viernes, febrero 28, 2025

Ikkyu Sojun / Dos poemas




Sufrimiento en medio del gozo

Gautama experimentó esto: prendas de cáñamo;
por asiento, un montón de hierba.
Esa fue su condición durante seis años.
Una mañana, mientras observaba con cuidado,
contempló la desoladora soledad de su nombre
tras abandonar su cuerpo en el Pico del Buitre.

El buey

Lo único que hice fue enseñar en medio de las bestias.
Lo que puedas hacer dependerá de tu situación;
tu situación dependerá de lo que puedas hacer.
Nacido de nuevo, olvidé mi antiguo origen;
ya nadie sabe cuál era mi nombre monástico en aquella época.

Ikkyu Sojun (Kioto, Japón,1394 -Kyōtanabe, Japón, 1481), Zen Hilo Rojo, Miraguano Ediciones, Madrid, 2001, vía Biblioteca Ignoria
Traducción: Pedro Castro Sánchez
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Ilustración:Ikkyu Sojun por Shoto Bokusai, siglo XV

jueves, febrero 27, 2025

Herta Müller / Otros collages




cuando gente fina le pregunta en la cara
a mi madre cómo se puede llevar ese peinado apilado
como una máquina de coser medio cubierta de piel
a mí me da vergüenza aunque ella dice
en el fondo ellos provienen casi de la
nada como aserrín y perros vagabundos
y nosotros


*

cuando perdí el tren de la tarde le dije al
jefe de ferrocarril voy a recostarme un rato en
el banco él dijo adelante y
supervisó las piezas engrasadas de la barrera
las articulaciones de sus manos parecían patas delanteras de grandes
perros que doblan donde están las torres de agua porque
tienen miedo a la sombra él quiso
saber si pienso en el hermano en prisión
pregunté lo conocés él dijo
casualmente no
estaba previsto

Herta Müller (Niţchidorf, Rumania, 1953), Los señores pálidos con las tazas de moca,  Carl Hanser, Múnich-Viena,2005 
Versiones: Silvana Franzetti 

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Foto: Herta Müller en una conferencia de Prensa en Berlín  días después del anuncio de que había ganado el Premio Nobel. Andreas Rentz/Getty Images


     


miércoles, febrero 26, 2025

Wislawa Szymborska / Dos poemas



Rehabilitación

Aprovecho el más antiguo derecho de la imaginación
y por primera vez en la vida convoco a los muertos,
observo sus rostros, escucho sus pasos,
aunque sé que el que ha muerto ha muerto de verdad.

Ya es hora de tomar nuestra propia cabeza entre las manos
y decirle: pobre Yorick, ¿dónde está tu ignorancia,
dónde tu confianza ciega, dónde tu ingenuidad,
tu ya-saldrá-de-alguna-forma, el equilibrio de tu alma
entre la verdad comprobada y la no comprobada?

Creí en su traición, creí en que no merecen nombre
ya que la mala hierba se burla de sus desconocidas tumbas
y los imitan los cuervos y las nevascas se mofan de ellos
—pero éstos fueron, Yorick, sólo falsos testigos.

La eternidad de los muertos dura
mientras se les paga con memoria,
moneda inestable. Y no hay día
en que alguien no pierda su eternidad.
Hoy de la eternidad sé aún más:
se puede dar y quitar.
Al que se ha llamado traidor
tiene que morir junto con su nombre.
Pero nuestro poder sobre los muertos
exige una balanza imperturbable:
para que el juicio no se haga de noche
y para que el juez no esté desnudo.

La tierra hierve y ellos, que ya son tierra,
se levantan, terrón tras terrón, puñado a puñado,
salen del silencio, vuelven a sus nombres,
a la memoria del pueblo, a los laureles y aplausos.

¿Dónde está mi poder sobre las palabras?
Las palabras cayeron al fondo de las lágrimas,
palabras, palabras incapaces de resucitar a la gente,
descripción muerta como una fotografía junto al resplandor del magnesio.
Y ni siquiera a un mínimo aliento los puedo despertar
yo, Sísifo asignado al infierno de la poesía.

Vienen hacia nosotros. Y filosos como diamantes
—en las vitrinas brillosas por enfrente,
en las ventanas de acogedores departamentos,
en los lentes rosados, en los vasos,
cerebros, corazones— calladamente van cortando.                                                                                    

Llamando al Yeti, 1957

                                                                                            [GB]

El odio

Miren qué buena condición sigue teniendo
qué bien se conserva
en nuestro siglo el odio.
Con qué ligereza vence los grandes obstáculos.
Qué fácil para él saltar, atrapar.

No es como otros sentimientos.
Es al mismo tiempo más viejo y más joven.
Él mismo crea las causas
que lo despiertan a la vida.
Si duerme, no es nunca un sueño eterno.
El insomnio no le quita la fuerza, se la da.

Con religión o sin ella,
lo importante es arrodillarse en la línea de salida.
Con patria o sin ella,
lo importante es arrancarse a correr.
Lo bueno y lo justo al principio.
Después ya agarra vuelo.
El odio. El odio.

Su rostro lo deforma un gesto
de éxtasis amoroso.

Ay, esos otros sentimientos,
debiluchos y torpes.
¿Desde cuándo la hermandad
puede contar con multitudes?
¿Alguna vez la compasión
llegó primero a la meta?
¿Cuántos seguidores arrastra tras de sí la incertidumbre?
Arrastra solo el odio, que sabe lo suyo.

