lunes, octubre 31, 2016

Joaquín Valenzuela / De "La caracolera"














16 - Adelomelon brasiliana

cazadores de patos la saludan
pescadores que la abrazan a su
paso damas antiguas trepan
pinos piñoneros cuna
de la riña de gorriones

con la mirada detrás del antifaz sus
lentes mascarilla de soldar sin la
pena ni gloria ya refresca
ya está para pañuelo o capelina
está a punto de cantar
ya canta
llora
se arremanga el batón por si los cardos
por si caso se trepan las arañas
y arranca
una flor cualquiera para el pelo

Joaquín Valenzuela (Dolores, Argentina, 1971)

La caracolera
Ediciones en Danza,
Buenos Aires, 2016









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Foto: Facebook

sábado, octubre 29, 2016

David Schubert / Un bouquet de flores

(fragmento)

Sintiéndome como “un gran pueblo de dolor”,
Igual a Franz Schubert, con cada burgués triste
Dolorosamente dolido, yo sólo te dije,
Cuando me preguntaste por la historia de mi vida,
“Bueno, el mundo es un lugar curioso, poco
Placenteras cosas pueden pasar.”

Mastiqué
El silencio, enigmático y tontamente.
Me sentí disminuido por mí mismo, muy parecido
A las fotos de los pasaportes que te hacen ver
Como si fueras un preso fugitivo o
Una víctima de las circunstancias.

David Schubert (Nueva York, Estados Unidos, 1913-White Plains, Estados Unidos, 1946), en The The
Versión de Noelia Torres

Ilustración: Portada del New York Review of Books de octubre de 2000 en cuyas páginas reivindicó John Ashbery al poco conocido y olvidado Schubert citando su propio ensayo de unos años antes en el que había comparado sus versos a una ventana que se abre en un cuarto clausurado. Schubert, nacido en Brooklyn, fue diagnosticado de esquizofrenia poco antes de morir, a los 33 años, por una tuberculosis galopante.


A CORSAGE

Feeling like “a very village of sorrow,”
Just like Franz Schubert, with each sad bourgeois
Dolorously doleful, I only said
When you asked me for my life-story,
“Well, the world is a funny place, un
Pleasant things can happen.”
I chewed
The silence, cryptic and stupidly.
I felt diminished by myself, much like
The passport photographs that make you look
Like an escaped convict or
The victim of circumstances.

http://www.thethepoetry.com/2010/04/some-david-schubert-poems-you-may-not-know/

Thomas Lux / Un diente pequeño














A tu hijita le sale un diente, luego dos,
y cuatro, y cinco, después quiere algo de carne
directamente del hueso. Todo

ha terminado: aprenderá ciertas palabras, se enamorará
de cretinos, imbéciles, de un charlatán
seductor camino de la cárcel. Y tú,

tu esposa, envejecidos, cubiertos de manchas
y sin arrepentiros de nada. Hiciste, amaste, los pies
te duelen. Anochece. Tu hija ha crecido.

Thomas Lux (Northampton, Estados Unidos, 1946-Atlanta, Estados Unidos, 2017), The Drowned River, Houghton Mifflin, Nueva York, 1990
Versión de Jonio González

Foto: s/d


A LITTLE TOOTH

Your baby grows a tooth, then two,
and four, and five, then she wants some meat
directly from the bone. It’s all

over: she’ll learn some words, she’ll fall
in love with cretins, dolts, a sweet
talker on his way to jail. And you,

your wife, get old, flyblown, and rue
nothing. You did, you loved, your feet
are sore. It’s dusk. Your daughter’s tall.

viernes, octubre 28, 2016

Alberto Girri / De "Lo propio, lo de todos", 2


Lírica

Lo no previsto,
lo que con nombre de sarcasmo:
           novísima luna de miel,
arrastras por dentro,
        y que afuera, juzgado y aislado
desde ciencias del comportamiento,
merecería rótulo más cierto,
                   el de novísima
erotización del vínculo,
transparente caso, muy sabido
de acuerdo con estadísticas,
noticias sueltas, cuadros personales,
                  y que tan por sorpresa
como se instaló se revertirá,
una tardía
exaltación que en la casi penumbra,
receptáculo de los desposados,
toca a pagar, te toca
corresponder con el recelo de que acaso
no transcurriera sino en ti,
                   y ella intacta, lo femenino
examinándote, sobrepasándote
a fuerza de no conocer altibajos,
            la femenina complacencia
de resistirse a transformaciones
de alta tensión y débil intensidad
en baja tensión y gran intensidad.

Alberto Girri (Buenos Aires, 1919-1991), "Lo propio, lo de todos", Obra poética IV, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1984

Envío de Daniel Gigena

miércoles, octubre 26, 2016

Mirta Rosenberg / La rama de cerezo ornamental















en su vaso de vidrio verde, pasa a llamarse Jaime
en cuanto traspone la puerta de mi casa.
Jaime me recuerda eso que se pierde

y se quiere celebrar brindando por la vida.
Aun desnuda, enjuta y nervuda,
nerviosa, la rama de cerezo exuda

esa cosa de perenne capullo
que evoca el manto real. Y de hecho es suyo.
El rey no está desnudo, tan sólo lo parece

por pura terquedad. Esa rama despojada
y flaca aloja todas sus flaquezas,
que le permiten alardes y generosidad.

Dará un capullo más, su forma de amistad,
hasta que la reemplace otra rama de cerezo ornamental,
con apariencia más joven y casi igual,

que pasa a llamarse Jaime en cuanto traspone
la puerta de mi casa, se zambulle en el vaso
de vidrio verde y me recuerda eso que se pierde.

Mirta Rosenberg (Rosario, Argentina, 1951-Buenos Aires, 2019), "El paisaje interior" (2012), El arte de perder y otros poemas, Editorial Pre-Textos, Valencia, 2015

Foto: Mirta Ronseberg Rodrigo Ruiz Ciancia/Filba

Màrius Sampere / Koan














Me llamo Màrius y nací, me ayudaron
legiones de demonios, entre los cuales estaban
mis padres, los últimos ancestros
y sin duda los más bellos. Todavía los quiero
y ellos me quieren, me consta: incluso muertos
me aconsejan y animan. Todo esto lo sé
porque tendré que morir.
También a vosotros
os llamarán
por el nombre, uno a uno, y naceréis,
también os ayudarán
legiones de demonios, uno de los cuales seré yo.

Màrius Sampere (Barcelona, Cataluña, España, 1928 - 2018), Demiùrgia, Columna, Barcelona, 1996
Versión de Jonio González


KOAN

Em dic Màrius i vaig néixer, m’hi ajudaren
legions de dimonis, entre els quals hi havia
els meus pares, els darrers ascestres
i sens dubte els més bells. Encara me’ls estimo
i ells m’estimen a mi, em consta: bo i morts
m’aconsellen i animen. Tot això ho sé
perquè hauré de morir.
També a vosaltres
us cridaran
pel nom, un a un, i naixereu,
també us ajudaran
legions de dimonis, un dels quals seré jo.

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Act. 2023

martes, octubre 25, 2016

J. G. Ballard / De "La exhibición de atrocidades"














4. TÚ: COMA: MARILYN MONROE

[...]

