encontrar narcótico que despeje el trasnoche.


Y ahora que la casa está limpia y ordenada;
¿deberé hacer algo por esto,
qué debería pensar?

Ansiamos como las guindas
el derecho a la claridad.
Pero nada arde.

de Abat-jour Antología poético-nocturna, Gatogrillè Ediciones, Rosario, 2014


María Paula Alzugaray (Rosario, Argentina, 1974)

Foto: María Paula Alzugaray en FB




martes, junio 23, 2015

María Paula Alzugaray / ¿Amaina lo que liga?











Tras el pabellón de caminos y años
pude refrescar eso que le decía Ambarita a su novio:

"No me levanté el vestido, se me arremolinó".

La redacción de su danza hizo la mañana confidencial.
No se soportó la oquedad en el pasto.

Los loros de ahora,
esos
están degollados en aquel presente.

Apenas me queda el color la canción que sonaba desde el almacén,
el perraje, el emporio de malvones entre nosotros, familia.

No se despertarán las luciérnagas
Me escondo en una hendidura
con estos amuletos acopiados trato
de calmarlo todo en un mecer de espiguitas verdes.

María Paula Alzugaray (Rosario, Argentina, 1974), Fin Zona Urbana, Gatogrillé Ediciones, Rosario, Argentina, 2010
Revista La Guacha, Año 16, N° 40, Buenos Aires, diciembre 2013



lunes, junio 22, 2015

David Miralles / Walking Around (Slow Dirty Years)










Si uno pone los pies en calle Libertad
-que es muy breve-
en diez minutos se encontrará indeciso
entre tomar por Constitución
o doblar por Insurgentes.
Personalmente siempre elijo Constitución
nada más porque me gusta el café
que preparan en Trasmondo
Pero si te vas por Insurgentes
llegarás en un santiamén a Avenida Libertadores.
Te recomiendo que te salgas de ella
inmediatamente.
Lo más fácil será tomar por Independencia
y en la cuadra siguiente
doblar por Ocho de Octubre:
una callecita llena de bazares.
Cuando hayas cachureado lo suficiente
quizás te parezca buena idea
que nos encontremos
en Libertad
esquina Hierbas Buenas.
Después podemos ir bajando por O´Higgins
hasta Avenida Prat
por si te apetece ver
la parte sumergida.
Otra posibilidad
es dejarse llevar por Pajaritos
y luego perderse por Parques Industriales
donde suelen verse unos atardeceres magníficos
reflejados en los altos ventanales;
en los balcones donde a veces flamea algún calzón.
Alguna lágrima lenta
y a veces sucia
que baja por el ojo vigilante.
Aunque yo siempre termino
subiéndome a la cima del Torreón
que está en Capitán Orella con General Lagos.
Normalmente hay mucho viento en la cumbre
y no te imaginas lo que es saltar
desde allá arriba.

David Miralles (Valdivia, Chile), La vida después de Neruda, Ediciones Caronte, Valparaíso, 2013
Envío de Jonio González


domingo, junio 21, 2015

Leopoldo Castilla / Noche en Muan Sing


    






                    
                    a Rubén Monterrubio

Blanca luz de heroína
                     la noche de Muan Sing.

Oculto en el resplandor de la luna
alguien ofrece opio
y desaparece dentro de su sombra.
Todo perdido
trafica fuegos fatuos.

Ya los Thais, los Leos, los Icós,
cada uno
tocado por un color, volvieron,
soplados por la tarde, a sus aldeas.

Sólo queda ese hombre, como una helazón, por las calles.
El que vende olvido.

También la naturaleza sueña.
Mira cuánto hace por no ser real una planta.
Como el mundo se va,
                   ella busca otro mundo:
el paraíso de la amapola
                 son tus distancias.

Muan Sing es la frontera.
Después de aquí, ya sabes:
te alcanzará la vida para estar en la tierra
                         y no podrás tocarla.

Leopoldo Castilla (Salta, Argentina, 1947), Gong (Canto Al Asia), La Letra Impar, Buenos Aires, 2012


sábado, junio 20, 2015

Aarón Tseitlin / Dos poemas

Respecto de mí

Soy metafísico y periodista:
busco la rima
entre eternidad y desperdicio.

Soy la necesidad de Dios del ateo
y la melancolía del humorista.

Soy un bufón:
mis realidades
se burlan de vuestras realidades.

Hay en mí un muerto
que observa
cómo yo, el viviente, vivo.

Soy un sectario
que no pertenece a secta alguna.

Mi ojo pretende ver el mirar.
Mi oído quiere escuchar el oír.