Talentoso, inteligente, muy trabajador.
¿Hace falta decir cuántas canciones ha compuesto?
¿Cuántas páginas de la historia ha numerado?
¿Cuántas alfombras de gente ha extendido,
en cuántas plazas, en cuántos estadios?

No nos engañemos,
sabe crear belleza:
espléndidos resplandores en la negrura de la noche.
Estupendas humaredas en el amanecer rosado.
Difícil negarle patetismo a las ruinas
y cierto humor vulgar
a las columnas vigorosamente erectas entre ellas.

Es un maestro del contraste
entre el estruendo y el silencio,
entre la sangre roja y la blancura de la nieve.
Y ante todo, jamás le aburre
el motivo del torturador impecable
y su víctima deshonrada.

En todo momento, listo para nuevas tareas.
Si tiene que esperar, espera.
Dicen que es ciego. ¿Ciego?
Tiene el ojo certero del francotirador
Y solamente él mira hacia el futuro
con confianza    
                                                                     
Fin y principio, 1993
                                                                     [GB]

Wislawa Szymborska (Kórnik, Polonia, 1923-Cracovia, Polonia, 2012),Poesía no completa, edición y traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia, Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México, 2014

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martes, febrero 25, 2025

Catherine Barnett / En route



Sola en Siena, compré una botella de elixir,
Elisire di S. Caterina.
La basílica estaba cerrando, aunque las luces *
aún brillaban en la capilla lateral,
la capilla de mármol donde está la cabeza de Catalina,
momificada, dentro de una caja festoneada,
detrás de una reja, bajo llave,
lejos de su cuerpo aún enterrado en Roma.
Permanecí allí de pie unos pocos minutos.
tratando de entender. ¿Era ella arte o realidad?
Cerca de mí, un hombre se pasaba los dedos
por el cabello. Respirando.
Compuesto orgánico volátil mal iluminado
junto al relicario dorado.
Parecía el momento apropiado para tomar decisiones.
Paciencia, urgencia, perdón, aceptación.
Los elixires deben guardarse en relojes.
Hecho de bergamota y humo,
éste se esparce furtivamente por el amanecer
y quema cuando lo bebo como si fuera aguardiente.

Catherine Barnett (Washington D. C., Estados Unidos, 1960), Human Hours, Graywolf Press, Minneapolis, 2018
Versión de Jonio González.


* La autora se refiere a la Basílica di San Domenico, donde se encuentra la cabeza de la monja terciaria de los dominicos, santa Catalina de Siena, patrona de Italia, muerta en 1380 como consecuencia, se dice, de un riguroso ayuno. Los ciudadanos de Siena deseaban que sus restos volvieran a su ciudad, pero ante la negativa de las autoridades romanas, algunos fieles se hicieron con la cabeza de la santa y la guardaron en una bolsa. Según la leyenda, cuando los guardias les exigieron ver el contenido de la bolsa, sólo encontraron un cúmulo de pétalos de rosas. Según otra leyenda, los padres de Catalina se negaban a que ésta tomara los hábitos, pero cambiaron de parecer cuando vieron que una paloma se posaba en la cabeza de su hija. Véase Joan Mueller, Santa Catalina de Siena: Vida y milagros. (N. del T.)


EN ROUTE

Alone in Siena, I bought a bottle of elixir,
Elisire di S. Caterina.
The basilica was closing, though the lights
were still bright in the side chapel,
the marble chapel where Catherine’s head
is mummified, set in a scalloped case,
behind a grille, under lock and key,
far from her body still buried in Rome.
For a few minutes I stood there,
trying to understand. Was she art or fact?
The man next to me was running his fingers
through his hair. Breathing.
Volatile organic compound poorly lit
beside the gilt reliquary.
It seemed like the right time for resolutions.
Patience, urgency, forgiveness, acceptance.
Elixirs should be kept in clocks.
Made of bergamot and fumes,
this one spreads furtively across the dawn
and burns when I drink it down like spirits.
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lunes, febrero 24, 2025

Ricardo Güiraldes / De "El cencerro de cristal", 3





Leyenda
 
El río dijo al sauce: «Yo soy la vida y, en mi incesante correr, renuevo emociones».

El sauce dijo al río: «Yo soy el poeta, ¿no ves como te embellezco, rezando sobre ti las estrofas de mis ramas?»

Dijo el río: «Pues ven conmigo, tú me darás la belleza de tu canto, yo el encanto de nuevas bellezas».

Y aceptó el sauce; pero en la primer caída, la frágil armazón de verdura se desgarró sobre las toscas.

Y dijo el sauce: «Déjame, que si bien soy un momento de alegría en tu carrera, no puedo, sin romperme, seguirte todo el tiempo».
 
Y el río, para quien el sauce empezaba a ser carga, le depositó en un rincón sereno.

El sauce ha reverdecido y sus hojas besan el agua.

El río sigue su brutal correr, mas al pasar frente al poeta, amansa su delirio, y las aguas, acariciando las raíces, han labrado el remanso.

Un encanto fatal, envuelve aquel sitio dormido. La doncella que pasa, no debe ceder al llamado tranquilo.

