Reencarnación de los carniceros
Y salió otro caballo, rojo: y al que estaba
sentado sobre éste, le fue dado quitar de
la tierra la paz, y hacer que los hombres
se matasen unos a otros.
San Juan, Apocalipsis
Y vi que los carniceros al tercer día,
al tercer día de la tercera noche,
comenzaban a florecer en los cementerios
como brumosos lirios o como líquenes.
Y vi que los carniceros al tercer día,
llenos de tordos que eran ellos mismos,
volaban persiguiéndose, persiguiéndose,
constelados de azufres fosforescentes.
Y vi que los carniceros al tercer día,
rojos como una sangre avergonzada,
jugaban con siete dados hechos de fuego,
pétreos como los dientes del silencio.
Y vi que los perdedores al tercer día,
se reencarnaban en toros, cerdos o carneros
y vegetaban como animales en la tierra
para ser carne de las carnicerías.
Y vi que los carniceros al tercer día,
se están matando entre ellos perpetuamente.
Tened cuidado, señores los carniceros,
con los terceros días de las terceras noches.
O púrpura quemada o nieve roja
Batalla de Stalingrado, 1943
Está la sangre púrpura en la nieve
tocando a solas llantos interiores
al soplo de memorias y dolores
y toda la blancura se conmueve
Fluyendo van en ríos de albas flores
los líquidos cabellos de la nieve
y va la sangre en ellos y se mueve
por montes de silencio silbadores
Soñando está la novia del soldado
con aguas y más aguas de dulzura
y el rostro del amado ve pasar
Y luego pasa un río ensangrentado
de blanca y hermosísima hermosura
que va arrastrando el rostro hacia la mar
Oscar Hahn (Iquique, Chile, 1938), Reencarnación de los carniceros, Visor, Madrid, 2019
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