martes, octubre 15, 2024

León de Greiff / Tres poemas



Rapsodia-soneto para Gregorio

Camarada! Camarada en fantásticas, en ilógicas, en absurdas y múltiples lides,
siempre fiel a mi vera, con tu gesto de risa, de sarcasmo, de burlas y befas y mofa,
en el viejo navío -bergantín o goleta, urca, birreme o praho- caballero en la hóspite cofa,
cuántas veces, mil veces! relataras leyendas prolijas, en que fuimos, los dos, adalides!

Añoranzas de puertos exóticos! Fragantes hembras! Zambras! Embriagueces de trágicas 
    vides!
Las humosas tabernas y sombríos tabucos! Por España y por Indias, algaradas con la ríspida 
    gente gallofa:
y las noches eternas por los árticos hielos: y la azul, sollozante, romántica estrofa
estrujada de llantos, cuando noches lunosas -ante rejas morunas- ¡serenatas y duelos: 
    amatorios  ardides!

Ya cesó la Odisea. Hora somos añejos marinos. Viejos troncos y mútilos que a la orilla botó 
    el oleaje...
De un naufragio despojos: abolidos despojos... Marineros anclados, en hirsuta, fatídica riba...
Es la vida pretexto, nada más, para historias y fábulas, para historias que todos, de falsas, 
    rïendo, motejan...

Camarada! Camarada en fantásticas lides! Compañero de todo mi viaje: mi real e hipotético 
    viaje
alredor de los Mundos, por abscónditos Mares! Los barcos -hogaño- sin nosotros alegres se 
    alejan...
Camarada! Encendamos las pipas! El humo! Vagarosos recuerdos... -Por tu rostro curtido una 
    lágrima surca, furtiva.  
                                                                                                                      1920


Sonetines

Nunca la Poesía cosa grave.
Jamás la Poesía baladí...
Varia la Poesía: a Ella me dí
como a la Dona viperina o suave.

Si la Dona te ama ¿quién lo sabe?
Si no te ama, ¿quién lo sabe? dí.
Fugada, aún es rosa de Engadí.
La Poesía es ave, es nube, es nave

de los vientos juguete: así la Dona.
¿Nunca la Poesía cosa seria?
¿Nunca la Dona, clara, fiel, segura?

Una u otra te hiere o galardona,
te enaltece, te sume en la miseria:
las dos son la razón de la locura,

ESTRAMBOTE

son la sal del ensueño y la aventura,
los gajos de laurel o la corona
de espinas: a la vez honor, laceria,
acerbía, dolor, amor, ventura.
Razón y sinrazón: Son cosa seria...
(Concepto de Gaspar de Noche-Escura).


IV
                 A Enrique Caballero Escovar

Lo primero de todo es la mujer.
De la mujer -primero- lo mejor.
De la mujer lo mejor es su flor.
La flor de la mujer... Es, a saber:

La intercolumnia flor (ser o no ser
en ello está el meollo: en Elsinor
lo dijo Hamlet -pésimo amador:
Ofelia lo atestigua: intacto arder).

Lo primero de todo está en se dar.
En se dar para en trueque recibir
lo mejor: ¿qué otra suerte? ¿qué otro albur?

Lo primero de todo es el amar.
Hay que amar a destajo hasta morir.
Hasta que Cronos blanda su segur.

ESTRAMBOTE

Del Este al Norte del Oeste al Sur,
amar en verde, en rojo o en azur
(siguiendo a Omar Jayyám de Nischapur
y a Beremundo el Lelo, augur, tahúr)
 ¡abur! ¡agur!

