lunes, abril 06, 2009

Constantino Cavafis / Tres poemas




Los caballos de Aquiles


Cuando vieron muerto a Patroclo,
tan valiente, tan fuerte y tan joven,
los caballos de Aquiles prorrumpieron en llanto;
su inmortal condición se indignó
ante la obra de la muerte que veían.
Alzaron su cabeza, sacudieron las largas crines,
golpearon el suelo con las patas, y lloraron
a Patroclo, a quien sentían inánime -destruido-
una carne abyecta ahora -el espíritu disipado-
indefenso -sin aliento-
hacia la inmensa Nada vuelto desde la vida.

Zeus vio las lágrimas de esos inmortales
caballos y sintió lástima. “En las bodas de Peleo”,
dijo, “no he debido actuar tan irreflexivamente.
Habría sido mejor no haberos regalado,
infelices caballos. ¿Qué ibais a hacer allí,
entre esos pobres seres, juguetes del destino?
A vosotros que estáis libres de la muerte y la vejez,
os atormentan calamidades pasajeras. En sus apuros
el hombre os ha atrapado”. Pero sus lágrimas,
por la calamidad eterna de la muerte,
seguían derramando los dos nobles animales.

1897


Un viejo

En la parte interior del ruidoso café,
inclinado sobre la mesa, está sentado un viejo,
con un periódico frente a él por toda compañía.

Y en medio del desprecio de su miserable vejez,
piensa qué poco disfrutó los años
en que tuvo vigor, ingenio y apostura.

Sabe que ha envejecido mucho: lo siente, lo ve.
Sin embargo, el tiempo de su juventud parece
que fue ayer. ¡Que espacio tan breve, que espacio tan breve!
Y piensa en cómo lo engañó la sensatez,
en cómo siempre se fió —¡qué locura!—
de la embustera que le decía: “Mañana. Tienes mucho tiempo”.

Recuerda los impulsos reprimidos y tantas
alegrías sacrificadas. De su necia prudencia
se mofa ahora cada ocasión perdida.

Pero de tanto pensar y recordar
el viejo se marea. Y se adormita
apoyado en la mesa del café.

1897


Che fece il gran rifiuto *

A ciertos hombres les llega el día
en que tienen que decir el gran Sí
o el gran No. Se ve inmediatamente quién lleva
por dentro el Sí dispuesto y, al decirlo,
avanza por el camino del honor, fuerte en sus convicciones.
El que niega, no se arrepiente. Si lo interrogaran de nuevo,
una vez más volvería a decir No. Y, sin embargo, lo aplasta
ese No —tan justo— durante el resto de su vida.

1901

* Alighieri, Divina Comedia, Inferno, Canto III: Que hizo el gran renunciamiento (N. del Ad.)

Constantino Cavafis (Alejandría,1863-1933), Constantine Cavafy, Cien poemas, versiones de Francisco Rivera, Monte Avila Editores, Caracas, 1978

Ilustración: Constantino Kavafis, 1933, grabado de Jorge Martínez García (sobre una fotografía), 2004 Craig Scott Gallery

3 comentarios:

  1. Excelente! Me encanta Kavafis. Y los demás poetas del blog también son buenísimos. Darío Rojo me dio su libro "Cierta dureza en la sintaxis". Me gustó mucho, aunque es bien diferente a lo que yo escribo. Un cordial saludo,
    Brenda

    www.laflorazul-poesia.blogspot.com

    ResponderBorrar
  2. Hermosos poemas.
    Recuerdo uno de Kavafis que haciendo referencia a la vida decía:
    "No la envilezcas (...) hasta convertirla en una extraña carga". Siempre me resultaron atractivos esos versos.
    Saludos!

    ResponderBorrar
  3. matter in the end will never abate (la materia finalmente nunca cederá), de fragmentos de un poema gnóstico perdido en el siglo XII, herman melville.

    ResponderBorrar