Porque a la muchedumbre le resulta sospechoso todo sí,
tomo venganza sin los sabios noes.

También sobre la palabra y sus sentidos
quiero encender un nuevo ojo;
como una estrella, un tercer ojo:
el tercer ojo del ciego.


Desde el profundo desconocido

Yo vivía hondamente en mí,
no donde me encuentro.
El estar, el encontrarse,
eran para mí sólo intuición.

Me enviaban mensajes
desde el profundo desconocido.
Largos años me esforcé
por descubrir al barquero.
Largos años me esforcé
y ya estoy cansado
de adivinar e interpretar.

¡Oh, amada mía, te quiero;
estoy totalmente pendiente de tu labio;
tiemblo por tu pequeña mano!
Pero también tú, también tú
eres intuida por mí,
intuida solamente.

Aarón Tseitlin, (Uvarovich, Rusia, 1898-Nueva York, 1973), Antología poética, Casa Argentina en Israel Tierra Santa/The International Raoul Wallenberg Foundation, edición digital
Selección, prólogo y traducción del ídish de Elihau Toker
Envío de Jonio González

Foto: en la edición digital

viernes, junio 19, 2015

Angel Faretta / El jardín de los viejos










El jardín de los viejos está cerca de tu casa.
Cuando salís para dar un paseo o a hacer compras
los ves sin mirar, detrás de la reja, en ese jardín
todo de piedra y con casas y molinos con gnomos.
No detenés el paso, tampoco lo acelerás como
quien huye. En la marcha entrevés caras grises,
huesos frágiles, pieles resecas, muecas rígidas
en todas las facciones y, más allá, alguien
disfrazado -y no muy bien- de enfermero.
El jardín de los viejos está muy cerca de tu casa.
Fue antes una casa donde entraste tan sólo una vez.
Recordás ahora al matrimonio anciano con ese acento
italiano que no pudiste relacionar -tal vez el Friuli-,
así como el papel multicolor, sedoso, en las paredes.
Esta es o fue una casa que quisiste comprar alguna vez
y que al ver los laberintos y los molinos del jardín,
hechos con un material que parece cartón o yeso,
recordaste que habían aparecido -escultor y casa-
en un suplemento cultural como cosa curiosa.
Ahora quedan tan solo dos de esas artesanías,
han destruido las demás para ganar espacio.
Ahora pasás casi a diario cuando vas por el pan,
cuando te acercás a la librería o das un paseo.
Es ahora el jardín de los viejos y está cerca de tu casa.


Angel Faretta (Buenos Aires, 1953), Propio laberinto, inédito

Foto: Angel Faretta en FB

jueves, junio 18, 2015

Kim Hyesoon / Una canción

















(Un poema compuesto en el año 28 d. C)

Cuando mi madre muerta viene
y me pide que le dé mis zapatos
me quito los zapatos.

Cuando mi madre muerta viene
y me pide que la levante porque no tiene pies
me quito los pies.

Cuando mi madre muerta viene
y me pide que le dé, le dé
hasta me arranco el corazón.

En el cielo, las montañas se alzan, los caminos suben.
En un lugar donde no hay nadie
dos redondas lunas ascienden.

Kim Hyesoon (Uljin, República de Corea, 1955), Mother must be a fountain of feathers, Action Books, Notre Dame, Indiana, Estados Unidos, 2008
Traducción del coreano al inglés, Don Mee-choi
Traducción del inglés al castellano, Jonio González


A SONG

(A poem composed in 28 A.D. Korea)

When my dead mother comes to me
and asks me to lend her my shoes
I take off my shoes.

When my dead mother comes to me
and asks me to hold her up, for she has no feet
I take off my feet.

When my dead mother comes to me
and asks me to lend her, lend her
I even rip out my heart.

In the sky, mountains rise, trails rise.
At a place where there is no one
two round moons ascend.

---

miércoles, junio 17, 2015

Raúl Gustavo Aguirre / César Vallejo

















era niño y traía
sus abuelos de piedra bajo el brazo
los nervios del metal en la garganta
su multitud de hijo

le dijeron si creces
taparemos tus labios con un círculo
cavaremos tus ojos
y tiraré del mar si no te cierras

pero césar creció y entre su carne
se hicieron tres silencios de madera
y el cuarto día le tosió una imagen
en su heráldica oscura de maíz

creció sin primavera endurecido
por cada gota que llovía
sobre el mundo bronceado de su torso
sobre las tierras arduas de sus dedos

dio su entero revés
sus puertos de insegura latitud
grave y celeste clavo y su martillo