LA ASUNCION DE LA DUNA DE ARENA. Aquella Venus de las dunas, virgen de las pendientes del tiempo, se elevó por encima de Tallis en el cielo meridiano. La arena porosa, que recordaba las paredes corroídas del apartamento, y los pechos de piedra pómez y los muslos de ceniza de la estrella de cine muerta, se desvaneció en el viento a lo largo de las crestas.

EL APARTAMENTO: TIEMPO Y ESPACIO REAL. Tallis comprendió que las blancas paredes rectilíneas eran aspectos de la virgen de las dunas cuya asunción él había presenciado. El apartamento era la caja de un reloj, una extrapolación cubicular de los planos faciales del yantra, los pómulos de Marilyn Monroe. Las paredes temperadas congelaban la pena rígida de la actriz. Él había venido a resolver ese suicidio.

ASESINATO. Tallis se detuvo detrás de la puerta de la sala, protegiéndose los ojos de la luz que llegaba desde el balcón, y consideró el cubo blanco del cuarto. Karen Novotny lo cruzaba a intervalos, en una secuencia de actos aparentemente casuales. Ya estaba confundiendo las perspectivas de la habitación, transformándola en un reloj dislocado. Descubrió a Tallis detrás de la puerta y fue hacia él. Tallis esperó a que se marchara. La figura de ella interrumpió la conjunción de las paredes en el rincón de la derecha. Segundos después, esa presencia se convirtió en una intrusión insoportable en la geometría temporal de la habitación.

EPIFANIA DE ESTA MUERTE. Imperturbables, las paredes del apartamento contenían el rostro sereno de la estrella de cine, el tiempo mitigado de las dunas.

[...]

James Graham Ballard (Shanhgái, China, 1930-Londres, 2009), La exhibición de atrocidades (1970), traducción de Marcelo Cohen y Francisco Abelenda (1976), Octaedro, Ciudad de México, 2003

lunes, octubre 24, 2016

Gerardo Lewin / Apogeo y caída de Lady Frankenstein




Ahora se ha refugiado
en la profundidad del bosque
para sembrar el terror
entre los jóvenes aldeanos.

(espantosas visiones / de cuerpos / desmembrados)

Un ser abyecto y lujurioso,
una abominación.
La culpa es sólo mía.

Sucumbí
ante el dilema clásico:
¿he de librar a su albedrío a ésta,
mi propia criatura?
Resurrecto,
su vacilante espíritu
no supo resistir
el peso de la ambigüedad.

No me guió, para el trazado del conjunto,
un espurio sentido de lo bello
sino el mero albur de lo existente.
En las turgencias frías,
en las urgencias del saqueo,
no conseguí apartar
justas de pecadoras.

Suturas esenciales, invisibles.

Amor mortis rigorque:
la estadística o la química orgánica encendieron
el brillo azul en su mirada.

Hemos logrado, al fin, acorralarla.

Absorta, incoherente frente al fuego,
balbucea en su media lengua:
- Amiga… Amiga…
Yo sólo quiero
ser tu amiga.

Con todo el maquillaje
corrido por las lágrimas
parece, verdaderamente,
un monstruo.

Gerardo Lewin (Buenos Aires, 1955), Nombre impropio, inédito. Publicará Deacá

Foto: Gerardo Lewin en FB

domingo, octubre 23, 2016

Xiao Kaiyu / Mao Zedong













El gran hombre que elimina la parafernalia del color
y reduce al mínimo el protocolo de las formas
para concentrarse en el contenido preciso
ama el gris plateado –el color de las nubes- y el azul- el color del océano-,
el aspecto ordenado
de lo grandioso. Le gusta un país así,

con el sol igual que una condecoración
en la frente, suspendido sobre la multitud.
La vasta realidad recién salida del horno
tejiendo lo infinito en lo finito de una plaza borrosa
construida alrededor de los palacios dorados,
que son en realidad de simple arcilla.

Los periódicos aclaman la victoria del ideal
y la marea sube y sube fuera de control.
Un huracán hecho de millones ahonda el pozo de las banderas.
Un oleaje de velámenes arrastra el agua hacia el cielo,
dejando detrás el lecho seco del mar y esqueletos de barcos.

Duerme en un pileta llena de viejos libros,
en un taller reformado, contemplando el aire,
repitiendo sentencias breves y cortantes,
de un sentido perdido para siempre bajo las espinas de su lenguaje.
El lenguaje del guerrero proviene de una batalla invisible,
¿y quién sería capaz de entenderlo?

[1987]

Xiao Kaiyu (Zhongjiang, Sichuan, China, 1960) en Miguel Angel Petrecca
Versión de Miguel Angel Petrecca

Ref.:
Revista Ñ 31-1-2013: Una entrevista en Shangai



毛澤東
削減顏色和式樣的一切繁文縟節
使內容準確的大人物
偏愛銀灰──雲層的顏色──和靛藍──海洋的顏色
──宏大事物的
整齊外觀。他喜愛這樣的國家
太阳像徽章挂在額際,
懸於人的海洋。
煉鋼出爐的浩瀚現實
把以無限交錯有限的飄渺廣場
建築在紫金 實使陶士的城樓周圍。
報刊歡呼理想勝利
潮水不規矩地上漲
億萬心底的颶風推動旗幟的凹陷幅度
船帆的波濤率領海水上升,
海只有船骸和海底。
他睡在滿是舊籍的游泳池
改建的工作間,望着空氣
說着晦澀的短句子,
無法破解的意思藏匿在堅挺的語音芒刺中,
戰士的語言來自看不見的戰場,有誰懂得?

sábado, octubre 22, 2016

Paula Simonetti / Armar el cuadro otra vez











*
Armar el cuadro otra vez/ reconstruirlo
como si una fuerza extraña lo hubiera fracturado
como los evacuados como los exiliados
 como los que incendiaban sus propias casas
como después de las  guerras y de los desastres
y también como cosas más sutiles
como sobrevivirle al amor como después
de esos finales
como después de la muerte como después
de los padres
y después de los hijos
y también como cosas más sutiles
como cuando amanece

Paula Simonetti (Montevideo, 1989), Desplazamiento, inédito

Más poemas de Paula Simonetti en XXIV Festival de Poesía de Rosario

Foto: Paula Simonetti en Facebook

viernes, octubre 21, 2016

John Ashbery / La lluvia se está mudando
















El pizarrón está borrado en el ático
Y el viento hace que surja la luz de las estrellas,
robustamente ahora. Alguien lo encontrará, alguien lo sabrá.
Y si en algún lugar de este enorme planeta
La verdad es descubierta, un pedacito de ella, seca, glaseada por el sol,
ella se quedará colgada, en su propia infamia, su humildad. Nadie
será mejor para ella,  aparte las cosas no pueden empeorar.
Seguí jugando, dominando como lo hacés al paso
en el desorden que éste significaba. ¿No ves
Que es todo lo que podemos hacer? Mientras, grandes fuegos
Emergen, como pajares en llamas.  El dial fue establecido
Y eso es un mal presagio, pero toda tu bondad en la vida
Conspira con él, ahora que esta es nuestra casa:
Un lugar desde dónde venir, y que la gente pregunte por ella.