                                               14. VIII. 1970

León de Greiff (Medellín, Colombia, 1895 - Bogotá 1976), Antología, Universidad Externado de Colombia, Facultad de Comunicación Social y Periodismo, Bogotá, 2005

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lunes, octubre 14, 2024

Beatriz Vallejos / De "Cerca pasa el río"



Yo no puedo llorar la caída 
amarilla de los azahares 

Cuando el paso de tardíos bueyes 
llega y dispersa alguna alegre congregación de pájaros, 
yo no puedo llorar la caída amarilla de los azahares, 
porque distantes acordeones vienen, y silbidos lejanos 

Yo he visto al ceibo añoso ofrecer su coral 
al apretado corazón de los montes 
y he visto un pájaro —fugitivo de las ramas— 
tender con su canto el claro mantel de la mañana 

Sobre la tierra ardida la espiga se deshace 
Pero yo he visto un sauce 
inclinado verter sus verdes lágrimas sobre un río que pasa 
agua abajo, de onda en onda atravesado de estrellas 

Nada más que por eso 
yo no puedo llorar la caída amarilla de los azahares 


Hermanas
 
La siesta colonial ha terminado 
Nosotras, dibujamos un gesto 
—la perfumada atmósfera, 
caen sutiles encajes 
de nuestras manos forecidas— 

La caricia, es un rayo bruñido 
jugando en los cristales 
—la risa de los niños 
sabe de nuestro amparo oh hermanas—

Las palabras, lo nuevo 
son palomas que acuden 
a la ventana resplandeciente 
donde inclinadas, despedimos la tarde 

Un fuego alegre baila 
El vapor silba en la pava 
—nosotras conocemos esa antigua canción—
Un fuego alegre baila 
Y el zuequito esquía por los patios 
Las palabras, lo nuevo 
acuden a la ventana resplandeciente 
Bienvenidas, familiares posturas 
—nosotras dibujamos el gesto oh hermanas,
un hidroavión romántico en el corazón 
fortaleza de acero 
de nuestra triunfal delicadeza 


De "La ventana":

El ángulo azul elevado por la irradiación naranja como una 
bandeja de esplendor define la tarde cotidiana 
     La vecindad de los timbres y del agua cayendo ideal sobre 
la oculta bañista asciende el color verde frío en la pileta de 
porcelana. La máquina doméstica acelera su intermitencia 
de hilo en tensión. Esas manos de invierno para un aluminio 
decoroso iluminan la cocina en la llama dentada 
     Pero en la frontera de la luz natural las cortinas desvean
la intimidad de la penumbra recogida densa e imprecisa 
retrocediendo hacia su ancla. Es allí donde todo color es 
violento en su inmovilidad de tiempo alucinado. El perfl 
desciende a su humildad recóndita a su nivel de dolor que es 
una postura hacia el ocaso hacia la roja moneda que cae con 
la tarde 
     El silencio entonces abre sus brazos de pasión para que 
todo latido sea escuchado


Existe un puerto en la bruma
 
Y levantamos 
este collar salino que el amor arrojara 
en su desdén. El tiempo abre su pecho 
de vehementes tatuajes, su túnica boreal 
Oh símbolo sombrío! Al pie de las banderas 
los crepúsculos caen, y levemente, 
tan helada rozando un silencio de aspas 
iza la guerra su violáceo esplendor 

Detrás de los espejos la niebla empuja barcos, 
inasibles partidas, detrás de su fulgor 
Y persistimos

Beatriz Vallejos (Santa Fe, Argentina, 1922 – Rosario, Argentina, 2007), Cerca pasa el río [1952]; prólogo, notas y cronología de Gabriela Schuhmacher; Ediciones Universidad Nacional del Litoral (UNL), Santa Fe, 2024

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Foto: Beatriz Vallejos c.1949 en la portada de Cerca pasa el río, UNL, 2024

domingo, octubre 13, 2024

Mariana Pérez Villoro / Tres poemas


Exegi monumentum aere perennius

Me aferro a la resonancia
de las palabras grandilocuentes

y las búsquedas
de la poesía canónica:

a la tenacidad del verde
que reviste mi esfera semántica
con sus musgos.

Encuentro líquenes y algas
y al elegir esos vocablos
levanto construcciones en agonía

para hablar del duelo.


Expedición del acta

Más del setenta por ciento
de nuestra relación
fue oceánica
Nos ilusionaba
conocer a detalle
la flora, fauna y funga
de las exploraciones

y confiábamos
en los dispositivos
de rastreo sumergible
pero las inclemencias
del mar
deterioraron las tecnologías

y las altas presiones
mantuvieron inaccesibles
las zonas más hondas
Menos nueve por ciento
de esa vida submarina
pudo ser descubierta.


