creció profundo y a pedazos
defendiendo sus vértebras
del inca y el pizarro
con su horizonte perpetrado a puño
y el fondo de su cuerpo sobre el día

le cortaron con todos los cuchillos
pero quedó y se queda y resistía
con su incendiado espejo y su estatura
con su ciudad salvaje y con su letra

tamborileó al azar sobre su nuca
hundió su fósforo hasta el eco turbio
españa rota le quebraba el muslo
y le cantaba el mundo hasta en los pies

miró un puente quebrado
donde un dios le imploraba sus orillas
y se quedó su brazo saludando
en un violento idioma

rígido y duro se quedó Vallejo
muro que dijo soy y no me quejo
de mi cuadrado azul y mis cometas

américa tembló con el costado
abierto por el hambre de sus venas
y se murió césar vallejo un día
en que acababa de empezar el aire

cuídate de la  sed húmedo hermano
le dijeron cerrándoles los ojos
en su medalla de entablar el sur

y el enfermo escribió que sus rodillas
eran aún dos esperanzas

así quedó vallejo niño y curvo
más hombre que la sal más orillado
y se acostó de vertical que era
sobre las puras olas de la muerte

Raúl Gustavo Aguirre (Buenos Aires, 1927-1983),"Cuerpo del horizonte" [1951], Obra poética. Edición, selección y prólogo de María Malusardi; epílogo de Rafael Felipe Oteriño, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2015

martes, junio 16, 2015

Hamutal Bar Yosef / Reaparece el sol













Reaparece el sol
a nuestras espaldas
sosteniendo un enorme manto de luz, dispuesto
a ayudarnos nuevamente a cobijarnos en él,
pero no todos a la vez.
Sólo las ofensas aún queman
las entrañas de la tierra,
que no puede conciliar el sueño
sin halagos y víctimas propiciatorias.
Oye: tras las tinieblas cantan
las espigas de trigo, o de arroz, o de maíz,
cuya ingestión calma un poco
las nostalgias y la ira.

Hamutal Bar Yosef (Galilea, Israel, 1940), El lugar donde duele, Vaso Roto, Madrid-México D.F., 2012
Trad. de Mario Wainstein y Florinda Goldberg
Envío de Jonio González

lunes, junio 15, 2015

Liliana Lukin / De "El libro del buen amor"










III

El mal, no los errores, perdura,
lo perdonable está perdonado hace tiempo, los
  cortes de navaja
se han cerrado también, sólo el corte que produce
  el mal,
ése no se cura, se reabre en la noche, cada noche.
                                        Ingeborg Bachmann


He descubierto una rama de odio
en la magnolia del parquecito:
no es de nadie el árbol, el paseo,
el descubrimiento.

De quién es el odio?
Ama la magnolia su brote,
su rama que estalla a punto
de floración bella y blanca?

Qué estupor ver esa especie
creciendo, su inocencia
aparente en la forma de
encarnar,

qué deseo de un
alerta a los sentados, los solos,
los amantes de la sombra,
decir: cuidado allí, cuidado así

yo misma asustada
todavía, conjeturando sobre
modos sorpresivos de proliferación
de un sentimiento

en el reflejo del cristal que el hielo deja
en el tapiz, el musgo en la terraza,
dentro del poso de la taza de café,
hay un odio que crece para alguien

en el cuajo de leche y en la cepa
del vino y en el hilo de coser
puede haber odio.

Camino hacia la zona de luz,
salgo del bosque casi artificial,
de utilería los bancos en la grava,

llevo la rama
pesada, todo lo que miro
se enturbia en el agobio
del recuerdo de un árbol.

Mala semilla durmiendo
entre nosotros, para siempre burlados
en la idea de un Jardín.

Liliana Lukin (Buenos Aires, 1951), El libro del buen amor, Ediciones Wolkowicz, Buenos Aires, 2015

Foto: Liliana Lukin por Eduardo Grossman en El Placard



domingo, junio 14, 2015

Tom Pow / Caravaggio en Dumfries

 








El primer día de primavera, Caravaggio
pasea sobre el viejo puente de piedra hacia el mercado. 

Allí, pide tres libras de manzanas reinetas,
dos manzanas deliciosas, una de bananas

y una de peras. El ojo le dice cuál está madura,
cuál es dulce, fresca o ácida. Por fin, señala 

un gran racimo de uvas azuladas. Per favore.
“Lindas, ¿eh?”, observa la vendedora –

una señora diminuta con un gorro negro Bulls y un
diente de oro centelleante. Nota lo

interesado que está su cliente en las uvas. 
Caravaggio piensa que más tarde las pintará, 

las incluirá en su conocido Joven Baco
ese retrato de sí de piel cetrina.