La Porteña, 1913

 

Solo

Está el llano perdido en su grandura.
La tarde, sollozando púrpuras, aquieta
las coloreadas vetas,
que depura.

De la cañada el junquillal sonoro, 5
en rojo y oro,
detiene girones de color,
que haraganean, lentos,
sus últimos momentos.

No hay ni hombres, ni poblado.

Polvaredas, 1914



El nido
   
Donde más alto trepa la sierra, un pico agudo y liso apunta al cielo su puñalada de piedra.

El sol y el viento se astillan entre sus riscos.

Y si la nieve, en su base, le circunda con regio fulgor de pureza, emerge más frío, más puro; severo e inconmovible, en su negrura lustrosa.

Cuando la amenaza de enorme cilindro rojizo rueda del horizonte, como un toldo que se corriese sobre el mundo, las cosas todas se quejan, en terror de espera; la tierra empalidece a la amenaza brutal de la tormenta. Entonces un punto negro aparece en el espacio, crece y crece, mientras, en impetuosas curvas, viene ampliando la espiral de su vuelo.

Es el Cóndor.

El viento chirría en sus rehacias plumas. Y súbitamente, cerrando las alas, desciende en perpendicular hacia la cima, como un pedazo de infinito que cayera sobre tierra.

París, 1912

Ricardo Güiraldes (Buenos Aires, 1886-París, 1927), El cencerro de cristal, Librería "La Facultad", de Juan Roldán, Buenos Aires, 1915 Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

Más poemas de Ricardo Güiraldes en Otra Iglesia Es Imposible
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domingo, febrero 23, 2025

Paula Meehan / Cenizas



La marea entra; la marea vuelve a salir
lavando la playa de lo que la tormenta
ha dejado. Donde había rocas, hoy hay arena;
donde ayer arena, ahora rocas descubiertas. 

Entonces pienso en dónde sus restos mortales
podrían recalar en sus formas transmutadas,
pasado ahora un año desde que los arrojó mi mano
—queriendo detener el inexorable reloj. 

La que murió por su propia mano no puede saber
el simple amor que tengo por lo que ella dejó
detrás. No pude salvarla. No pude siquiera
intentarlo. Observo cómo sopla el viento
vida en la vela floja: el estrés de la urdimbre contra la trama
alza la nave detenida, la empuja hacia afuera.

Paula Meehan (Dublín, 1955), Painting Rain, Carcanet Press, Reino Unido,  2009
Traducción de Jorge Fondebrider

Más poemas de Paula Meehan en Otra Iglesia Es Imposible,  Círculo de PoesíaTuerto Rey, Aullido


ASHES 

The tide comes in; the tide goes out again
washing the beach clear of what the storm
dumped. Where there were rocks, today there is sand;
where sand yesterday, now uncovered rocks.

So I think on where her mortal remains
might reach landfall in their transmuted forms,
a year now since I cast them from my hand
—wanting to stop the inexorable clock.

She who died by her own hand cannot know
the simple love I have for what she left
behind. I could not save her. I could not
even try. I watch the way the wind blows
life into slack sail: the stress of warp against weft
lifts the stalling craft, pushes it on out.
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sábado, febrero 22, 2025

Ted Kooser / Una pieza en el pasado



Es una cocina. Sus cortinas
están llenas de una luz matinal tan brillante
que por la tarde no se puede ver más allá
de las ventanas. Una cocina
que cae a través del tiempo con las cosas
en su lugar, los platos 
tintineando en la alacena, el cubo
con agua para beber que ondula
como si acabara de pasar un camión, pero ese camión
tenía treinta años. No hay nadie en casa
en esta pieza. Su encimera está limpia,
y el trapo para secar la vajilla cuelga de su clavo,
una hoja seca. Con batas de neblina,
delantales azules de lluvia, mi abuela
se movía por su vida igual que un fantasma,
y cuando hubo terminado sus años,
los puso de nuevo en su lugar
y limpió el fregadero, dando la espalda
al resto de nosotros, para siempre.

Ted Kooser (Ames, Iowa, Estados Unidos, 1939), One World at a Time, University of Pittsburgh Press, Pittsburgh, 1985
Versión de Jonio González

Más poemas de Ted Kooser en Otra Iglesia Es imposible, Zenda, Trasdemar


A ROOM IN THE PAST

It’s a kitchen. Its curtains fill
with a morning light so bright   
you can’t see beyond its windows   
into the afternoon. A kitchen   
falling through time with its things   
in their places, the dishes jingling   
up in the cupboard, the bucket   
of drinking water rippled as if
a truck had just gone past, but that truck   
was thirty years. No one’s at home   
in this room. Its counter is wiped,   
and the dishrag hangs from its nail,   
a dry leaf. In house dresses of mist,   
blue aprons of rain, my grandmother   
moved through this life like a ghost,   
and when she had finished her years,   
she put them all back in their places
and wiped out the sink, turning her back   
on the rest of us, forever.
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viernes, febrero 21, 2025

Gustavo Valle/ De "La máquina de leer los pensamientos", 2

                     
                       
                              A Alexis Romero

Morábito dice que   
Cada libro que escribe lo envejece
Lo vuelve un descreído
Cada libro se desprende
Del síntoma 
Y la ocasión que lo estrangula
Cada párrafo opera
Como un desfibrilador
En su propia ceniza
Se deshace convulsiona
Deja escombros
En sus páginas
Esparcidos


