sábado, octubre 08, 2016

Jorge Isaías / Tres poemas
















XLIV

Estuvimos perdidos
en aquel tiempo
cuando el amanecer
era más alto
el cielo más cercano
por las tardes.
Estuvimos
solamente quietos
cuando la lengua
del mar
era una glándula
llena de sal
que escupían las ballenas.


XLVIII

En la quietud
donde estuviste
sin que un cielo
se te cayera
encima
un claroscuro
me remitía en celo
una caricia
del temor que no.


LIV

Deslumbrado
miro el pico
de ese pájaro
que robó un pez
en la tarde fría
cuando ya nada
sucede en el río
sin la luz menor
del crepúsculo
cuando la esencia
del mundo
se va diluyendo
en las barrancas
barrosas
turbias de niebla
de gramilla
y de ruinas.

Jorge Isaías (Los Quirquinchos, Argentina, 1946), Esas ramas altas, Editorial Ciudad Gótica, Rosario, Argentina, 2013

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