John Ashbery (Rochester, Estados Unidos, 1927), París Review, N° 90, 1983
Versión de Noelia Torres


Rain Moving In

The blackboard is erased in the attic 
And the wind turns up the light of the stars, 
Sinewy now. Someone will find out, someone will know. 
And if somewhere in this great planet 
The truth is discovered, a patch of it, dried, glazed by the sun, 
It will just hang on, in its own infamy, humility. No one 
Will be better for it, but things can’t get any worse. 
Just keep playing, mastering as you do the step 
Into disorder this one meant. Don’t you see 
It’s all we can do? Meanwhile, great fires 
Arise, as of haystacks aflame. The dial had been set 
And that’s ominous, but all your graciousness in living 
Conspires with it, now that this is our home: 
A place to be from, and have people ask about.

http://www.theparisreview.org/poetry/3021/rain-moving-in-john-ashbery

Photo credit: Lynn Davis/poets.org

jueves, octubre 20, 2016

Angel Faretta / Los padres capadocios















Los padres capadocios supieron del mal
aún encerrados en ese claustro familiar.
Lo supieron los tres, Basilio, el mayor,
y los dos Gregorios: el de Nisa
y el nacianceno, que se confunden.
Eran tres entonces, y crearon la hipóstasis,
es decir el concepto de la propia Trinidad;
tres manifestaciones de una misma ousía.
Los tres trabajaban en ese rincón de Capadocia,
entonces la Hélade y también entonces Roma.
Tras de Orígenes y los de Alejandría,
vieron que la filosofía pagana era griega,
como también ellos lo eran.
Y solo basta entender una cosa:
que son métodos: en griego,
precisamente caminos,
antes de llegar a la meta, la revelación.
¿Y por qué habrían de desdeñarse
los pasos previos de esa senda
que llevan a la meta?  El Amor son
esos pasos ¿Y si Eros fuera una máscara
tan solo que lleva por su fuerza motriz
hasta el banquete del pan y del vino?
Desdeñar lo anterior y decirle pagano
es simplemente desentenderse del tema,
echarlo a un costado, negarlo de facto.
El amor es niño y tal lo representan
y el camino no más que la vida
y la vida no es más que meta.
¿Qué es la ousía vuelven los tres
a preguntarse en el mismo griego
que Aristóteles en su biblioteca
¿O fue en las campañas de Alejandro?
¿Qué es esa substancia única y sola
de las que todas las demás vienen
y también de las que devienen?
Es un alfa, también un aleph, ya que los tres
también son hábiles en la lengua de Moisés.
 ¿Qué es?
 Se dicen, esa cosa única e inalterable.
No pueden decirla, sólida, palpable.
Buscan en su estudio noche y día
temen que sea necedad o manía
lo que los lleva a esa insistencia
de descubrir, nombrar la esencia
permanente de todas las cosas:
la luna, las alas de las mariposas,
el vino, la sal, el hambre, la sed;
de todo o casi todo, menos del café,
que no ha llegado hasta allí y tardará
en llegar. Pero sí de todo lo demás.
Basilio –dicen- es la acción, Gregorio
al que llaman nacianceno, el orador,
y a Gregorio de Nisa dicen pensador
¿En los tres hermanos también se da
entonces esa misma cualidad?
¿Son Basilio y los dos Gregorios faces
de una misma ousía permanente, hacen
cada uno una labor porque cada uno
representa el valor de un número?
¿O es esto sólo una fantasmagoría
el arrojar el número a una mayoría
donde se pierde su razón de ser?
Ser aquí es también el saber
que cada cifra no es ningún azar,
que cada cosa, sea par o impar,
representa a otras en el Cielo.
¿Pero no será eso resabio pagano?
y no el estricto pensar cristiano?
Los acecha esta duda a toda hora,
cuando oran, cuando yacen, cuando
comen higos, miel y pasas, y tanto
de noche como en pleno mediodía
temen que el demonio meridiano sea
el que los induzca a esta sofistería.


¿Qué es el mal? Dice Basilio
y ya al decirlo lo digo mal
-se dice-
Porque el mal no es, es
por no serlo, del ser el revés
tan solo.
Es un modo del decaer del bien,
una forma del desconocer,
porque mal es ignorancia.
No es entonces substancia
sino privación de la misma
en el bien el mal atisba
en el mal el bien presente está
siempre, aunque morboso;
mal es bien disminuido.
Así el enfermo alicaído
sufre la fiebre o el deseo
que tal vez son lo mismo.
Ambos miran al abismo,
ambos habitan en el lecho
o como vampiros del techo
cuelgan y acechan a toda hora.
Para llegar al mal no hay demora.
-Basilio con el cálamo apunta-
que el mal solo trasunta
la ausencia del bien.
Que mal no es
sino el dejar de ser.
¿Ser al revés?
Es una forma de decirlo


En el Ponto junto al Iris,
río que ven desde la ventana.
Allí un día, otoñal y gris,
Gregorio el mayor desde la cama
imagina todo aquello que lo desvela.
Lo ve en figuras, cifras y teoremas.
Mira eso sobre el muro y las penas
se diluyen con la sombra de la tarde.
Fue en Cesarea ¿o fue en Sardes?
Que atisbó lo que ahora ve,
calcado pleno sobre la pared
la figura de un dragón, un trasgo,
un ánfora o copa de líquido amargo
que le ofrece de beber esa silueta
al muro de su estancia adosado
¿Será posible una llaga a su costado?
Gregorio el mayor al mal figurado,
pueda llevarlo a temibles cálculos
de números y de letras y opúsculos
que lee a escondidas de su hermano,
el otro Gregorio que sabe más humano
de lo que se sabe él mismo. El mal
es esa otra cosa, tan sutil y corporal
a un tiempo, que sigue en movimiento
y sin embargo parece tomar asiento
en el vientre, la boca, y en el abajo
que muele, rumia, trabaja a destajo

[inédito]

Angel Faretta (Buenos Aires, 1953)

N. del A.
Basilio el Grande (330-379)
Gregorio de Nisa (332-395) hermano del anterior.
Gregorio Nacianceno (329-389)

miércoles, octubre 19, 2016

Homero Manzi / Romance de barrio























[Vals]

Primero la cita lejana de abril,
tu oscuro balcón, tu antiguo jardín.
Más tarde las cartas de pulso febril
mintiendo que no, jurando que sí.

Romance de barrio tu amor y mi amor.
Primero un querer, después un dolor,
por culpas que nunca tuvimos,
por culpas que debimos sufrir los dos.

Hoy vivirás
despreciándome, tal vez sin soñar
que lamento al no poderte tener
el dolor de no saber olvidar.
Hoy estarás
como nunca lejos mío,
lejos de tanto llorar.
Fue porque sí
que el despecho te cegó como a mí,
sin pensar que en el rencor del adiós
castigabas con crueldad tu corazón.
Fue porque sí
que de pronto no supimos pensar
que es más fácil renegar y partir
que vivir sin olvidar.