Protesta en idioma inaudito
Salpica al tronar
Siendo mudo
Finge de todo fingimiento
Escapa descalzo
Como un ánima atraviesa
Las paredes
Desde los bosques
Su áspero silbido nos guía 


Un segundo
Ese lapso en el que medramos 
La duración de nueve billones ciento noventa y 
 [dos millones 
Seiscientos treinta y un mil setecientos setenta 
 [oscilaciones 
De la radiación emitida en la transición entre los 
 [dos niveles hiperfinos 
Del estado fundamental del isótopo ciento treinta 
 [y tres del átomo de Cesio
A una temperatura de cero Kelvin

Gustavo Valle (Caracas, 1967), La máquina de leer los pensamientos, Luba Ediciones, Buenos Aires, 2024

Más poemas de Gustavo Valle en Otra Iglesia Es Imposible
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Foto: Gustavo Valle/Facebook

jueves, febrero 20, 2025

Aldous Huxley / Visión



Había estado sentado a solas, con libros, 
hasta que la duda fue una negra enfermedad, 
cuando oí el grito alegre de los grajos 
en los árboles desnudos y proféticos. 
Árboles desnudos, que profetizáis un nuevo nacimiento, 
alzad vuestras ramas limpias y libres  
a fin de ser un faro para la tierra, 
una llama de ira para que todos la vean. 
Y los grajos en las ramas ríen y gritan, 
a quienes pueden oír y entender: 
"Avanzad por los oscuros caminos de la duda 
con la antorcha de la visión en la mano".

Aldous Huxley (Godalming, Reino Unido, 1894 - Los Ángeles, Estados Unidos., 1963),The Collected Poetry of Aldous Huxley, Chatto & Windus, Londres, 1971
Versión de Jonio González

VISION

I had been sitting alone with books,
Till doubt was a black disease,
When I heard the cheerful shout of rooks 
In the bare, prophetic trees.
Bare trees, prophetic of new birth, 
You lift your branches clean and free
To be a beacon to the earth, 
A flame of wrath for all to see.
And the rooks in the branches laugh and shout
To those that can hear and understand:
"Walk through the gloomy ways of doubt 
With the torch of vision in your hand."
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Foto: Aldous Huxley, Turín, Italia, 1958  Keystone-France/ Gamma-Keystone/ Getty Images

miércoles, febrero 19, 2025

Saúl Ibargoyen / alguien



Siempre hay alguien
que habla por nosotros
en idioma cambiante
que apenas podemos oír:
así aparecen sílabas
grupos de sonidos sin forma
destellos de piedras golpeadas
crujidos de plumas
al pie del cazador:
así aparece un hálito oscuro
que llega del bosque y choca
con ciudades de opaca lejanía
con recámaras transitadas por nubes de desdicha
con balbuceos de un verbo corrompido
con torres de cristal desvaneciéndose
con astros trozados por la luz:
habrá siempre alguien que nos diga
trazo a trazo el cántico nacido
de una garganta casual y sin destino
de un grito aullante que el hambre desató:
¿Habrá alguien que perciba la lengua propia
que debemos aprender?
¿Por qué llamar silencio
a la simple miseria
de un tímpano reseco?
 
Saúl Ibargoyen. (Montevideo, 1930  –  Ciudad de México, 2019), Puro hueso, Dogma Editorial, México 2024; El Cautivo, lunes 11 de noviembre de 2024

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martes, febrero 18, 2025

Alicia Silva Rey / Dos poemas



La copa de cristal
Disonancias
/
Theodor A.*
anticipa
los aportes
de la biología molecular
al desempeño
de un ciborg artista:



en la soledad y el aislamiento
el compositor cumple
las demandas sociales

la soledad

la soledad habita
las células más íntimas
de los problemas técnicos


* Theodor W. Adorno.


Tal como el interior de una catedral vibra y concilia

Ahí prietos y en fila india bajo los grandes
archipiélagos de luz;
no luz y más más luz sino
toda la luz en parcelas de luz.
No era sino re-conocer y vibrar.

¿Desde dónde? No sé, no sabíamos.
Era parecido a recordar y enlazar
no como verbos sino como
cantares:

Ariadna recobrando su hilo de manos de Teseo,
Rose pudiendo sostener hasta ser rescatados con vida, la mano de Jack Dawson luego del hundimiento del Titanic
ah,
y la cesación del dolor

¿Qué dije? Dije
aplazamiento, introspectiva del dolor.

Alicia Silva Rey (Quilmes, Argentina, 1950), "La copa de cristal, 7 poemas inéditos", Op. Cit. 31 de enero de 2025

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Foto: Alicia Silva Ray/Facebook

lunes, febrero 17, 2025

César Vallejo / Confianza en el anteojo...



Confianza en el anteojo, nó en el ojo;
en la escalera, nunca en el peldaño;
en el ala, nó en el ave
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.

Confianza en la maldad, nó en el malvado;
en el vaso, mas nunca en el licor;
en el cadáver, no en el hombre
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.

Confianza en muchos, pero ya no en uno;
en el cauce, jamás en la corriente;
en los calzones, no en las piernas
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.

Confianza en la ventana, no en la puerta;
en la madre, mas no en los nueve meses;
en el destino, no en el dado de oro,
y en ti sólo, en ti sólo, en ti sólo.

