A través de la vaga mañana, el corazón preocupado,
Un grano de sonido enterrado en el aire
Comienza y crece sin advertir todavía—
La temblorosa red del pescador.
Se distiende la semilla, y ahora apretados pimpollos de sonidos
Vibran, manteniendo sus flores triunfantes
Al sol. Hay abejas zumbando entre campánulas,
En el corazón se despliegan llamas escarlatas.
Niños miran hacia arriba, y los olmos ornados de primavera
Sacudiendo sus cabezas y marcados por el hacha.
Valerosos o angustiados, pero sin suerte—
Abajo, la tierra se estremece: imaginamos la pérdida.
Negros como sabandijas, arrastrándose escalonados
Bajo el piso de nubes, vienen los bombarderos:
Los pesados ángeles, llevando daño
En sus vientres desesperados por vaciarse de la muerte.
Esta es la semilla que crece para la ruina,
El embrión de hierro concebido en miedo.
Tarde o temprano su necesidad debe ser contestada—
En miedo parido y fuego crepitante.
Elige entre tu niño y este embrión fatal.
¡Llevará tu culpa armas, y los hijos que deseas
Serán condenados a morir por los poderes que pagaste
Y rondarán las casas que nunca construiste!
Cecil Day-Lewis (Ballintubbert, Irlanda, 1904-Hadley Wood, Inglaterra, 1972), Poesía inglesa de la guerra española, El Ateneo, Buenos Aires, 1947
Versión de Alberto Girri y William Shand
Poetry Foundation - All Poetry - Modernist Archives - The Telegraph - Otra Iglesia Es Imposible - Poetas Siglo XXI - Las Cosas que Hemos Visto - Antonio Diez - Radio La Primerísima - Club de Traductores Literarios de Buenos Aires
Foto: Cecil Day-Lewis, 1948 (detalle) John Gay/National Portrait Gallery UK
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