Ceniza del tiempo la cita de abril,
tu oscuro balcón, tu antiguo jardín,
las cartas trazadas con mano febril
mintiendo que no, jurando que sí.
Retornan vencidas tu voz y mi voz
trayendo al volver, con tonos de horror,
las culpas que nunca tuvimos,
las culpas que debimos pagar los dos.

[1947]

Homero Nicolás Manzione, Homero Manzi (Añatuya, Argentina, 1907-Buenos Aires, 1951)
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Dibujo de Hermenegildo Sábat

Celedonio Flores / La mariposa












[Tango]

No es que esté arrepentido
de haberte querido tanto;
lo que me apena es tu olvido
y tu traición
me sume en amargo llanto.
Si vieras... estoy tan triste
que canto por no llorar...
Si para tu bien te fuiste
para tu bien
te tengo que perdonar.

Aquella tarde que te vi
tu estampa me gustó,
pebeta de arrabal,
y sin saber por qué yo te seguí
y el corazón te di
y fue tan sólo pa' mi mal.
Si fue sincero mi querer
que nunca imaginé
la hiel de tu traición...

¡Qué solo y triste, piba, me quedé,
sin amor y sin fe
y derrotado el corazón!

Ten cuidado, mariposa,
de los sentidos amores...
No te cieguen los fulgores
de alguna falsa pasión
porque entonces pagarás
toda tu maldad,
toda tu traición.

[1921]

Celedonio Flores (Buenos Aires, 1896-1947)

Nota: La versión sigue la letra interpretada por Angel Vargas en 1949 con la orquesta de Eduardo Del Piano, abreviada y con ligeras modificaciones: el "te tengo que perdonar" en lugar del "yo te debo perdonar" del original (primera estrofa, último verso) y una solución canyengue para el inaceptable "por" en el sexto verso de la segunda estrofa. La música fue de Pedro Maffia y el tango se estrenó sin letra en 1921. En 1923 lo grabó Carlos Gardel. Siguieron muchas otras versiones de orquestas y cantores famosos. La orquesta de Osvaldo Pugliese lo convirtió en uno de sus hits instrumentales.

James Tate / Ascenso











En mi vida anterior fui perro, un perro
tan bueno que me ascendieron a ser humano.
Me gustaba ser perro. Trabajaba para un granjero pobre,
cuidando y reuniendo su rebaño. Los lobos y los coyotes
trataban de burlar mi vigilancia casi cada noche, y no perdí
ni una sola oveja. El granjero me recompensaba
con buena comida, comida procedente de su mesa.
Puede que fuera pobre, pero comía bien. Y sus hijos
jugaban conmigo, cuando no estaban en la escuela o
trabajando en el campo. Tenía todo el amor que cualquier perro
podía desear. Cuando me hice viejo, trajeron otro
perro, y lo adiestré en los trucos del oficio.
Aprendió rápido, y el granjero me llevó
a la casa para que viviera con ellos. Todas las mañanas
le llevaba sus pantuflas, mientras también él
iba envejeciendo. Yo moría lentamente, un poco
cada día. El granjero lo sabía y de vez en cuando traía
al nuevo perro para que me hiciese una visita.
El nuevo perro me entretenía con sus volteretas
y monerías. Y entonces, una mañana, sencillamente
no me levanté. Me hicieron un bonito entierro
río abajo, a la sombra de un árbol. A veces lo echo tanto de menos
que me siento junto a la ventana y lloro. Vivo en un edificio muy alto
que da a otros edificios muy altos.
Trabajo en un cubículo y prácticamente no hablo
con nadie en todo el día. Es mi recompensa por haber sido
un buen perro. Los lobos humanos ni siquiera me ven.
No me temen.
 
James Tate (Kansas City, Misuri, Estados Unidos, 1943-Amherst, Estados Unidos, 2015), Return to the City of White Donkeys, Ecco Press, Nueva York, 2004
Versión de Jonio González

Fotos: You Tube
https://www.youtube.com/watch?v=4taiBma2yDI


THE PROMOTION

I was a dog in my former life, a very good
dog, and, thus, I was promoted to a human being.
I liked being a dog. I worked for a poor farmer
guarding and herding his sheep. Wolves and coyotes
tried to get past me almost every night, and not
once did I lose a sheep. The farmer rewarded me
with good food, food from his table. He may have
been poor, but he ate well. And his children
played with me, when they weren’t in school or
working in the field. I had all the love any dog
could hope for. When I got old, they got a new
dog, and I trained him in the tricks of the trade.
He quickly learned, and the farmer brought me into
the house to live with them. I brought the farmer
his slippers in the morning, as he was getting
old, too. I was dying slowly, a little bit at a
time. The farmer knew this and would bring the
new dog in to visit me from time to time. The
new dog would entertain me with his flips and
flops and nuzzles. And then one morning I just
didn’t get up. They gave me a fine burial down
by the stream under a shade tree. That was the
end of my being a dog. Sometimes I miss it so
I sit by the window and cry. I live in a high-rise
that looks out at a bunch of other high-rises.
At my job I work in a cubicle and barely speak
to anyone all day. This is my reward for being
a good dog. The human wolves don’t even see me.
They fear me not.




martes, octubre 18, 2016

Inés Legarreta / De "La puntada invisible"













VII

Mi hermana está aprendiendo a bordar
con punto sombra/ una puntada
casi invisible
(yo escribo)
en los antiguos camisones y enaguas/
en las toallas de mano/
en las batas
(todas prendas de
la intimidad)
inútiles
y fuera del tiempo/
cuando la luz
cae
como una nube morada
respirando
en las manos
pero el hilo
de la historia
crece
en la palabra escondida

Inés Legarreta (Chivilcoy, Argentina, 1951)
Foto: FB

La puntada invisible,
Ediciones en Danza,
Buenos Aires, 2016







lunes, octubre 17, 2016

Juan José Saer / Shadrak













Nabucodonosor
            como no hubo
forma de hacernos adorar
a sus ídolos
           en un acceso
de furia
       nos condenó
a la hoguera.
            Dábamos gracias
los tres
       al muy Alto por el honor
de ser
      por fin
             Su ceniza
Y ya en el horno ardiente
llegó un ángel
             a helar las llamas
                             a borrar todo
Nabucodonosor
            la hoguera
                     la lealtad
Así supimos
no que había
           para nosotros
                       otro mundo
sino que éste no era real

Juan José Saer (Serodino, Argentina, 1937-París, 2005), El arte de narrar, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina, 1988
---
Foto: Daniel Mordzinski/El País (detalle)

domingo, octubre 16, 2016

Juan José Saer / El vino

















Cataratas oscuras que llamean, y después
una arboleda negra, manchada
de luces altas. Voy caminando
lento, entre la sombra comida
de las hojas, lleno de vino,
la fosfórica
fluctuación de mi mente, y los vapores
de recuerdos patéticos golpeando
súbitos, llamando, de amplios días
borrosos, núcleos rápidos. Chispas
de fuego del vino. Y más allá
de los árboles, una calle plagada
de rumores que brilla:
corrupción por la luz.

Juan José Saer (Serodino, Argentina, 1937-París, 2005), El arte de narrar, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, Argentina, 1988
---
Foto: Clarín

sábado, octubre 15, 2016

Guido Gozzano / A Máximo Bontempelli


         










          El pasado olvidar, ver sagaz
          en un dulce porvenir, quizá no verdadero,
          pero que renueva cuanto es más falaz...