Mariana Pérez Villoro (Ciudad de México, 1984), "Mi dolor es un conjunto de palabras", Periódico de Poesía, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 7 de octubre de 2024

Más poemas de Mariana Pérez Villoro en KaxaxCardenal, Voces Encendidas, Magis
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sábado, octubre 12, 2024

Patricio Rodríguez Graham / De "Cien animales"


soy la madre de todos los terneros del salado
de la pampa entera soy la madre
de los gatos castrados con los dientes
por la patrulla del tejado de los leves
caminantes de la luna soy la madre
de los acuerdos
los relojeros de los vigilantes
los presos y las hembras furiosas
soy la madre


*

todos nosotros los futuros muertos
hacemos los mandados con algo de entusiasmo
parimos niños próximos nosotros
de memoria frágil de ciáticos gastados
muertos futuros lustramos los zapatos para el baile
hacemos picnics de canasta
firmamos escrituras
ponemos nombre a los ladrillos a nuestros hijos
a los perros que ladran cuando escuchan la llave


*

la vida privada de los animales
es tema delicado
el paso callado por el mundo
de los que aúllan las noches de tormenta
alimentan mis febreros y en agosto
se recuestan en mantas tibias por sus lomos

la vida privada de los animales
se escurre de la ropa tendida se descuelga
de las lámparas a mis lecturas
se hace ritmo en lo doméstico
en la fiebre
los domingos

Patricio Rodríguez Graham (Buenos Aires, 1971)

Cien animales
,
Tren Instantáneo,
Buenos Aires, 2024









Más poemas de Patricio Rodríguez Graham en Otra Iglesia Es Imposible
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Foto: María Lefebvre/Tren Instantáneo

viernes, octubre 11, 2024

Ivan Blatny / Domingo



Grock ¹ se quitó el maquillaje
los pequeños hermanos Fratellini ² dejaron la pista del circo
Leo mi padre está de nuevo en su jaula
el domador de leones penetró a su esposa

El príncipe Carlos será Carlos III
cuando ascienda al trono
el primero fue ejecutado en 1649
el segundo restauró la monarquía
dando así un poco de alivio al frustrado pueblo
Nell Gwyn ³ vivió en la elegante mansión de Hampton Court

Aún hay luz en la ventana del vicario
está preparando el sermón del domingo por la mañana

Sonntag
es ist verflossen
und eine neue Woche beginnt. ⁴

Ivan Blatny (Brno, República Checa, 1919-Colchester, Reino Unido, 1990), Arthur Redding, "'God the Linguist Teaches Us to Breathe': Ivan Blatny's Poems in English", Brno Sudies in English, nº 23, 1997, Facultad de Filosofía de la Universidad de Brno
Versión de Jonio González del original en inglés
 
Notas del Traductor:
¹ Se refiere a Karl Adrien Wettach, famoso artista de circo suizo (1880-1959).
² Se refiere a los hermanos Paul, François y André Fratellini, tres payasos franceses, nacidos en el seno de una familia de artistas de circo, enormemente populares en su tiempo, especialmente tras la Primera Guerra Mundial.
³ Actriz inglesa (1650-1687) célebre durante el período de la Restauración, cuando, tras la Declaración de Breda, en 1660, se restableció la monarquía y ascendió al trono Carlos II.
⁴ En alemán: El domingo/ha terminado/y comienza una nueva semana

Ivan Blatny fue un poeta multilingüe que no sólo escribió en checo sino también en francés, alemán y, sobre todo, inglés, en ocasiones mezclándolos. El poema "Domingo" que aquí se presenta fue escrito en inglés y alemán.  

