miércoles, agosto 24, 2016

Edward Thomas / La gloria















La gloria, el resplandor de la mañana:
el cuco que susurra sobre el rocío intacto,
el mirlo que lo encuentra, y la paloma
que me incitan a algo más dulce que el amor;
las nubes agrupadas como recién segada hierba;
el calor, el rumor, el gran vacío
del cielo, el prado, el bosque, y de mi corazón.
Esa gloria me incita y me reprocha
todo lo que yo puedo ser o hacer
junto a esta hermosura de forma y movimiento,
esa felicidad que habitaría
en la presencia de lo bello. ¿Hoy debo
empezar a buscar por Cielo e Infierno
fuerza o saber que iguale esta belleza
y a recorrer el polvo moteado
en la esperanza de encontrar lo que persigo,
escuchando a las cosas efímeras, felices,
de las que no sabemos nada, en mi camino?
¿O debo contentarme con este descontento
igual que golondrinas y alondras con sus alas?
Al final de este día, una vez más,
¿preguntaré qué es la belleza, y a qué aludo
con la felicidad? ¿Debo dejarlo todo
contento o triste, o ambos? ¿O saber
que he sido, sí, feliz tan a menudo
al olvidar qué cerca está mi encierro,
qué triste, sin lugar al que viajar,
es el Tiempo? No puedo morder del todo el día.

[1915]

Edward Thomas (Londres, 1878-batalla de Arras, Francia, 1917), Poesía completa, traducción de Gabriel Insausti, Pre-textos, Valencia, 2012


The Glory

The glory of the beauty of the morning, -
The cuckoo crying over the untouched dew; 
The blackbird that has found it, and the dove
That tempts me on to something sweeter than love; 
White clouds ranged even and fair as new-mown hay; 
The heat, the stir, the sublime vacancy
Of sky and meadow and forest and my own heart: -
The glory invites me, yet it leaves me scorning
All I can ever do, all I can be, 
Beside the lovely of motion, shape, and hue, 
The happiness I fancy fit to dwell
In beauty's presence. Shall I now this day
Begin to seek as far as heaven, as hell, 
Wisdom or strength to match this beauty, start
And tread the pale dust pitted with small dark drops, 
In hope to find whatever it is I seek, 
Hearkening to short-lived happy-seeming things
That we know naught of, in the hazel copse? 
Or must I be content with discontent
As larks and swallows are perhaps with wings? 
And shall I ask at the day's end once more
What beauty is, and what I can have meant
By happiness? And shall I let all go, 
Glad, weary, or both? Or shall I perhaps know
That I was happy oft and oft before, 
Awhile forgetting how I am fast pent, 
How dreary-swift, with naught to travel to, 
Is Time? I cannot bite the day to the core.

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