(BONTEMPELLI, Églogas – Las Compañeras)

I

Poeta, ahora que más alegre sonríe Mayo
volverás al verde nido umbroso
«con Aquella que de Amor te tiene rehén».

Y alegre más que nunca te sea el reposo
ya que a tu hermano has dado el bien
del libro salutífero y gozoso.

El sentido de la Vida a mis venas
retorna y a la mente la dulce luz
y se fugan los fantasmas de mis penas

si voy releyendo tu volumen.


II

No sabes lo que yo sea: soy la infeliz
sombra de un hombre que se hizo débil
por el veneno del «otro evangelista».

Mi puerilidad, engañada por el ridículo
artificio de los sonidos y los jadeos
de un sueño exasperante y miserable,

dispuso la cicuta a mis veinte años:
amé neciamente, como el Herrero,
las músicas variadas y los engaños

de mujeres bellas solo de cinabrio.


III

Ahora mucho el sol me conmueve
tan hecho estaba a la penumbra exigua
que envuelven las cortinas de las alcobas.

¿Tú me llamas al campo de riego?
Mucho me ilusionó el sueño de Sperelli,
mucho me gustó nuestra vida ambigua.

Oh benditos seáis vosotros, rebeldes,
que hacia la salud y hacia la verdad
templáis las suertes de los hermanos.

Para mí nada intentar. Ya  nada espero.

IV

A mí no me aliviarás. Quizá ya estoy
muy enfermo y quizá ya no vale
templarme en los tercetos de tu regalo.

Pero escucha y respóndeme: ¿ya un tal
morbo tuviste también? ¿Tú también
enfermaste y sanaste de este mal?

¿Hermana Tierra entonces te ha sanado?
Yo también iré a ella, pero mis apagados
miembros extenderé, como el Beato,

para esperar a la hermana Muerte.

Guido Gozzano (Turín, Italia, 1883-1916), Le poesie, edición de Edoardo Sanguineti, Einaudi, Turín, [1973] 1990
Traducción de José Muñoz Rivas




A Massimo Bontempelli

          Il passato obliar, veder sagace
          in un dolce avvenir, forse non vero,
          ma che rinnova quanto è piú fallace...

(BONTEMPELLI, Egloghe – Le Compagne)

I

Poeta, or che piú lieto arride Maggio
ritornerai al verde nido ombroso
«con Quella che d’Amor ti tiene ostaggio».

E lieto piú che mai ti sia il riposo
però che al tuo fratello hai dato il bene
del libro salutifero e gioioso.

Il senso della Vita alle mie vene 
ritorna ed alla mente il dolce lume
e fuggonsi i fantasmi di mie pene

se vado rileggendo il tuo volume.


II

Ma tu non sai ch’io sia: io son la trista
ombra di un uomo che divenne fievole
pel veleno dell’«altro evangelista».

Mia puerizia, illusa dal ridevole
artificio dei suoni e dagli afanni
di un sogno esasperante e miserevole,

apprestò la cicuta ai miei vent’anni:
amai stolidamente, come il Fabro,
le musiche composite e gl’inganni

di donne belle solo di cinabro.


III

Or troppo il sole aperto mi commove
tanto fui uso alla penombra esigua
che avvolgon le cortine delle alcove.

Tu mi richiami alla campagna irrigua?
Troppo m’illuse il sogno di Sperelli,
troppo mi piacque nostra vita ambigua.

O benedetti siate voi, ribelli,
che verso la salute e verso il vero
ritemprate le sorti dei fratelli.

Per me nulla tentar. Piú nulla spero.


IV

Me non solleverai. Forse già sono
troppo malato e forse piú non vale
temprarmi alle terzine del tuo dono.

Però senti e rispondimi: già un tale
morbo tenne te pur? Tu pur malato
fosti e guaristi del mio stesso male?

Sorella Terra dunque t’ha sanato?
Io pure ne andrò a lei, ma le mie smorte
membra distenderò, come il Beato,

per aspettare la sorella Morte. 







viernes, octubre 14, 2016

Silvio Mattoni / De "Caja de fotos"
















1960

Entre los adoquines, un brillo suave, opaco,
de charcos junto al cordón. Pero no llueve,
es claro el día y a lo lejos, blancos,
se pierden unos autos con cola de pescado.
Allá, alguien debajo de un cartel de "farmacia"
se disuelve en el sol, quizás mirando
hacia este auto grisáceo de los treinta
con puertas de madera. Arriba, entre los hierros
agregados para carga, las hileras desiguales
de melones acompasan con sus símil esferas
las curvas alemanas del viejo y dócil auto.
¿Quién puede sin embargo asomar ese borde
de costura, de tela, como el lugar vacío
adonde se dirige, anhelante, un melón
sobre la mano derecha del muchacho? ¿No es eso
que impide ver sus ojos orientados,
con su mano izquierda, hacia esa ausencia?
La camisa clara del vendedor, la claridad del uso
muestra apenas unas rayas como amnésicas
hacia la zona gris sobre sus piernas. La cabeza,
¿no parece charlar, rapada, con el enigma
del redondo espejito del coche, o sus melones
no se amontonan por salir, pálidos o manchados?
La nariz firme se destaca bajo el ceño fruncido,
con una nitidez que ante el peso no cae
de tantos objetos lanzados por ese auto
al frágil cuello. ¿Pero no es un exceso
de presencias más bien que lo faltante,
no son las vetas del melón en la mano
las que hablan con la pelusa de la cabeza rapada?
Quién sabe si el ausente comprador
quizás se preguntara por ese pelo ausente
como una imitación de los melones, haciendo
de la presencia un hueco. Habrá crecido
ese cuerpo, ese cuello, pelo, sin los reflejos
compasivos del auto; y la antigua calle, pues
la detención prosigue, no tenga acaso huellas
del mimetismo un día cubriendo con su luz,
uniendo, para ese borde del comprador ausente,
a vendedor y objeto, junto a la boca abierta
del auto que despliega sus esferas arcaicas.

Silvio Mattoni (Córdoba, Argentina, 1969)



Caja de fotos,
Bruma Ediciones,
Mendoza, Argentina, 2016








Foto: La Voz del Interior

jueves, octubre 13, 2016

Paulina Vinderman / A la luz de la antorcha...















A la luz de la antorcha que Ohme sostiene,
el bisonte resplandece.
Me he esforzado en sus patas y en hacer oír
la sombra de su rojo sangre.

Un poco más, un poco más, y será una presencia,
así dicen.

Mi cansancio es triste
cuando suelto la espátula de hueso.
Ohme es feliz porque ha aprendido el sonido
del color.
¿Soy sólo yo?
¿Sólo yo siento en mi estómago la ausencia?

Me he convertido en un pintor de ausencias.
No soy el animal, el animal no es.
Vivo para esta hecatombe:
buscar el lugar anterior al mundo,
como perro lobo que aúlla en la noche.