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SUNDAY

Grock wiped off his make-up
Fratellini the little brothers left the circus ring
Leo my father is back in his cage
the lion tamer entered his wife

Prince Charles will be Charles the Third
whe he ascends to the throne
the first one was executed in 1649
the second restaured de monarchy
bringing thus relief to the frustrated people
Nell Gwyn lived in the elegan mansion of Hampton Court

The vicar's window is still alight
he is preparing the sermon for Sunday morning

Sonntag
es ist verflossen
und eine neue Woche beginnt.
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jueves, octubre 10, 2024

Hugo Patuto / De "Magari"



Una palmera corrige otra luz con mil dedos

Una palmera corrige otra luz con mil dedos;
hay pálpito que soñar en el brillo
vertiginoso de la gata,
soltería mecida por flores.
Agrega miel un reloj olvidado,
miran los abuelos el mar del presente
y vas como dictamen
hacia el papel o tu camisa.
Tendrá esa labor nuestra mano:
empeño de agotarse para los vientos
sobre la roja
condición presa en el día.   


Entre mármol y turistas el sabor de la plegaria

Entre mármol y turistas el sabor de la plegaria,
laberinto de máscaras un verano,
impulso, la retina, paz o miedo:
Roma señala caminos por dádiva eterna.  


Al despedirnos, el futuro se agiganta

Al despedirnos, el futuro se agiganta
y borra el café un parpadeo.
(Ah el futuro, incontestable aro de ceniza
que sirve otra copa en el vacío).

Hugo Patuto (Conesa, Argentina, 1961), Magari, 2022-2023, inédito

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Foto: Sur y Sur

miércoles, octubre 09, 2024

Martha Kornblith / Dos poemas



Tus padres te miran.
Ellos habitan en tus delirios.
Te recuerdan las fechas,
el cumpleaños, el aniversario.
Te corrompen tus sueños.
Conspiran en las viejas fotos.
Te anuncian tu próxima liberación.
Tus padres te dicen:
Todo tiene solución
menos la muerte.
Pero yo sé que nunca más
callarán mis nervios
y me hundiré en mi muerte simbólica.
Sin más definiciones.

Oraciones para un dios ausente, 1995


Saga de la Familia

En todas las casas
siempre habitará un poeta
con una hermana (que no es poeta)
que le dirá
que escriba una biografía
sobre su familia.

En todas las casas
habitará una poeta
-loca además-
como aquellas que sostienen
a duras penas
sus propias biografías desdeñables:
Ellas avizoran pasados autistas
mujeres que dicen palabras soeces
dan tumbos a medianoche.

En todas las casas
habitará un primo lejano
-que vive en otro país-
y que busca (en inglés)
la génesis de la familia.
Conoció, hace años,
a esta pariente esquizoide
(tan callada, tan lejana -dijo-)
("So quiet, So withdraw").
No la reconoció en su última foto.
("lucía tan diferente")
("She looked so different,
so atractive, so outlocket")

En todas las casas
habitará una hermana poeta
-loca además-
que busca su propia desdeñable
génesis
(aquella que ya conocemos).

En todas las casas
habitará una hermana
que le pedirá a su hermana poeta
que escriba la historia
de la familia.
Esta poeta (loca de la casa)
pasará a formar parte de esta saga
el día en que deje el teléfono desconectado
en el filo de la madrugada.

Sesión de endodoncia, 1997

Martha Kornblith (Lima, 1959 – Caracas, 1997), Obra completa, Eclepsidra, Caracas, 2016
Vía Digo.Palabra.txt

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Foto: Editorial Eclepsidra/Instagram

martes, octubre 08, 2024

Ana Ussher / De "Letargo y letanía"



Todavía, con frecuencia, espero un sueño revelador
para dejarlo pasar como una canción desde un auto.
Cuando era chica en el bar de al lado de mi casa un hombre
levantaba quiniela
medio ladeado sobre alguna de las mesas
(un experto en la simulación de la lejanía).
En enero a la tarde seguro que de verdad cabeceaba
mientras con mis hermanos hacíamos remolinos de agua
junto al limonero.
Pero empezó la era
de los autoservicios. Elvira vendió los tacos de billar
también las heladeras y el mostrador.
Y tuvieron que morirse varios
incluido el limonero.
Hubo un borracho, Charoláis,
que sobrevivió bastante
–eso me parece a mí–.
Era de Balcarce o Areco y había sido corredor de turismo carretera.
A veces, llegando a la esquina
se le caían los pantalones: Charoláis.
Un punto blanquísimo
y balbuceante.
Laxo, largo lapso detenido.