César Vallejo (Santiago de Chuco, Perú, 1892 - París, 1938), "Poemas humanos", Obra poética completa, Francisco Moncloa Editores, Lima, 1968

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Foto: César Vallejo en Berlín, sin fecha. Reproducida en la edición de Francisco Moncloa

domingo, febrero 16, 2025

Cesare Pavese / The cats will know

 
Aún caerá la lluvia
sobre tus dulces empedrados,
una lluvia ligera
como un hálito o un paso.
Aún la brisa y el alba
florecerán ligeras
como bajo tu paso,
y tú regresarás.
Entre flores y alfeizares,
los gatos lo sabrán.

Llegarán otros días,
llegarán otras voces.
Sonreirás sola.
Los gatos lo sabrán.
Oirás viejas palabras,
vanas y cansadas
como vestidos usados
de las fiestas pasadas.

Tú también harás gestos.
Responderás palabras -
rostro de primavera,
tú también harás gestos.

Los gatos lo sabrán,
rostro de primavera,
y la lluvia ligera,
el alba de jacinto,
que el corazón lacera
de quien no te espera,
son la triste sonrisa
que tú sonríes sola,
Llegarán otros días,
voces y despertares.
Sufriremos al alba,
rostro de primavera.

10 de abril del '50

Cesare Pavese (Santo Stefano Belbo, Italia, 1908 - Turín, Italia, 1950) "Vendrá la muerte y tendrá tus ojos", Poesía completa, Barnacle, Buenos Aires, 2025

Más poemas de Cesare Pavese en Otra Iglesia Es Imposible
Una selección de poemas de Pavese en italiano en Avamposto
Una introducción a los poemas de Pavese en Op. Cit.


The cats will know

Ancora cadrà la pioggia
sui tuoi dolci selciati,
una pioggia leggera
come un alito o un passo.
Ancora la brezza e l'alba
fioriranno leggere
come sotto il tuo passo,
quando tu rientrerai.
Tra fiori e davanzali
i gatti lo sapranno.

Ci saranno altri giorni,
ci saranno altre voci.
Sorriderai da sola.
I gatti lo sapranno.
Udrai parole antiche,
parole stanche e vane
come i costumi smessi
delle feste di ieri.

Farai gesti anche tu.
Risponderai parole -
viso di primavera,
farai gesti anche tu.

I gatti lo sapranno,
viso di primavera;
e la pioggia leggera,
l'alba color giacinto,
che dilaniano il cuore
di chi più non ti spera,
sono il triste sorriso
che sorridi da sola.
Ci saranno altri giorni,
altre voci e risvegli.
Soffrieremo nell'alba,
viso di primavera.

10 aprile 1950

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Foto: La actriz estadounidense Constance Dowling, con Cesare Pavese en Breuil-Cervinia, Valle de Aosta, 1950. Mondadori/Getty Images

Pavese estuvo con Constance Dowling en Cervinia a comienzos de 1950. Las iniciales en el título del primer poema (escrito en inglés), de Vendrá la muerte... ("To C. from C. " ) indicarían que el conjunto de esos poemas, fechados en abril y marzo de 1950, aluden a Dowling. Pavese se suicidó a fines de agosto de ese año. Casi es imposible, hoy, separar esas circunstancias del libro mismo, escrito casi se diría ex profeso como testamento: homenaje y despedida. [N. del Ad.]

sábado, febrero 15, 2025

Ricardo Ruiz / Dos poemas



miserere

nudo a nudo 
la escritura
presiente

un saber 
que no termina 

de saberse

la lengua 
que nos habla 
resuena
en un callar

de las cosas
del mundo dichas 

y pesares

la ley 
del horror

en la caída

el nosotros
cantando 
miserere 
a verso a verso 

sobre
los huesos rotos

hojas 
en la tormenta 

girando

en el viento 
dicen

lo que la luz
oculta
en su silencio



*

decir tal vez

          Lo que podía haber sido y lo que ha sido
          Apuntan a un fin, que es siempre presente.
                                                                T.S. Eliot

en este tiempo 
que persiste 
en su medianoche 
en un cielo
sin estrellas 
y negro biblia

escuchamos
sus máquinas 
de guerra
bendecir

en letras de sangre y fuego

el bajo continuo
de la rapiña 
acumulación
primitiva
permanente

de la mentira 
la construcción 
verdadera:
el sinsentido 
de las cosas 

el resto 
del resto
los sin nombre
que somos

aparecidos
de cuerpo presente
cantando
un sueño plural
que no despierta

bajo este cielo
que nos queda

la indisciplina 
de la oralidad 
reunida 
en escritura

decir 
tal vez 

y  
que tal vez 
sea

[inéditos]

Ricardo Ruiz (Buenos Aires, 1953)

---
Foto: Ricardo Ruiz7Facebook

viernes, febrero 14, 2025

Wallace Stevens / Del mero ser




La palmera al final de la mente,
pasado el último pensamiento, se eleva
en la decoración de bronce,

un pájaro de dorado plumaje
en la palmera canta, sin significado humano,
sin sentimiento humano, un extranjero son.

Sabes entonces que él no es la razón
que nos hace felices o infelices.
Canta el pájaro. Sus plumas brillan.