                         a los pintores del Paleolítico

Paulina Vinderman (Buenos Aires, 1944), Cuaderno de dibujo
Publicará Alción Editora, Córdoba, Argentina

miércoles, octubre 12, 2016

Jonio González / Expiación











no haré nada por que me entiendas
ni recitaré la letanía
que hace florecer el tronco muerto:

he levantado a conciencia
mi casa sobre la arena
he escupido contra el viento
al cielo
he metido los pies en el cepo

no haré nada por que me perdones
me quedaré aquí
aguardando a que lleguen
con mi mejor sonrisa
rimando pan con hambre
oscuridad con travesía

[inédito]

Jonio González (Buenos Aires, 1954)

martes, octubre 11, 2016

Anne Carson / Pequeña charla sobre herbología



El emperador considera sus opciones. Cuánto deseaba
el ritmo de las campañas, cabalgar veloz en bosques llenos de niebla,
cabalgar lento comiendo garbanzos, la matanza precisa, pequeñas
extrañas hierbas de la frontera para su colección, pequeños nuevos
amargos olores. Se puso de pie. Arresten a los enviados, finalizó.

Anne Carson (Toronto, 1950), The New Yorker, 22.4.2013
Traducción de Noelia Torres


SHORT TALK ON HERBOLOGY

The emperor considers his options. How he longed for
the rhythm of campaigning, riding fast in foggy woods,
riding slow eating chickpeas, accurate killing, little 
strange herbs of the frontier for his collection, little new
bitter smells. He stood up. Arrest the envoys, he said.

http://www.newyorker.com/magazine/2013/04/22/short-talk-on-herbology

lunes, octubre 10, 2016

Michael Speier / Por qué en realidad...















POR QUÉ EN REALIDAD DORMIMOS quisiéramos saber
por qué en realidad se depositan siempre con mayor frecuencia datos en las nubes
y en el vacío algodonado de una sala de espera de aeropuerto a nosotros
por qué en realidad berlín vuelca de nuevo
al horizonte su gris de mala fama: los pronósticos
dentro de la noche y la mañana se disuelven
por qué poco antes de la leche hay esta luz absorbente
entre berghain y paris bar (lo quisiéramos saber)
la elegancia de la resistencia del aire cuando salimos
en off entre lucidez y daño cardiaco
después de las ocasiones penosamente perdidas
entre vasos e indecibles tontos baños oculares

por supuesto  – se puede replicar – esto tiene que ver con los
acontecimientos que no se distribuyen igual
en espacio tiempo & música o tiene que ver con los
documentos sin tripulación
que nos desenroscan el alma
con polillas minadoras en los paseos de castaños
del eterno canalón del stimmann

todos son pretextos  – acaso está prohibido
comer pasado o dar sacudidas a los
piercings o a las cosas concebibles
así las cápsulas climáticas se van zumbando
como en el pequeño balón que flota junto a nuestra cabeza
y no sabemos por qué todavía van hacia el centro
donde la luz precoz blanca y ligera nos tutea

por qué hay que romper para descubrir
(frangio ut pare facias) y entonces es mejor volver a casa
a la bionada biedermeier de bötzow
o sobrebarrer con arrogancia el frankfurter
y cuando los encerrados pregunten
¿dónde quedó wenck? diles que en la caja fuerte
y otros búnkers porque nosotros estamos
agotados aquí en este ángulo del ojo y
hemos dejado la vigilia ya desde hace
siete mil millones de años

Michael Speier (Renchen, Alemania, 1950) Haupt/Stadt/Studi (Aphaia Verlag, Berlin, 2012), Periódico de Poesía N° 92, Universidad Autónoma de México, julio-agosto 2016
Traducción de Emma Julieta Barreiro

TWARUM EIGENTLICH MAN SCHLÄFT wüssten wir gern 
warum eigentlich werden daten immer öfter in wolken abgelegt 
und im wattigen vakuum eines warteraums am flughafen wir
warum eigentlich berlin gerade wieder kippt
am horizont sein berüchtigtes grau: prognosen
darin abend und morgen verschwimmen 
warum aber kurz vor milch dies saugende licht
zwischen berghain und paris bar (das wüssten wir gern)
die eleganz des luftwiderstands wenn man hinaustritt 
ins off-ne zwischen hellsinn und herzschaden
nach den mühsam verpassten gelegenheiten
zwischen gläsern und unsagbar törichten augenbädern

natürlich – kann man entgegnen – das liegt an den
ereignissen die verteilen sich nicht gleichmäßig
in raum zeit & musik oder es liegt an den
unbemannten dokumenten mit denen
sie einem die seele rausdrehn 
an minier-motten in den kastanienalleen
der ewigen traufhöhe des stimmann

alles ausreden – ist eigentlich es verboten
vergangenheit zu essen oder an piercings
zu rütteln oder den erdenkbarkeiten
wo doch die klimakapseln dahinsurrn
im kleinen ball der neben dem eigenen kopf schwebt
und man nicht weiß warum noch richtung mitte
wo einen weiß und leicht das frühlicht duzt

warum also zerbrechen um aufzudecken 
(frangio ut pare facias) dann lieber heim
ins bionaden-biedermeier der bötzow
oder großspurig die frankfurter durchfegt 
und wenn die eingeschlossenen fragen
wo bleibt wenck? sag ihnen im tresor 
und anderen bunkern wir liegen hier
erschossen herum in diesem augenwinkel 
haben das wachsein schon vor sieben
milliarden jahren eingestellt

domingo, octubre 09, 2016

Pablo Caramelo / invierno















atenuada ruina: algunas abstracciones
empujadas por los años
han llegado a sentarse
en nuestras sillas incómodas

recuentan ahora las piedras blancas y las negras
como hacían los tracios
remiten la suma restante
al momento en que despiertes y desayunes
mientras  detalles del sueño que tuve o tuviste
aparecen y se deforman
hasta coincidir con la realidad que soñamos

ella y él sentados en silencio
comenzaban a pensar históricamente
decía Godard
y ese ejercicio implícito esperaba al término de los regateos cotidianos
(las piedras blancas y negras)
dejaban de culparse
porque las caricias no remediaban del todo la ignorancia
o la expulsión que nos trae hasta acá:
salían con otros
a las calles a las plazas
abrazados iban al cine
regresaban sonrientes y agotados

de igual modo ella y él dejaban de exigirse
esa sorda disciplina retórica e impaciente
de ver en el otro el remedio o el veneno
(las piedras blancas
negras)

un rey griego vaciado de emociones
soltó la carga de sus culpas
vaciado también de sus ojos
para que el inocente ir y venir
disolviera quejas y acumulaciones
el hijo de dios elevó en cambio su mirada doliente
y mientras lo laceraban preguntó
si era justa la cantidad de monedas
pagadas por su mero cuerpo lleno aún de metonimias

el asunto es cómo gastar lo que se es

ella y él desayunan en sillas incómodas
fuera de la historia o los hechizos
desayunan y estiran la suma restante

despacito queme el sol las horas

Pablo Caramelo (Junín, 1964) notas frente a una puerta desvanecida, inédito

sábado, octubre 08, 2016

Jorge Isaías / Tres poemas
















XLIV

Estuvimos perdidos
en aquel tiempo
cuando el amanecer
era más alto
el cielo más cercano
por las tardes.
Estuvimos
solamente quietos
cuando la lengua
del mar
era una glándula
llena de sal
que escupían las ballenas.


