En desdeñosa soledad vertical se yerguen,
sin considerarse emparentados de alguna forma
ni en el cielo ni en la tierra. Sus nudosas raíces se aferran
como los agotados dedos de una mano en garras
a la roca lúgubre. Una silenciosa banda espectral
observa el viejo cielo, pero no comparte
nada. Sólo, cuando el ala de algún águila solitaria
se agita al pasar por sobre su tierra gris y desolada,
o cuando el viento resuella en un áspero valle,
inclinándolos como si estuvieran en edad avanzada,
o cuando, entre las nubes que se deslizan sin opacar
su luz constante, la luna brilla plateada, entonces
ellos encuentran un alma, y su lamento tenue es forjado
en un canto triste y hermoso.
Versión: Marina Kohon
Dibujo: David Levine/The New York Review of Books
Mountain Pines
In scornful upright loneliness they stand,
Counting themselves no kin of anything
Whether of earth or sky. Their gnarled roots cling
Like wasted fingers of a clutching hand
In the grim rock. A silent spectral band
They watch the old sky, but hold no communing
With aught. Only, when some lone eagle’s wing
Flaps past above their grey and desolate land,
Or when the wind pants up a rough-hewn glen,
Bending them down as with an age of thought,
Or when, ‘mid flying clouds that can not dull
Her constant light, the moon shines silver, then
They find a soul, and their dim moan is wrought
Into a singing sad and beautiful.
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