Involuntario don
y aunque pugnen los ojos por quedarse fuera
el gran abrazo de la tiniebla viene
R.D.
1
El miedo que guía sus pasos les impide retroceder
Incapaces de reconocerse y de escuchar el eco de sus
propias voces
asombrados de estar todavía aquí
incrédulos, indóciles, fuera de sí, con palabras ajenas
y una cierta ironía
se preguntan:
este es el recinto de la patria?
2
Con una desafiante dureza en sus miradas
y el empecinamiento de los inconformes
añoran la calma del desierto, su luz cegante
pero estamos tan lejos de dios!
3
Esta es la hora solemne
de los que no vendieron su conciencia
de las cuentas no pedidas ni saldadas
no hubo ni crimen ni error
nadie mandó ni obligó ni compró ni vendió
pendientes de sus deudas y limpios de confesión
tardarán un tiempo aún en morirse
devotos, escuchaban las regias palabras
como único consuelo
Vienen de la misma cuna y su indestructible amistad
les alegra el alma
juntos beben con igual deleite el vino que invita al
beso, a amarse hasta el hartazgo, a la sensualidad sin
fin (que cura todas las heridas, que anula todo
pensamiento)
4
Sobrevivimos a nuestra naturaleza endeble
a nuestro himno, a nuestra historia
atrapados en las entrañas del mundo, ni siquiera
intentamos salir
devorados-devorando hasta la saciedad
nada es más agobiante, nada más amargo que el
involuntario don de nuestra corpórea existencia
5
no actuamos sin embargo por pesadumbre ni
por desesperación
serenos, complacientes
en este país de espinas
cedemos paso a la derrota
como impulsados por un gran, irrefrenable, deseo de
morir
(el intenso resplandor que ahora emerge del abismo
nos envolverá y nos enlazará para siempre con la
eternidad)
oh amor
oh noche solemne
única cuna
regias palabras
ajenas palabras
no humanas... no terrenas...
Basilia Papastamatíu (Buenos Aires, 1940, residente en La Habana desde 1969), Cuando ya el paisaje es otro, Editorial Argonauta, Buenos Aires, 2011
---
Foto: Papasmatíu (izquierda), junto con la poeta Legna Rodríguez, La Habana, 2011 yarabeycuba
y aunque pugnen los ojos por quedarse fuera
el gran abrazo de la tiniebla viene
R.D.
1
El miedo que guía sus pasos les impide retroceder
Incapaces de reconocerse y de escuchar el eco de sus
propias voces
asombrados de estar todavía aquí
incrédulos, indóciles, fuera de sí, con palabras ajenas
y una cierta ironía
se preguntan:
este es el recinto de la patria?
2
Con una desafiante dureza en sus miradas
y el empecinamiento de los inconformes
añoran la calma del desierto, su luz cegante
pero estamos tan lejos de dios!
3
Esta es la hora solemne
de los que no vendieron su conciencia
de las cuentas no pedidas ni saldadas
no hubo ni crimen ni error
nadie mandó ni obligó ni compró ni vendió
pendientes de sus deudas y limpios de confesión
tardarán un tiempo aún en morirse
devotos, escuchaban las regias palabras
como único consuelo
Vienen de la misma cuna y su indestructible amistad
les alegra el alma
juntos beben con igual deleite el vino que invita al
beso, a amarse hasta el hartazgo, a la sensualidad sin
fin (que cura todas las heridas, que anula todo
pensamiento)
4
Sobrevivimos a nuestra naturaleza endeble
a nuestro himno, a nuestra historia
atrapados en las entrañas del mundo, ni siquiera
intentamos salir
devorados-devorando hasta la saciedad
nada es más agobiante, nada más amargo que el
involuntario don de nuestra corpórea existencia
5
no actuamos sin embargo por pesadumbre ni
por desesperación
serenos, complacientes
en este país de espinas
cedemos paso a la derrota
como impulsados por un gran, irrefrenable, deseo de
morir
(el intenso resplandor que ahora emerge del abismo
nos envolverá y nos enlazará para siempre con la
eternidad)
oh amor
oh noche solemne
única cuna
regias palabras
ajenas palabras
no humanas... no terrenas...
Basilia Papastamatíu (Buenos Aires, 1940, residente en La Habana desde 1969), Cuando ya el paisaje es otro, Editorial Argonauta, Buenos Aires, 2011
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Foto: Papasmatíu (izquierda), junto con la poeta Legna Rodríguez, La Habana, 2011 yarabeycuba
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