1937
Horacio del cianuro en el ocaso,
del rojo barro
y de la selva casta.
Horacio del amor de las doncellas,
gótico Horacio,
misteriosa gema.
Ahí están la jangada,
los mensú,
el almohadón,
los opas,
la anaconda,
y la cercana muerte tan cercana.
en el fatal gatillo traicionero.
Atardece en Misiones,
una flor de lapacho a la deriva
deja sus alas en el Yabebirí.
La noche entra en la noche
y más allá del yerbatal espeso
renacen las criaturas,
que vuelven a soñarte,
eternamente.
Flaco
Ya ascendiste a la nave del errante,
con Fermín, con Artaud, con los dementes
que beben soledades y amarguras.
Ya circundan Haedo, y las terrazas
se pueblan de malvones y duraznos
sangrando melodías que son lágrimas.
Ya el mudo te hizo un sitio en el comando,
y el santo te sonríe con ternura.
Ese es tu cielo. Tu mundo de corcheas
y metáforas, lejanas muchas veces,
abrieron una grieta en los cerebros.
Tachonan nuestro cielo, ahora eclipsado,
tu diamante dulzura, tu muchacha
de ojos de papiro, tus plegarias.
La voz
A propósito de "Moisés" de J.J. Saer
“Ahora, te elijo entre mi rebaño.
Podrías haber sido cualquiera (las piedras son infinitas en el yermo),
pero para ti estaban destinadas la voz en la zarza, el báculo y la tabla.
El látigo golpea las espaldas y la arena está manchada de sangre.
Ahora unjo con mantequilla tu frente.
No condesciendo a la pena.
No escribo promesas en aguas bermejas.
Conozco el desprecio y la desobediencia de los muchos.
Vivirás para salvar unos pocos guijarros,
matar al becerro
y perpetuar mi nombre.
Antes de llegar a la tierra prometida,
la muerte pisará tu manto
y no me habrás visto.”
Panadería
Aromas de espigas en la madrugada,
la vereda poblada de pasado es una romería
mechones canos que aguardan su pitanza
esclavos de Ramsés
legionarios
devotos que parten la ración en una catacumba
viajeros de la diáspora en pascuas clandestinas
los Forclaz tenaces en la molienda
campesinos que humillan el césped de la Reina
Valjean y su mendrugo.
El recuerdo es un remoto margen
un puente carcomido
y una balsa
En mi calle,
la niña del olvido
me dejó unos retazos
bordados de memoria
Hoy el pan me trae una ceniza
apenas encendida en la fragua del tiempo.
Sergio Velazquez (Buenos Aires)
Barnacle,
Buenos Aires, 2024-2025
Más poemas de Sergio Velazquez en Página Salmón
---
Foto: Barnacle
No hay comentarios.:
Publicar un comentario