Tiene veintitantos –recién llegado del campo–
y lo que siente esa mañana cálida 

ante esos montones de frutas apiladas 
no es inocencia sino cándido apetito –

una apertura a toda fecundidad. La historia
lo llamará petrel de las tormentas, tempestuoso,

libidinoso; el mal genio así como la fiebre 
con el tiempo van a matarlo. Pero esa mañana

todo eso parece improbable; imposible incluso,
cuando se dirige a la casa, meciendo sus cinco bolsas de fruta.

En la cabecera del puente, un cisne de un par 
gira alrededor de sus crías, se eleva desde el río

y alza sus alas. Una porción de luz blanca
impacta en Caravaggio con una sacudida de placer

como el muslo abierto de una amante, una magnificencia
que se pliega en sí misma, como de hecho se pliega la luz 

en la oscuridad. Una lección que su ojo asimila
antes de volver cruzando las aguas espumosas. 

Tom Pow (Edimburgo, 1950), Landscapes and Legacies, Iynx Publishing, Escocia, 2003
Traducción de Jorge Fondebrider

Nota de edición: Dumfries, ciudad del sudoeste de Escocia, sobre el río Nith poco antes de su desembocadura en el Solway Firth, brazo de mar que forma parte de la frontera con Inglaterra


CARAVAGGIO IN DUMFRIES
  
On the first ever day of spring, Caravaggio
strolls over the old stone bridge to market.

There, he orders three pounds of pippins,
two of red delicious, one each of bananas

and of pears. His eye tells him what’s ripe,
what’s sweet, crisp or tart. Lastly, he points

to a large bunch of inky-blue grapes. Per favore.
“Nice ones these,” remarks the vendor -

a tiny lady in a black Bulls cap with one
winking gold tooth. She’s noticed how

taken her customer is with the grapes.
Caravaggio thinks he’ll paint them later,

include them in his knowing Little Bacchus -
that sallow-skinned portrait of his self.

He is twenty or so - fresh from the country -
and what he feels this warming morning

standing before these piled fruit stalls
is not innocence but wide-eyed appetite -

an openness to all fecundity. History
will call him stormy petrel, tempestuous,

libidinous; temper as much as fever
will eventually kill him. But this morning

all that feels so unlikely; impossible even,
as he heads for home, cradling his five bags of fruit.

At the bridge head, one of a pair of swans,
circling its young, raises itself from the river

and lifts up its wings. A slab of white light
hits Caravaggio with a shock of pleasure

like a lover’s open thigh, a magnificence
that folds in on itself, as indeed light folds

into darkness. A lesson his eye takes in
before he returns across the sparkling waters.

viernes, junio 12, 2015

Natalia Fortuny / Anoche con mis hermanas










Anoche con mis hermanas
decidimos por chat lo que iría
en la lápida de nuestro padre
con mensajitos discutimos
si te extrañamos en presente
si el amor es igual a la enseñanza
si la cruz, los peces, el mármol
pusimos empeño, cada una en la oscuridad
del dormitorio de su casa
las pantallitas
como luz negra revelaron los dientes
cuando un chiste
-no habíamos reído así antes
será el filo de su herencia-
nos estalló en carcajadas.

(inédito)

Natalia Fortuny (Buenos Aires, 1977), Muerte, Prismática Argentina, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2015

jueves, junio 11, 2015

Tom Pow / Cangrejos: Tiree













Atamos un gusano de grasa de panceta
a una roca chata con tanza
y la lanzamos desde la orilla
al agua clara
de la bahía. Cayó suavemente

sobre la arena y las algas.
Un tirón nos dijo que había picado
o vimos al cangrejo mismo
aferrado a la grasa en jirones tirando de ella
de manera constante: ese era el truco.

Demasiado pronto, demasiado fuerte
y se dejaba caer desde la sombra
de su piedra, evadiendo torpemente
su destino. Pero suavemente
jalando de la áspera línea

de un puño al otro
y ellos venían a nosotros
como bultos de lava, el agua
escurriéndose por sus lomos.
Silenciosamente tercos

colgaban
de un a pinza improbable
antes de la sorda rajadura cuando golpeaban
contra la pared del muelle o el costado
de los baldes en que los conservábamos.

En hilera
cuatro o cinco de nosotros, chicos de vacaciones
competíamos diariamente hasta que cada
balde era una masa de agua salobre
de temible loza

burbujeante debajo
de su piel del agua salada.
¿Qué fue de todos ellos? –
nuestra fila de baldes, el gran hedor
de nuestro deporte veraniego.