La palmera se alza al borde del espacio.
El viento pasa lento por las ramas.
El plumaje del pájaro, forjado a fuego, queda colgando.

[1950-55]

Wallace Stevens (Reading, Estados Unidos, 1879 – Hartford, Estados Unidos, 1955),  Presente Griego. Revista de Poesía
Traducción de Daniel Aguirre


Of Mere Being

By Wallace Stevens
The palm at the end of the mind,
Beyond the last thought, rises
In the bronze decor,

A gold-feathered bird
Sings in the palm, without human meaning,
Without human feeling, a foreign song.

You know then that it is not the reason
That makes us happy or unhappy.
The bird sings. Its feathers shine.

The palm stands on the edge of space.
The wind moves slowly in the branches.
The bird's fire-fangled feathers dangle down.

Wallace Stevens, "Late poems", Collected Poetry & Prose, The Library of América, Estados Unidos,1984
---
Imagen: Wallace Stvens por David Levine, The New York Review of Books, 1997

jueves, febrero 13, 2025

Georg Trakl / Cantar de Kaspar Hauser


    
                              

                                                          para Bessie Loos

El amaba sin duda el sol que por la colina bajaba purpúreo,
los caminos del bosque, el negro pájaro cantor
y el verdor alegre del follaje.

Gravemente moraba a la sombra del árbol
y era puro su rostro.
Dios habló, dulce llama, a su corazón:
¡Oh criatura! *

Al caer de la tarde encontraron en calma sus pasos la ciudad;
el oscuro reclamo de su boca:
Quiero ser un jinete.

Lo seguían empero el árbol y la bestia,
la casa, el jardín vespertino de hombres blancos
y su asesino iba en su busca.

Primavera y verano y hermoso el otoño
del justo, su leve paso
al lado de las oscuras alcobas de los hombres que sueñan.
De noche se quedaba solo con su estrella;

vio que caía la nieve en la rama desnuda
y en la sombra vespertina del zaguán la sombra del asesino.

Plateada cayó la cabeza del que no nació.

(c. 1913)

Georg Trakl (Salzburgo, Austria, 1887 - Cracovia, Polonia, 1914) Biblioteca Ignoria 
Versión de Américo Ferrari

* Sobre la historia y recientes  investigaciones acerca del misterioso expósito "casi salvaje" que apareció en la plaza de Núremberg en 1828 puede verse este artículo de DW (Nota del Ad.)



Kaspar Hauser Lied          

                                                                Für Bessie Loos

Er wahrlich liebte die Sonne, die purpurn den Hügel hinabstieg,
Die Wege des Walds, den singenden Schwarzvogel
Und die Freude des Grüns.

Ernsthaft war sein Wohnen im Schatten des Baums
Und rein sein Antlitz.
Gott sprach eine sanfte Flamme zu seinem Herzen:
O Mensch!

Stille fand sein Schritt die Stadt am Abend;
Die dunkle Klage seines Munds:
Ich will ein Reiter werden.

Ihm aber folgte Busch und Tier,
Haus und Dämmergarten weißer Menschen
Und sein Mörder suchte nach ihm.

Frühling und Sommer und schön der Herbst 
Des Gerechten, sein leiser Schritt
An den dunklen Zimmern Träumender hin.
Nachts blieb er mit seinem Stern allein;

Sah, daß Schnee fiel in kahles Gezweig
Und im dämmernden Hausflur den Schatten des Mörders.

Silbern sank des Ungebornen Haupt hin.
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Foto: Georg Trakl con su uniforme del hospital militar de Innsbruck, c.1912 Imagno/Getty Images

miércoles, febrero 12, 2025

Rom Freschi / De "La vergüenza es una fase en la transición de la señora lobo"



debajo del miedo
debajo de la conciencia

qué de esta voz que es capa 
de mi cuerpo

qué de este cuerpo que se apoya
en otro
en nadie

en multitud es


*

en rojo, sin ropa
bajo la lluvia caliente
de la cultura

caliente el cuerpo se desdobla
su escaso pelo
su ave 
su piel

abierta de par en par
mandril que florece
la simetría de los costillares


*

bajo esa carcasa endeble y vieja
endurecida pero frágil
casi ya sin sentidos
late 

una velita de ficción

chiquitita 
siempre infante
parece que recién nace
conciencia, dice
sin memoria


*

memoria llora 
loca
bajo la lluvia caliente
llora memoria roja 
de vergüenza


*

siempre recién nacida
conciencia
llamea, pero se apaga
siempre recién nacida
dispuesta
naufraga


*

algo me había enseñado
la lluvia caliente de la cultura
algo enciende o enseña
¿acaso ensueña?


*

he fingido estar entre tantos cuerpos
he fingido saber qué es un cuerpo humano
he fingido tener en vela la conciencia
y tener una vela en la mano


*

el cuerpo es 
un zombi
su conciencia no se lee
su memoria tampoco

lejos de los sentidos
el cuerpo 
navega en sí mismo
ensueño


*

las risas, el coro, quiénes
cuántos
cómo se acolchona
esta lluvia caliente
cómo se calienta
en el inconsciente
quién siente
qué se siente
quiénes se sientan
¿quién corta el césped?