XLVIII

En la quietud
donde estuviste
sin que un cielo
se te cayera
encima
un claroscuro
me remitía en celo
una caricia
del temor que no.


LIV

Deslumbrado
miro el pico
de ese pájaro
que robó un pez
en la tarde fría
cuando ya nada
sucede en el río
sin la luz menor
del crepúsculo
cuando la esencia
del mundo
se va diluyendo
en las barrancas
barrosas
turbias de niebla
de gramilla
y de ruinas.

Jorge Isaías (Los Quirquinchos, Argentina, 1946), Esas ramas altas, Editorial Ciudad Gótica, Rosario, Argentina, 2013

viernes, octubre 07, 2016

Charles Simic / Pareja de ancianos
















Están esperando a que los maten
o los desalojen. Prevén
que pronto no tendrán nada que comer.
Entretanto, permanecen sentados.

Se acerca un dolor violento, piensan.
Comenzará en el corazón
y subirá hasta la boca.
Se los llevarán en camilla, entre alaridos.

Esta noche vigilan la ventana
sin cambiar una palabra.
Ha llovido. Y ahora parece
como si fuera a nevar un poco.

Veo que él se levanta para bajar las persianas.
Si su ventana queda a oscuras,
sé que ha tendido la mano hacia la de ella
justo cuando ella se disponía a encender la luz.

Charles Simic (Belgrado, 1938), Selected Early Poems, George Braziller, Nueva York, 1999
Versión de Jonio González

OLD COUPLE
  
They’re waiting to be murdered,  
Or evicted. Soon 
They expect to have nothing to eat.  
In the meantime, they sit. 

A violent pain is coming, they think. 
It will start in the heart 
And climb into the mouth. 
They’ll be carried off in stretchers, howling. 

Tonight they watch the window  
Without exchanging a word.  
It has rained, and now it looks  
Like it’s going to snow a little. 

I see him get up to lower the shades.  
If their window stays dark, 
I know his hand has reached hers 
Just as she was about to turn on the lights.

jueves, octubre 06, 2016

William Carlos Williams / Paterson, 27


Libro Dos
Domingo en el Parque 
III (cont.)

Mi posición ante el desafortunado lugar de la mujer en la sociedad y mis ideas con respecto a todos los cambios que hacían falta, te parecieron interesantes, ¿no es cierto?, en tanto condujeran a la literatura. Mi inclinación emocional, mi independencia de los estándares sentimentales femeninos, me permitió hacer un trabajo aceptable en poesía –todo eso estuvo bien, ¿no es cierto?– ¡eso hizo que te pusieras en guardia! Y viste en una de las primeras cartas que te envié (la que quisiste usar entonces para tu ‘Introducción’ al Paterson) un indicador de que mis ideas debían ser tomadas con seriedad, que también podías convertirlas en literatura, disociadas de la vida.
Pero cuando mi vida personal se coló, y pisoteó todo con esas mismas actitudes y sensibilidades y preocupaciones que tú hallabas tan admirables literariamente –eso fue algo diferente ¿no es cierto? Ya no eran admirables sino que por el contrario, eran deplorables, irritantes, estúpidas o de alguna manera, imperdonables; porque esas mismas ideas y sentimientos que hacen que un escritor adquiera una nueva mirada, a menudo son las que, cuando las vivimos, nos vuelven torpes, complicados, desagradecidos, extrovertidos allí donde la mayoría es reservado, y reservados donde se es extrovertido, y que hacen que uno, con mucha frecuencia, pisotee los egos sensibles de los otros como resultado de nuestra inestable sinceridad u honestidad  llevada al límite. Y que ellas sean las mismas –eso es importante, algo para ser recordado en todo momento, en especial por escritores como tú que se protegen de la vida a la intemperie con las paredes de cristal de sus vidas seguras.
Sólo mi escritura (cuando yo escribo) es yo misma; sólo eso es mi verdadero yo en cualquier modo esencial. No porque le de a la literatura y a la vida dos tipos de valores independientes e inconsistentes, como tú. No, yo no hago eso; y siento cuando alguien lo hace, la literatura queda convertida en un excremento intelectual digno de cualquier tipo de apestoso agujero.
Pero de la escritura (como en todo arte) uno obtiene su unidad de ser y la libertad para ser uno mismo, de la propia relación con las otras especialidades (lengua, cerámica, pinturas, etcétera) sobre las que tiene un control absoluto y darles forma depende por entero de la propia fuerza; mientras que al vivir darle forma a las apariencias (nuestras amistades, la estructura social, etcétera) no depende solo de nosotros sino que requiere de la cooperación y la comprensión de la humanidad de los demás para lograr lo que es mejor y más real de nosotros mismos.
Es por eso que tus elegantes comentarios sobre la necesidad femenina de ‘navegar libremente en su propio elemento’ como poeta, se convierte en retórica vacía a la luz de tu comportamiento conmigo. Ninguna mujer podrá hacerlo por completo hasta que no sea capaz,  primero, de ‘navegar libremente en su propio elemento’ viviendo –esto quiere decir, en su relación con los hombres antes de que lo haga en su relación con otras mujeres. Los miembros de cualquier clase sin privilegios desconfían y odian al ‘outsider’ que es uno de ellos y por lo tanto, las mujeres –mujeres en general– nunca estarán satisfechas con su destino hasta que la luz las ilumine, no desde ellas mismas, sino desde las transformadas actitudes masculinas hacia ellas– mientras tanto, los problemas y la conciencia de una mujer como yo son mirados con más desagrado aun por otras mujeres, que por los mismos hombres.
Y eso, mi estimado doctor, es otro de los motivos por los que necesitaba una amistad diferente a la que me ofreciste.
Por supuesto desconozco aun qué cosa hizo que tu amistad por mí se enfriara. Pero sí sé que si te hubieras preocupado mínimamente por mí, solo hubo dos cosas que pudiste haber considerado: (1) que era, y todavía lo soy, una mujer muriendo de soledad- sí, muriendo de la misma manera que la gente muere de cáncer de a poco o de tuberculosis o de cualquier otra enfermedad (a pesar de mi eficacia en el mundo práctico continuamente socavado por esa soledad); y (2) porque necesitaba  -y todavía necesito- con desesperación, formas y medios para llevar adelante una vida de escritor, ya sea asegurándome algún empleo como escritora (o cualquier empleo que tenga que ver con intereses culturales)  o a través de algún tipo de periodismo literario como por ejemplo reseñas de libros –porque solo en trabajos o empleos como tales, puedo convertir en ventajas lo que son cargas para mí en otro tipo de trabajos.
Esos eran los dos problemas que tú continua y deliberadamente pusiste en el fondo de tus intentos por ayudarme. Y aun así fueron, y siguen siendo, más importantes que si publico o no mi poesía. No necesité publicar mi poesía con tu nombre acreditándola para poder seguir escribiendo poesía ni la mitad de lo que necesité tu amistad de otros modos (los mismos que ignoraste) para escribirla. No pude, por esa razón, responder con la sensibilidad y aprecio que esperabas de mí (no sin honestidad verdadera) a la clase de ayuda que necesitaba mucho menos que aquella que me negaste.
Toda tu relación conmigo era igual a que intentaras ayudar a un paciente con neumonía dándole una caja de aspirina o de pastillas de Grove para la gripe y un vaso de limonada tibia. No podía decírtelo abiertamente. Y como hombre de letras, ¿no te dabas cuenta, cuando la imaginación, tan expeditiva para la creación literaria, parece fue incapaz de darle a un escritor como tú la comprensión básica sobre el inconformismo y la impotencia de una mujer en mi situación?
Cuando me informaste en W. sobre la posibilidad de un empleo como censor, algo sin importancia para ti ¿no es así?, ¿pretendías que yo hiciera las preguntas necesarias con respecto al empleo, arreglara las entrevistas necesarias, comenzara el trabajo (de ser contratada) bajo las condiciones de vida necesarias para sostener un trabajo como ese, y así  enderezara mi vida en sus aspectos prácticos por arte de magia?
Pero nunca es tan simple volver a la normalidad en las cuestiones más prácticas para alguien de mi lado de la vereda, que no es tu lado ni el de tu gran admiradora, la señorita Fleming, ni siquiera es el lado de todas esas tan bien cuidadas personas como S. T. y S. S. que han pasado la mayor parte de su vida con alguna Clara o alguna Juanita que las cuide incluso estando quebradas.
Una persona completamente indigente luego de meses de privaciones y adversidad necesita todo tipo de cosas incluso para ponerse en forma para encontrar un respetable trabajo de oficinista. Y luego necesita grandes fondos para comer y dormir y mantener las apariencias (especialmente esto último) mientras va de un lado a otro haciendo entrevistas. E incluso si y cuando se consigue un empleo así, aun necesita comer y dormir y el transporte y mantener las apariencias y el resto, esperando su primera paga e incluso la segunda ya que la primera se habrá esfumado en pagar el alquiler o algo por el estilo.
Y todo eso cuesta un montón de dinero (en especial para una mujer) –más de diez dólares o veinticinco dólares. O requiere de esa clase de amigos cercanos donde uno es bienvenido y puede quedarse por un mes o dos, y cuya máquina de escribir uno puede usar para escribir una de las cartas requeridas para solicitar las entrevistas y cuya plancha uno puede usar para planchar su ropa, etcétera –la clase de amigos cercanos que no tengo y que nunca he tenido por las razones que tu sabes.
Por supuesto, no podía recurrir a ti, un extraño, para esta favor práctico a gran escala; y fue muy estúpido de mi parte haber minimizado el alcance del favor que necesitaba la primera vez que te pedí un giro que fue robado y luego los segundos veinticinco dólares –estúpido porque fue confuso. Pero el otro favor que pedí, finalmente (y el que mandaste al fondo) hubiera sido el sustituto perfecto, porque hubiera llevado a cabo esos planes de los que te hablé al final del otoño (reseñas, complementadas con cualquier empleo part-time y tal vez un mes en Yaddo este verano) sin lo que cuesta levantarse en otros sentidos bastante diferentes. Y luego, eventualmente, el hecho mismo de que mi nombre apareciera aquí y allá en la sección de reseñas de algunas publicaciones (prefiero no usar la poesía de ese modo) me hubieran permitido conseguir cierta clase de trabajo (como un O.W.I por ejemplo) sin la burocracia que afecta solo a la gente extraña y desconocida.
La ira y la indignación que siento por ti ahora ha servido para romper el duro hielo de la congelación que mis facultades creadoras comenzaron a sufrir como resultado de la última nota que me enviaste. Me hallé a mí misma pensando y sintiendo en términos poéticos otra vez. Pero por otra parte es un hecho que hoy carezco más aun de cualquier tipo de anclaje que cuando recién te conocí. Mi soledad está a miles de brazas más honda, y mi energía física está debilitadas por ello; y mi situación económica es naturalmente peor, con el costo de vida ahora tan alto, y porque con mi contacto con tu amiga la señorita X salió muy mal.
De todos modos, ella pudo tener otro motivo para no prestar atención a mi nota –tal vez porque descubrió nuestra amistad se había enfriado –lo que pudo significar una diferencia para ella, ya que es tu gran ‘admiradora’. Pero no lo sé. Tampoco sé eso; y cuando fui al “Times” la semana pasada, para probar, por mí cuenta, para que me dieran algunas reseñas de ficción (el “Times” publica tantas), no pasó nada. Y es escribir lo que quiero hacer –no operar una máquina o un torno, porque con literatura más y más comprometida con los problemas sociales y el progreso social (para mí, según mi modo de ver) cualquier contribución que pueda hacer en beneficio de la humanidad (en tiempos de guerra o de paz) deben ser como escritora, no como operaria.

