lunes, julio 21, 2008

Città socialista


Cita a hora insólita

La ciudad - me digo - donde la sombra
es casi más deliciosa que la luz
cuando brilla renovada en la mañana ...
"... seca el temporal de esta noche - ríe
mi alegría vuelta a mi lado
después de un corto alejamiento.
"Seca al sol sus contradicciones"
- torvo, ya al punto de creer, replico.
Pero la forma, la imagen, el semblante
- de ángel habrías dicho en otros tiempos -
resurgido a mi lado en la vidriera:
"Querido - me escarnece abiertamente - querido,
con esa cara de vacaciones. Y piensas
en la ciudad socialista".
Ha vencido. Y ya me suelto: "No
llegaré a verla", le respondo.
(No estaremos
juntos, debería decir). "Pero es justo;
haces bien en no tomar nota de estas cosas,
si las digo por odio hacia alguien
o rabia por algo. Pero cree en la otra
cosa que se abre paso en mí de tanto en tanto,
que incluye a las otras y las hace espléndidas,
rara como esta mañana de septiembre...
justo, de ti me hablaba a mí mismo:
de la alegría".
Se me cuelga del brazo.
"No es verdad que sea rara - me corrijo-: está;
se lleva como una herida
por las calles deslumbrantes. Es
esta hora de septiembre reprimida en mí
durante todo un año, es la zorra robada que el chico
guardaba bajo la ropa y le desgarraba las costillas,
un arma llevada por abuso, fuera
del breve sueño de unas vacaciones.
Podría
con ella matar, con la sola alegría..."

¿Pero dónde estás, donde te has metido?

"Es esto lo que pienso si alguien
me habla de revolución",
digo a la vidriera que vuelve a estar desierta.


Vittorio Sereni, de Gli strumenti umani (1965). Versión de J. Aulicino.


Appuntamento a ora insolita
La città — mi dico — dove l'ombra/quasi più deliziosa è della luce/come sfavilla tutta nuova al mattino.../ «...asciuga il temporale di stanotte» — ride /la mia gioia tornata accanto a me/ dopo un breve distacco./«Asciuga al sole le sue contraddizioni»/ — torvo, già sul punto di credere, ribatto./Ma la forma l'immagine il sembiante /— d'angelo avrei detto in altri tempi —/risorto accanto a me nella vetrina:/«Caro — mi dileggia apertamente — caro,/con quella faccia di vacanza. E pensi /alla città socialista?»./ Ha vinto. E già mi sciolgo: «Non/arriverò a vederla» le rispondo./(Non saremo/più insieme, dovrei dire). «Ma è giusto,/fai bene a non badarmi se dico queste cose,/se le dico per odio di qualcuno/o rabbia per qualcosa. Ma credi all'altra /cosa che si fa strada in me di tanto in tanto /che in sé le altre include e le fa splendide,/rara come questa mattina di settembre.../ giusto di te tra me e me parlavo:/della gioia». / Mi prende sottobraccio./ «Non è vero che è rara, — mi correggo — c'è,/la si porta come una ferita/ per le strade abbaglianti. È/ quest'ora di settembre in me repressa/ per tutto un anno, è la volpe rubata che il ragazzo/ celava sotto i panni e il fianco gli straziava,/ un'arma che si reca con abuso, fuori/dal breve sogno di una vacanza./ Potrei/con questa uccidere, con la sola gioia...»//Ma dove sei, dove ti sei mai persa?// «E' a questo che penso se qualcuno/mi parla di rivoluzione»/dico alla vetrina ritornata deserta.

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