miércoles, marzo 20, 2024

Agnès Agboton / Tres poemas




Lejos, tan lejos ya
el manto cálido del viento
y el sudor que empapa la tierra.

Lejos, tan lejos ya
las palmeras de Semè‑Podji
y la sangre que abre caminos.

Lejos, tan lejos ya
la tierra roja que abraza a los míos
y bebe, despacio, el agua del «yoho» [1]
mientras la mañana enfría mis sueños
y mis pies desnudos se arrastran
por esas baldosas sin sed.

¿Dónde, dónde está la tierra roja,
la sangre de las generaciones,
el ardiente «sodabi» [2]
 de los dioses?

¿Dónde, dónde está la tierra roja?

*

Han quedado sobre la tierra
los oscuros cuerpos de los hombres
de inútil muerte,
y en el oculto corazón de los demás
arde todavía la llama del odio
estúpidamente despierto.
Inútil odio.

En un apacible cobijo
de hermosas paredes
todo ha sido cambiado;
dos hombres importantes se han sonreído,
se han dado la mano.

De nuevo todo inútil, 
la lucha de los vivos,
la muerte de los muertos.

De nuevo todo inútil, 
el hambre…

*

Ese cristal entre las hojas verdes,
Ese cristal buscando
–en balde, en balde–
el camino que encauce mis pasos.

Pero no, no son mis pies
ese cristal
ni lo empaña mi aliento
paso a paso.
Pero no, no es un cauce
ese sendero.

Merodea mi alma,
sedienta vagabunda que se acerca,
ingenua,
al cristal azul.

¡Esa sed de infinito
y el sabor de la tierra!

Agnès Agboton (Porto-Novo, Benín, 1960), Guaraguao, año 27, nº 75, Barcelona, 2024
La autora realizó la traducción de la lengua gun al castellano

Notas de la autora:
1. Altar familiar.
2. Aguardiente de palma.

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Foto: Emiliano Moro

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