Rom Freschi (Buenos Aires, 1974)

La vergüenza es una fase 
en la transición de la señora lobo
Caleta Olivia, Buenos Aires, 2024









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Foto: Romina Feschi/Facebook

martes, febrero 11, 2025

Dana Gioia / Elegía con proverbios surrealistas como estribillo



"La poesía debe conducir a alguna parte", declaró Breton.¹
Todos los días Breton llevaba una rosa dentro de su abrigo
para regalársela a una bella desconocida — "Es mejor morir de amor
que amar sin pesares".² Y quienes lo amaron
pronto se arrepintieron. "El acto surreal más simple
es correr por la calle con un revólver
disparando al azar".³ Viejo y famoso, parecía démodé.
Siempre hay un esqueleto en el aparador.⁴

El herido Apollinaire tenía una pequeña placa de acero
insertada en el cráneo. "Amaba yo tanto el arte", decía con una sonrisa,
"que me alisté en la artillería". A los amigos se les pidió que esperaran
mientras su viuda le ponía un crucifijo sobre el pecho.
Picasso odiaba la muerte. El funeral lo angustió tanto
que pinto un autorretrato. "Siempre son los otros",
comentó Duchamp, "los que mueren".⁵
Vine. Me senté. Me fui.⁶

Dalí soñó que Hitler era una niña de piel blanca—
increíblemente pálida, luminosa y desolada como la luna.
El acaudalado Roussel ⁷ enseñó a su caniche a fumar en pipa.
"Cuando escribo, me rodea un resplandor.
Mi gloria es como una gran bomba a punto de explotar".
Cuando su mayordomo se negó a cortarle las venas,
el escritor, en bancarrota, tomó una sobredosis de pastillas.
Siempre hay un esqueleto en el aparador.

Breton consideraba el suicidio el arte supremo,
Si la vida parece dura vale la pena deshacerse de ella.
Los coroneles alemanes paseaba por la Île de la Cité—
algunos hacia el Louvre, otros hacia la Place Pigalle.
"La soledad de los poetas ha sido eliminada", gritó Éluard
en su elogio a Stalin.⁸ "Quemad todos los libros" dijo Hugo Ball en su lecho de 
muerte.⁹
Siempre hay un esqueleto en el aparador.
Vine. Me senté. Me fui.

Dana Gioia (Hawthorne, condado de Los Ángeles, California,  Estados Unidos, 1950), Interrogations at Noon, Graywolf Press, St. Paul, Minnesota, 2001
Versión de Jonio González.

Notas del traductor:

¹ "La poésie doit mener quelque part", en Les Pas perdus, NRF, París, 1924. Edición en castellano: Los pasos perdidos, Alianza, Madrid, 1972. Traducción de Miguel Veyrat.
² "Mieux vaut mourir d'amour que d'aimer sans regrets", en Paul Éluard y Benjamin Péret, 152 proverbes mis au gout du jour, publicado por La Révolution Surréaliste, París, 1925.
³ "L'acte surréaliste le plus simple consiste, revolvers aux poings, à descendre dans la rue et à tirer au hasard, tant qu'on peut, dans la foule", André Breton en el número 12 de La Révolution Surréaliste, diciembre de 1929, y en el Second Manifeste du Surréalisme, Kra, París, 1930. Véase André Breton Manifiestos del surrealismo, Argonauta, Buenos Aires, 2012. Traducción de Aldo Pellegrini.
⁴ "Il y a toujours un squelette dans le buffet", en Paul Éluard y Benjamin Péret, op. cit.
⁵ "D’ailleurs, c’est toujours les autres qui meurent", epitafio en la tumba de Marcel Duchamp, 
cementerio de Ruan, Francia.
⁶ "Je suis venu, je me suis assis, je suis parti", Paul Éluard y Bénjamin Péret, op. cit. El 
proverbio sin duda alude a la frase atribuida a Julio César Veni, vidi, vici, en francés "Je suis 
venu, j'ai vu, j'ai vaincu".
⁷ Se trata de Raymond Roussel (1877-1933), poeta, dramaturgo y músico admirado por los 
surrealistas y, más tarde, OuLiPo. A propósito de la cita, véase el poema de Roussel "Mi alma" 
(Mon âme) y Raymond Roussel, de Françoise Caradec, en el que aparece la frase "Alcanzaré 
cimas inmensas y he nacido para una gloria fulgurante...".
⁸ La frase "La solitude des poètes, aujourd'hui, s'efface" corresponde a una conferencia que dio Paul Éluard en Londres en 1936, en tanto que el "elogio a Stalin" sin duda alude a la "Ode à Staline" que Éluard escribió en 1950 y que, por otra parte, no incluye dicha frase. A propósito de esto último, véase "Hommages", en Cahiers de la Poésie Nouvelle, n.º 7-8, 1950.
⁹ Ball habla, de hecho, de bibliotecas: "Habría que quemar las bibliotecas y no dejar de ellas 
más que lo que cada uno se sabe de memoria. Comenzaría una hermosa época de leyendas" (Eswäre notwendig, die Bibliotheken zu verbrennen und sie nicht mehr als das, was jeder auswendig weiß, zu verlassen, es würde eine schöne Legendenzeit beginnen). Véase Hugo Ball, La huida del tiempo, El Acantilado, Barcelona, 2005, traducido por Roberto Bravo de la Varga.