Fue un chico rubio
de Glasgow quien finalmente me hizo caer
patas arriba desde donde
me agaché sobre el muro del muelle.
Cuando me enderecé

estaba hundido hasta la cintura en aguas
infestadas de cangrejos. Nadie
podía sacarme. “Tienes que caminar
hasta la orilla”, gritó mi hermana
mientras mantenía las manos

bien alto por encima de mi cabeza
pensando que al menos podría
salvarlas. Pero, ¡qué hermoso
era todo a mi alrededor! La salpicadura
de verdes parcelas

y lagunas de intenso azul,
los conejos, las flores amarillas
sobre la costa pelada. El cielo
era insondable; todo estaba en silencio.
Y yo estaba ahí

moviéndome lentamente a través
de esa perfecta cuña azul
cargando el terror en una mano, culpa
en la otra, dejando la estela breve
para marcar mi vergüenza.

Tom Pow (Edimburgo, 1950), Landscapes and Legacies, Iynx Publishing, Escocia, 2003
Traducción de Jorge Fondebrider

Nota de edición: Tiree, isla de Escocia, la más occidental de las Hébridas
---
Foto: Tom Pow en tompow.co.uk

miércoles, junio 10, 2015

Irene Gruss / Cierro los ojos

         









            



 La sombra del objeto cae sobre el yo.
                                 Sigmund Freud

"Cierro los ojos y no recuerdo mi rostro. ¿Te conoces a ti mismo, tú?" –la redundancia no es tal. La que habla es un clon, un recuerdo, algo por el estilo. Una invención de Stanislav Lem que pasó a Andrei Tarkovsky y llegó al televisor, precisamente hoy que no me he mirado al espejo.

