Anónimo
Siglo V.
Invasión de los bárbaros
Pasaron los reinos que fundaron
hombres que venían del mar.
Y los templos son polvo.
Reyes y sacerdotes,
vencedores y esclavos, y sus dioses,
se confunden con el polvo.
Pasaron los grandes emperadores
que tuvieron en su mano el mundo.
Pompeyo y César, Augusto,
y Tiberio y Nerón, y el magnífico Trajano
y Marco Aurelio.
Pasaron sus triunfos y derrotas
y su gloria. Como el viento sobre las aguas.
Y la ciudad olvidó.
Así pasarán éstos que ahora asolan
sus piedras, y pasarán sus hijos
y nosotros que contra ellos
nos levantamos. Los mismos pájaros
roerán todos los huesos.
Y la ciudad olvidará.
Pero yo no quiero
ver otro mundo.
Mi alma pertenece al legado de Roma.
Anastasio, "El Bizantino"
Siglo VI - Siglo VII.
De Cantos de Amor
Cuando los Angeles del vino
en la alta noche muestran a mis ojos
los placeres posibles, y me dicen
sueña una mujer,
al alba será tuya,
impasible contemplo las insinuaciones
de las más bellas cortesanas.
Para mí ya no existen otros ojos
que los tuyos, ni boca comparable,
no puedo imaginar que mis caricias
hagan nacer amor en otro cuerpo.
Digo entonces: Partid,
oh dulces Angeles, llevad
a otros lechos vuestra alegría.
Pues qué mujer después de la que amo
encontraría en mis ojos sino la vasta noche.
José María Álvarez (Cartagena, Murcia, 1942), La Edad de Oro, Editora Regional de Murcia, Murcia, 1983
Foto: Álvarez La Casa de los Malfenti
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