ELEGY WITH SURREALIST PROVERBS AS REFRAIN

“Poetry must lead somewhere,” declared Breton.
He carried a rose inside his coat each day
to give a beautiful stranger—“Better to die of love
than love without regret.” And those who loved him
soon learned regret. “The simplest surreal act
is running through the street with a revolver
firing at random.” Old and famous, he seemed démodé.
There is always a skeleton on the buffet. 
Wounded Apollinaire wore a small steel plate
inserted in his skull. “I so loved art,” he smiled,
“I joined the artillery.” His friends were asked to wait
while his widow laid a crucifix across his chest.
Picasso hated death. The funeral left him so distressed
he painted a self-portrait. “It's always other people,”
remarked Duchamp, “who do the dying.”
I came. I sat down. I went away.
Dali dreamed of Hitler as a white-skinned girl—
impossibly pale, luminous and lifeless as the moon.
Wealthy Roussel taught his poodle to smoke a pipe.
“When I write, I am surrounded by radiance.
My glory is like a great bomb waiting to explode.”
When his valet refused to slash his wrists,
the bankrupt writer took an overdose of pills.
There is always a skeleton on the buffet.
Breton considered suicide the truest art,
though life seemed hardly worth the trouble to discard.
The German colonels strolled the Île de la Cité—
some to the Louvre, some to the Place Pigalle.
“The loneliness of poets has been erased,” cried Éluard,
in praise of Stalin. “Burn all the books,” said dying Hugo Ball.
There is always a skeleton on the buffet.
I came. I sat down. I went away.
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lunes, febrero 10, 2025

Tada Chimako / Dos poemas



Espejo

El espejo es siempre un poco más alto que yo,
se ríe un momento después de que me río.
Me sonrojo como un cangrejo
y recorto lo sobrante con unas tijeras.

Cuando acerco los labios, el espejo se empaña
y yo me desvanezco detrás de mis suspiros
como un aristócrata detrás de su escudo
o algún gángster detrás de sus tatuajes.

Este espejo es un cementerio de sonrisas.
Viajero, cuando vayas a Lacedemonia, *
cuéntales que hay allí una tumba
pintada de blanco, con grueso maquillaje,
dentro de la que sopla el viento solitario.

Una mujer en una tierra distante,
Pre-Textos, Valencia, 2024. 
Traducción: Megumi Kobo y Ernesto Hernández Busto
Envío de Jonio González

* Lacedemonia o Lacedemón es el antiguo nombre bizantino de la región de Laconia, en Grecia, y su capital, Esparta (N. del Ad.)


Dos personas

Un viejo y un niño están sentados
a la puerta de una casa con techo de hojas de palma.
Son como un par de estatuas de distintos tamaños.
Tienen la frente plana, la gruesa nariz alta;
seguro pertenecen a la misma tribu.

El niño de sesenta años después
y el viejo de sesenta años antes.
Sentados en la puerta,
los dos observando.

Los conquistadores que impusieron el fusil y la cruz,
la diosa de maíz a quien colgaron al casco de su caballo,
la cascabel que sale a rastras del templo destruido,
y ahora, buses que pasan llenos de turistas, dólares y cámaras,
el “año 1 caña” que vuelve justo a tiempo
a pesar de todo esto.

*

En un pueblo cercano,
he visto a estos dos tallados sobre una piedra del tamaño de un mango
y colocados en una tienda de souvenirs.
El “dios viejo” del fuego
y el joven “dios de la lluvia”,
que para soportar las miradas curiosas,
no tuvieron más remedio que convertirse en piedra.

El viejo y el niño, callados y encogidos, se sentaban en un estante de la tienda
y miraban el “tiempo”,
que pasaba fluyendo
como agua oscura, como arena,
y, a veces, como sangre viscosa.

Kawa no hotori ni (A la orilla del río)
Traducciones de Megumi Kobo y Ernesto Hernández Busto

Tada Chimako (Kita-Kiusho, Japón, 1930-2003) 

Más poemas de Tada Chimako en Otra Iglesia Es imposible
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La imagen: Tada Chimako en la contratapa de una antología de sus poemas editada en Japón en 1974

domingo, febrero 09, 2025

Wislawa Szymborska / Museo


Hay platos, pero no hay apetito.
Hay alianzas, pero no amor correspondido
desde hace al menos trescientos años.

Hay un abanico, ¿dónde está el rubor?
Hay espadas, ¿dónde está la ira?
Y el laúd ni siquiera suena al alba.

A falta de eternidad, han reunido
diez mil cosas viejas.
El mohoso portero dormita apaciblemente,
sus bigotes cuelgan por encima del escaparate.

Los metales, la arcilla, una pequeña pluma de pájaro,
triunfan, callados, en el tiempo.
Sólo se ríe la aguja de la risueña de Egipto.

La corona sobrevivió a la cabeza.
La mano perdió contra el guante.
El zapato derecho venció al pie.

En cuanto a mí, créanme, vivo.
Mi carrera contra el vestido aún continúa.
Y ¡qué terquedad la suya!
Y ¡qué deseos de sobrevivir!

                                                           [AM]

Wislawa Szymborska (Kórnik, Polonia, 1923-Cracovia, Polonia, 2012),"Sal" [1962], Poesía no completa, edición y traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia, Fondo de Cultura Económica, Ciudad de México, 2014

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Foto: Wislawa Szymborska, Cracovia, 2009 Janek Skarzynski/France-Presse/Getty Images