domingo, enero 31, 2010

Alberto Girri / Un diálogo con lectores


de archivo

Propiedades de la magia

“Diálogo abierto” en la Feria del Libro. El autor invitado, el notable y complejo Alberto Girri, llega en punto a la sala Victoria Ocampo. Saco de tweed marrón, corbata al tono. No hay nadie, excepto este cronista, y el poeta opta por darse una vuelta. Cuando regresa al potro de los tormentos, seguramente deseando que los verdugos sean por lo menos formales, unas veinte personas ocupan butacas. El número se duplica mientras se realiza el protocolo de presentación por parte de una representante del Comité Ejecutivo de la Feria. Se cumple lo que el poeta había predicho, en confesión, al cronista: “Hay público para todo”.
Se verá, en estas actas, que lo que el público espera que un escritor le diga, el escritor no lo dice. Esto es, quiere que le diga quién es (el escritor, él mismo), es decir, todo.
En el diálogo con Girri hubo dos o tres –digamos, cuatro- personajes clave. Un lector preocupado por definir, aprehender, un lenguaje complejo, como el de la poesía moderna. Es un hombre honesto y el fenómeno Girri le significa un obstáculo. Lo llamaremos “el Lector Inquieto”. Hubo otro personaje, a quien representaremos como una señora que busca respuestas extraliterarias, predicciones más o menos tranquilizadoras sobre la humanidad en general. La llamaremos “la Dama del Oráculo”. Y hubo también “la Defensora Equivocada” y “la Fiscal Displicente”.
Abrió el fuego el Lector Inquieto. Quiso saber, más o menos, cómo nace un poema.
Girri: El poema se hace. Todo consiste en ser la persona indicada. Si no se es la persona indicada, de nada le va a servir que utilice el arsenal de palabras prestigiosas y situaciones presuntamente poéticas. Si es la persona indicada, así tome una línea de la guía del ferrocarril o el fragmento de un chiste, el resultado será el poema.
De inmediato entró en acción la Dama del Oráculo. Preguntó si Girri cree que en esta época esta naciendo un hombre nuevo.
Girri: En todas las épocas nace un hombre nuevo. La poesía es una expresión de ese nacimiento. El lenguaje no es un hecho natural, sino social; se supone que cada época tiene códigos semánticos y culturales que son diferentes, que configuran puntos de vista diferentes. Si usted me pregunta por un hombre ideal, le diría que, como el superhombre de Nietzsche, nunca llega, siempre está más allá, sabremos mucho después si existe hoy un hombre nuevo.
No perdió oportunidad el Lector Inquieto. Su propósito era evidentemente desmenuzar la roca Girri. Tuvo varias y repetidas intervenciones en ese sentido y, seguramente, se fue insatisfecho. Preguntó el Lector Inquieto si Girri tiene su propio código.
Girri: Por muchos que desarrolle de manera privada su actividad, ningún poeta está apartado del código de la sociedad en la que vive. Cada época transmite sus influencias a los escritores a través del lenguaje. Y ese lenguaje está imbuido de códigos culturales. Por eso, la poesía contemporánea está acusada de ser abstrusa o complicada, situación que proviene de que en realidad está reflejando algo que es muy similar a eso. Usted me pide mi clave. Eso sería suponer que lo que escribo es una caja fuerte de la que basta conocer mi combinación. Yo creo que todo consiste en un estado de atención. En estar leyendo lo que se está leyendo y no lo que uno espera estar leyendo.
Desafortunada intervención de la Defensora Equivocada: He tenido un programa de radio y, para elegir sus poemas, señor Girri, yo se los daba a leer a una mucama analfabeta y oligofrénica. Cuando ella lloraba, yo los elegía.
Girri: No sé si ponerme contento.
Defensora: Es que eran sus mejores poemas; es una cosa muy rara.
Girri: Usted parte de una petición de principios. Da por demostrado que eran los mejores poemas.
Defensora: Eran los poemas que tenían más éxito en mi audición.
Girri: No sé, soy ajeno a eso. Usted sabe que, según el Evangelio, el espíritu sopla donde quiere.
El Lector Inquieto ha tenido tiempo de pensar estrategias y nuevos modos de abordaje. Los intenta pidiéndole a Girri que hable sobre sus gustos literarios. Para Girri, “Borges sigue siendo lo más importante en poesía. Lo curioso es que, para la poesía, su importancia se ha desarrollado desde las particularidades de su prosa. A través de un sentido dramático del lenguaje, a través de una entonación que, sin dejar de ser rioplatense, produce un salto de enorme dimensión en relación con el espíritu tradicional del idioma español. La experiencia fundamental de él, desde el punto de vista lingüístico, abarca prosa y verso. Justamente Italo Calvino ha dado aquí una conferencia sobre el lirismo en la prosa. De eso hablamos”.
Interrogado sobre autores, Girri debió soportar la inquisición de la Fiscal Displicente: ¿Qué opina usted de Alfonsina Storni? Girri: Balbuceo, anécdotas personales sin asidero estético, cosas que impresionan de manera epidérmica. Fiscal Displicente: Figura en antologías, se la estudia en la Universidad. Girri: ¿Sabe usted cómo se llamaba el poeta más importante en la época de Goethe? (Lo dice: es un nombre ignoto). Nadie lo sabe hoy. Fiscal Displicente (acomodando su plata en el monedero): ¿Qué opina usted de Alfonsina Storni? (Caos en la sala).

Jorge Aulicino
Clarín, Buenos Aires, 14 de abril de 1984

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