(inédito)
---
Irene Gruss (Buenos Aires, 1950), en Casta Diva 25.5.2015

martes, junio 09, 2015

Jorge Rivelli / la carta de tuñón













me desperté cinco veinticinco………..
………………la carta que tuñón llevaba
……………………..en el bolsillo del saco
salgo a las siete voy a hablar de poesía
llevo el morral con el libretón meridiano
la cross poemas ………………………………..
y un libro de cardenal ……………………...
………………la carta que tuñón llevaba
                             en el bolsillo del saco
…………………………………………………….
si la noche me acostó
entre cena de arroz
& valpolicella
fue porque la lluvia
elevó la fiebre
de la tarde
en el invernadero
de la casa de campo
de tomás jofré
………….……la carta que tuñon llevaba
……………………..en el bolsillo del saco
…………………………………………………..
…….hay cierta dificultad en explicar
porque hoy miércoles 14 de agosto
la niebla ocupó el lugar de la resaca
y todo lo que me rodea es limpio
y fresco y la bruma es ahora
en el estómago con + dificultad
en el cráneo que la resaca del día
anterior cuando hoy pude desayunar
sano & celestial como trapense ……….
…………………………………………………….
…..solía bajar gradualmente
el pie en el acelerador la ruta desierta
hacia mercedes……………………………….
…………………fiambres del lugar…decía…
……………………………………………………….
…..tomé el subte a las ocho y cinco
                           hasta la estación callao…
y caminé caminé con el frío
en las manos y la cara y pensaba………..
.…………………la carta que tuñón llevaba
………………………..en el bolsillo del saco
                    y …………………por qué perón
        le envió un comentario a leónidas
     del libro el saboteador arrepentido
…..……………………………………………………….
                               se hacen cortas las tardes
               cuando acompaña el vino la lluvia
la desmenuzada charla de mulitas quesos
                             y la revolución libertadora
……………………………………………………………
                  …..los reyes católicos y nietzsche
         son las piezas fundadoras del nazismo
……………………………………………………………
las figuras
los naipes y las figuras
los palos de los naipes
y las figuras
heraclio fournier
la figura de las barajas
el juego
……………………………………………………………….
…………………………..la carta que tuñón llevaba
…………………………………en el bolsillo del saco
…………………………………………………………………
……………………………………………….en el subte
…….una señora me habla de dios con énfasis
………………………………….mientras la escucho
……………………………………………. creo en dios
………………………………………………………………
………………………………….. y después también
……………………………………………… la iglesia…
………………fui a misa varias veces y volví……
……………………………..…………………………………
…….decía que el queso + el salame
                                 de mercedes son excelentes
                                                 siempre & cuando
…………… lo acompañes con valpolicella……..
apenas entramos a la casa de campo
las tres primeras mesas
las ocupan
un grupo de parroquianos
que juegan al truco
…………….tantean con porotos….como antes…
…el sol o la silueta del sol o los brazos
y ojos del sol a esa hora
parecía que se filtraba por las ramas
………..de los árboles & acomodaba los naipes
………………………….hacía trampa……………..
……………………………………………………………
…y dios es la luz que nos da la esperanza
…………………………………….al salir a trabajar…
………………………… decía la señora del subte…
……………………………………………………………….
…………………….soldados de la segunda guerra
……………………………..usaban máscaras de gas
…………………………………..que dick vio en dios
… cuando se le presentó en un cuarto de cielo
…………………….para perdonar a los pecadores
………………………………………………………………
……………………..la carta que tuñón llevaba
…………………………..en el bolsillo del saco:
…………………………………………………………………
                                  se conocieron en una calle
                                                                  de berlín
un viernes a las cuatro y cincuenta y siete
………………………………………………..de la tarde
dora kaplán & herbert selpin
a los dos días fueron al cine a ver
                                               ( ladrón de bicicletas)
y salieron abrazados….beso tras beso…..
…los condenados sueñan
con fantasmas tan heridos como ellos
y  nunca están solos
un perro los acompaña a todos lados…
…………la intensidad de este breve romance
                      quedará marcado en la historia…
……………………………
dora y herbert
se instalaron en un hotelde budapest…
………………………………la carta que tuñón llevaba
…………………………………….en el bolsillo del saco:
……………… la intensidad de este breve romance
                          quedará marcado en la historia….
……………………………………………………………………
almorzaban tarde en alguna taberna
iban al cine en la última función…
evitaban la multitud…………………………………………
cenaban en el hotel ….
……………….paseaban por la ciudad beso tras beso
……… dejaron sus oficios sus funciones ……
la carta que tuñón llevaba en el bolsillo del saco:
queridos dora y herbert:
la tarde que nos conocimos en alexanderplatz
fue el inicio de lo que para el poeta es
materialización de la metáfora de la pasión
jamás voy a olvidar sus voces envueltas
a años luz de la realidad cotidiana
y no me preocupa que el mundo
pierda a un artista con destreza
y al puño imantado de cambios revolucionarios
creo que viajo a mediados de agosto
para alojarmeen el mismo hotelde budapest
nos encontramos para  hacer realidad
……………………………………ese maravilloso poema…
la carta que tuñón llevaba en el bolsillo del saco
……………………………………………………………………
………………………………nunca partió a su destino
al enterarse que a ella…………………………………..
…………………………………la ejecutaron en moscú
………………..él se ahorcó en una cárcel de berlín
…………………………………………………………………..
…camino a la giralda por un café…………………..
……………………………………………………………….
…se cruzan en mi cabeza tomás jofré
la señora del subte y ……………………………………
…………………… …………la carta que tuñón llevaba
………………………………………en el bolsillo del saco
…………………………………………………………………….
y ella con una mariposa atrás de la oreja…………
……………………………………………14 de agosto 1974

(inédito)

Jorge Rivelli (Buenos Aires, 1954-2020)

--
actualizado jun. 2020

lunes, junio 08, 2015

Sonia Scarabelli / El arte de silbar










Silbo, y al rato un eco se desprende,
como si llegara alto va y se queda
flotando en el aire.
Silbar no es de mujeres pero él
nos enseñaba a todos por igual,
mis hermanos y yo: silbar, nadar, pescar.
Después crecimos y recuerdo haber sentido
la soledad de ser una mujer
como quien marcha hacia el exilio,
sobre todo del padre,
que en el sueño de anoche
se apareció de pronto en una ruta solitaria.
Diferente y el mismo, como siempre,
a la luz de los faros de un coche, dice:
hija, de la vida no se huye.

Sonia Scarabelli (Rosario, Argentina, 1968), El arte de silbar, Bajo la Luna, Buenos Aires, 2014

Foto: Sonia Scarebelli en Apóstrofe

domingo, junio 07, 2015

Carlos López Beltrán / Dos poemas

















Se me fue

Sinfín de gentes me vienen y se van de mí.
Las veo acercarse, liarme, desdeñarme.
Las miro alejarse con intenciones que ya olvidan.
Dejando lazos de emoción y listones de risa.
Vórtices de gestos y diálogos que el tiempo ahueca.
Repeticiones en el video de esta vigilia sinfín.


El hombre que rozó el equilibrio

En las gavetas, en las presillas y goznes que nadie intuye,
él confía... Mueve su peso como se mueve un cisne
en un recuerdo de principios de siglo...
y nudoso en lo oscuro algo se asienta y cimbra.