William Carlos Williams (Rutherford, Estados Unidos, 1883-1963), Paterson, New Directions, New York, 1963
versión © Silvia Camerotto


miércoles, octubre 05, 2016

Jorge García Sabal / De "Tabla rasa"














Pasante

Que parezca que se ha plantado. Que parezca
que hay árboles en el jardín y flores y también
mala hierba. Que parezca que se plantó y creció
un árbol y flores, hierba. Que parezca, siempre,
porque es verdad que hicimos lo necesario para
alcanzar, ahora, a esta hora, lo que somos:
un desvío, algún remordimiento.


Soledades

Es confuso lo que uno podría ser
para otro cuando uno no conoce
aquello que oscuramente quiere,
pero sabe que lo perderá; como algo
que no está sino en uno, que hace daño,
pero como uno se hace daño a sí mismo;
que humilla y da miedo. Un miedo
que parece una pregunta de inicio
y despedida; mejor: un permanente adiós.
Es confuso; después uno vive la vida
lleno de miedo ante su piel, un miedo
de murciélago solo encerrado en una casa
de luces, un miedo como una mancha oscura,
otro.
Y pasa el tiempo y de a poco uno
va cambiando palabras intrascendentes
o palabras de búsqueda cada día, y
de a poco quita los espejos, descuelga
los cuadros, vende los muebles de la casa.

Con las puertas arrancadas, las ventanas
abiertas, agachado en un rincón lleno de frío,
uno termina preguntando a uno ¿qué vio? ¿qué?


No durará

Ola de calor. Y después lluvia. Lluvia
que trae la ola de calor y lluvia. Se repite:
hace calor, hay lluvia: se repite: no durará.

Pero allí hubo, entretanto, tormenta, un cielo
enorme y gris atravesado por luces y bengalas
y estruendo. Algo así como el amor, el tiempo,
moscas que se atrapan aquí y allá, chispas
volando con sus patas de miel y repentinas,
instantáneas, tiesas, sucias, desmoronadas.

Ola de calor, lluvia, alas: eso que ahora raspa
la pared y hundido respira: hocico, charco
contra una luz sosa, descompuesta.
¿quién?

Jorge García Sabal (Balcarce, Argentina, 1948-Buenos Aires, 1996)

Tabla rasa,
Ediciones del Dock,
Buenos Aires, 2016






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Foto: Gentileza de Cristina Piña