[Va este poema que recién acabo de hacer para este año que así apunta. Felicidades.
P.S.]
El año que viene
Ha caído una nevisca, no la esperaba.
Todavía oscuro, creí que llovía, que
lo que golpeaba en el techo translúcido
era la lluvia,
y pensé en el día gris que venía.
De repente vi la pureza blanca,
el asomo a una paz, lo quieto del jardín
cubierto por una pelusa,
una gasa de blancura entredejando manchones verdes,
desde la cocina,
en pendiente hacia arriba, hacia la calle
entre las ramas ahora peladas,
desde el escurridero.
En el césped queda el trazo fino del venado,
que hace cuna en la película de nieve,
su huella al descubierto.
Lo blanco es una ligereza.
Atrás, una capa de cuentas desparramadas
en la terraza de cristal. Me asomo.
No se puede pisar sin que suene.
Pedro Serrano (Montreal, 1957)
Adjunto: un venado
De Serrano en este blog:
Helada en Auxonne / Desagüe
El año que viene
Ha caído una nevisca, no la esperaba.
Todavía oscuro, creí que llovía, que
lo que golpeaba en el techo translúcido
era la lluvia,
y pensé en el día gris que venía.
De repente vi la pureza blanca,
el asomo a una paz, lo quieto del jardín
cubierto por una pelusa,
una gasa de blancura entredejando manchones verdes,
desde la cocina,
en pendiente hacia arriba, hacia la calle
entre las ramas ahora peladas,
desde el escurridero.
En el césped queda el trazo fino del venado,
que hace cuna en la película de nieve,
su huella al descubierto.
Lo blanco es una ligereza.
Atrás, una capa de cuentas desparramadas
en la terraza de cristal. Me asomo.
No se puede pisar sin que suene.
Pedro Serrano (Montreal, 1957)
Adjunto: un venado
De Serrano en este blog:
Helada en Auxonne / Desagüe
menuda belleza
ResponderBorrarquerido Pedro
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