Puebla la sala como un animal de electromagnetismo puro
y un agotado metal que no toca y un cordel
trenzado que no lo suspende aprietan las cavernas
de sus hormigueros y chirrían...
No titubea cuando pisa las pausas:

los concéntricos pliegues que ondulan tras sus pasos
son azules y escupen transparencias.
Algo insulta a la madera, al vidrio, a las resinas,
cuando flota y el candil de la calle se desploma.

Carlos López Beltrán (Minatitlán, México, 1957), Hembras desarboladas y otros hombres fuera de lugar, Universidad del Claustro de Sor Juana y Ediciones Sin Nombre, Ciudad de México, 2014

sábado, junio 06, 2015

Carlos López Beltrán / El soltero envejece
















Los síntomas acuden en cascada;
ese cartílago que ya no soldará,
huecos entre las muelas volviéndose,
como viejos amigos, problemas al digerir;
tribulaciones en el sueño.
El vago, flotante afán de ese cuerpo
por escombrarse, pulirse, acicalarse,
declina y se acumulan las predecibles,
insidiosas deformidades de los dedos,
en torno al cuello, en la cintura.
Apartados ya del cruel estanque iluminado,
los enclaustrados y atroces generales
han perdido interés en él.
Vacilante objetor de aquella guerra
en la que no se atrevió a enrolarse
(mas igual que las hornadas quejumbrosas
que desde allá regresan), se desarma
pieza a pieza. La defraudada
soldadesca de sus músculos e inteligencia
no alcanzará a comprender lo apabullante
de la derrota; se acoge a la amnistía
de unos años más con apetito.

Carlos López Beltrán (Minatitlán, México, 1957), Hembras desarboladas y otros hombres fuera de lugar, Universidad del Claustro de Sor Juana y Ediciones Sin Nombre, Ciudad de México, 2014

viernes, junio 05, 2015

Germán Arens / Las nanoplantas son plantas muy pequeñas











Las envasamos en recipientes de vidrio
y las vendemos en forma de llaveros.

Hortensias y malvones han pasado de moda,
la gente se desvive por las plantas tropicales.

Además de flores, orquídeas y rosales
tenemos árboles, arbustos y bambúes.
El vivero está ubicado en las afueras,
mi socio es paisajista recibido en Buenos Aires.

También está la opción de llevar plantas carnívoras,
se las riega con el agua de la lluvia.

Anexamos hace un tiempo las acuáticas,
es cuestión de animarse a cultivarlas;
a los peces de colores hacen de refugio
y en verano están en todo su esplendor.

Germán Arens (Bahía Blanca, 1967), Cagliero, El Ojo de Mármol, La Tablada, Buenos Aires, 2014

Foto: Germán Arens en FB

jueves, junio 04, 2015

James Wright / Sueño de sepultura










Nada quedó de mí
excepto mi pie derecho
Y mi hombro izquierdo.
Yacían blancos como la hebra de una araña flotando
en un campo de nieve hacia un oscuro edificio
agitado y manchado por el viento.
Dentro del sueño, yo seguía soñando.
Una procesión de viejas
cantaba suavemente sobre mí,
leves como mosquitos cerca del agua estancada.

Así esperé, en mi galería,
escuché al mar
llamarme.
Sabía que, en algún lugar afuera, el caballo
estaba ensillado, hurgando en la hierba,
esperando por mí.

James Wright (Martins Ferry, Estados Unidos, 1927-Nueva York, 1980), Alberto Girri, 15 poetas norteamericanos. Segunda serie, Bibliográfica Omeba, Buenos Aires, 1969

De la nota del traductor: "En ambos [William Carlos Williams y James Wright], lo positivo y original reside en que detrás de una forma lineal, muy clara, se mueven complejas relaciones entre el mundo exterior y la mente del hombre en contacto con las fuerzas naturales."

miércoles, junio 03, 2015

Raúl González Tuñón / La locura blanca













Hasta esos hombres lívidos, en las cámaras del fuselaje
o el óvalo perfecto, aceitado y flamante
de los alevosos submarinos,
o medio enterrados en el lodo de la trinchera temerosa
o el hoyo desconfiado, abierto por obuses,
o aquellos que anduvieron con Jim Morrison, de Illinois,
o los que vieron
el resplandor fugaz del hacha de Larsen, el Negro, que era blanco,
podrían comprender todo lo que hay de trágico
bajo la noche, en ese entierro,
entre la nieve del Gran Silencio Blanco.

Acosados por una locura que no es la vulgar,
ni la locura roja de la guerra,
ni la locura verde de la selva.
Por la locura blanca.
Locura de espejismo, de la Fata Morgana de las nieves eternas,
y del iceberg errante
y de los precipicios permanentes
y de los ventisqueros palpitantes.
Locura de sentirse alejados del mundo,
y hasta fuera del mundo y del recuerdo.
En medio del silencio que después de los siglos florecía
en la voz y en los gestos humanos. En la angustia.

Fue en la hora del entierro de un desventurado.
Murió aplastado por el hielo implacable,
al desprenderse de pronto la barquilla
(como de pronto se desprende y cae un sueño)
del aerostato poderoso
que el noble comandante Nóbile comandaba,
y en la misión piadosa y fraternal
había ido al país de la nieve, lejano,
y libre, y silencioso.

Habían apartado los escombros,
de la barquilla destrozada,
y los bloques del hielo, y de la sombra.
Y Vicenzo Pamella allí estaba tendido.
Un joven rubio y fuerte.
Con sus ojos cegados por la locura blanca.
Arrebatado por la blanca muerte.
Sus mismos camaradas la cavaron la fosa.
Era en el mismo corazón del Polo.
Y lo enterraron.
Y de la audacia y la pasión y el sacrificio hablaron.
Luego al volver los ojos al horizonte pálido,
fue como si miraran hacia adentro;
habíanse olvidado de mirar hacia afuera.

Estaban allí rígidos; estaban blancos, blancos,
en medio de la gran locura blanca
del Gran Silencio Blanco.

Raúl González Tuñón (Buenos Aires, 1905-1974), "A la sombra de otras latitudes", A la sombra de los barrios amados, Editorial Lautaro,  Buenos Aires, 1957
---
Foto: Archivo familiar

martes, junio 02, 2015

Evgueni Evtushenko / No te des prisa




Date prisa, ven pronto junto a mí,
Si estoy lejos, si no hallo una salida,
Si hay nubes de tristeza en mi ventana,
Si mi vida es como una pesadilla.

Date prisa, si ves que estoy dolido,
Date prisa, si estoy callado y triste,
Date prisa, si añoro a algún amigo,
Date prisa, ven pronto junto a mí…

No te des prisa, cuando está
Lejos la pena, y estás a mi lado,
Dicen que “sí” las hojas y las aguas,
Las luces, y los trenes, y los astros…

No te des prisa, cuando se miran las miradas,
No te des prisa, cuando no hace falta la prisa,
No te des prisa, cuando el mundo está callado,
No te des prisa…

Evgueni Evtushenko (Zima, Rusia, 1932-Tulsa, Estados Unidos, 2017))
Traducción de Pablo Anadón
Córdoba, 31-V-15

Foto: Evgueni Evtushenko, Estados Unidos,  1993 Infobae/Reuters

НЕ СПЕШИ 

Ты спеши, ты спеши ко мне, 
Если я вдали, если трудно мне, 
Если я словно в страшном сне, 
Если тень беды в моём окне... 

Ты спеши, когда обидят вдруг, 
Ты спеши, когда мне нужен друг,
Ты спеши, когда грущу в тиши, 
Ты спеши, ты спеши...

Не спеши, не спеши, когда 
Мы с тобой вдвоём и вдали беда, 
Скажут "да" листья и вода, 
Звёзды, и огни, и поезда... 

Не спеши, когда глаза в глаза... 
Не спеши, когда спешить нельзя... 
Не спеши, когда весь мир в тиши... 
Не спеши, не спеши...

---
act. 2017

lunes, junio 01, 2015

Vincenzo Anania / La noche en que











La noche en que sintió el dolor
invadirle la mente (un roer
-decía-, un sonido hirsuto),
la nada donde estaban los pulmones
lentamente se llenó de agua,
y de troncos, y de un diligente castor:
para mí, en ese cuerpo se fabricaba
la ágil barca del quién sabe dónde.
Esto
-sobre el fondo, un horizonte verde-,
narrando, trazaba en el aire lento,
con aquellos seguros gestos de pintora.
Y yo, anclado al lecho de pavor
y de luz.

Vincenzo Anania (Trani, Italia, 1932-Roma, 2013), Le ali di Darwin. Poesie 1993–1998, Loggia de’ Lanzi, Florencia, 1999
Versión de Jorge Aulicino
Vía Antonio Bux



La sera che sentì il dolore
invaderle la mente (un rodere
–diceva– un suono irto)
il niente dov'erano i polmoni
lentamente si riempì d'acqua,
e di tronchi, e di un alacre castoro:
per me in quel corpo si fabbricava
l'agile barca del chissà dove.
Questo
–e sullo sfondo un orizzonte verde–
narrando tracciava nell'aria lenta
con quei sicuri gesti di pittrice.
E io ancorato al letto di paura
e di luce.