Las hormigas escarban la naranja olvidada.
Se llevan la cáscara
en ágil fila.
Lo orgánico triunfa exultante.
Los colores no cambian. Andan.
En un corso
sonaba el tema –me parece– sobre unicornios
cuando perdí un pedazo de diente
por una serie de meneos concatenados que
involucraron una botella
y nos hicieron en vano buscarlo unos minutos por el piso.
De los consultorios odontológicos del gremio docente de mi padre tengo
todavía, en mi boca, un insumo.
Una camioneta verde estaciona.
Entonces, bajan y se dispersan los hacendosos.
Tienen, en sus orejas,
protección auditiva;
llevan, además,
gorro y sobre el gorro capucha.
Para hacer montículos con las hojas secas
prenden sopladores eléctricos de ulular estertóreo
que acaso no concuerda con lo grácil de la acción,
calma excepto para la tierra
que parece revuelo de bichitos.
Por último, usan el rastrillo y las bolsas, se ríen y se van.
¿Cuántas moscas entran –me pregunto–
en un solo poema
y por qué aparecen?
Hace poco una gris tornasolada
se posó en mi hombro izquierdo como si fuera
a decirme un secreto.
Sí…, plata no hay, plata no hay
nunca hay, hay que hacerla.
Pero entre el dicho y el hecho
ya ves bajan del techo
las palomas gordas y sentenciosas del estacionamiento.
A ellas no les interesa la naranja
ni siquiera se acercan a gorjear en mi oído,
aunque dele estamos mirarnos las pupilas:
se nos dilatan, se nos achican.
Y no deberíamos hablar de los caranchos.
Una mañana yo estaba en esta plaza
era temprano para los deportistas y
planeando de un árbol a otro
el pájaro lanzó su grito
¡kraaak!
de resonancia más bien angulosa
¡kraaak!, y duplicó la cosa.
Pero no deberíamos pensar
en el nido del carancho
en su pico curvo abriéndole el cuello a la paloma
en la destreza que logran sus garras.
No, no deberíamos
indagar en la vida de los caranchos.
Una mujer –conozco el nombre de sus hijos–
toma en bicicleta la dirección opuesta a la mía.
Su huella –la veo– es un continuo de rombos
que bordea un lado de los juegos
para niños.
Pero los regadores automáticos activarán
una lluvia invertida que insistirá en subir
simultánea a la puesta del sol
y tras su tris de vuelo a contraluz
(en error de cálculo)
caerá sin más sobre el dibujo
mutilando su forma plana.

Ana Ussher (Haedo, Argentina, 1982)

Letargo y letanía
,
Tren Instantáneo,
Buenos Aires, 2024









Más poemas de Ana Ussher en Otra Iglesia Es Imposible
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lunes, octubre 07, 2024

W. H. Auden / Nota sobre los intelectuales



Para el hombre de la calle, que es, por cierto,
Un agudo observador de las cosas
"Intelectual" sugiere, de un modo directo
Un hombre que es infiel a su esposa.

W. H. Auden (Inglaterra, Reino Unido, 1907 - Viena, 1973), "Dover y otros poemas", Diario de Poesía nº 9, Buenos Aires, invierno de 1988
Traducción de Mirta Rosenberg y Daniel Samoilovich


Note on intellectuals

To the man-in-the-street, who, I'm sorry to say
Is a keen observer of life,
The word Intellectual suggests straight away
A man who's untrue to his wife.

The Double Man, 1941
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Foto: W. H. Auden, c.1968 Underwood Archives/Getty Images

domingo, octubre 06, 2024

Georg Trakl / Tres poemas



El sol

Siempre vuelve el amarillo sol a la colina.
Es hermoso el bosque, el oscuro animal,
el hombre; pastor o cazador.

Por el verde estanque sube rojo el pez.
En silencio, bajo el redondo cielo,
navega el pescador en la barca azul.

Lentamente maduran la uva y el grano.
Cuando sereno declina el día,
un bien y un mal están dispuestos. 

Y cuando cae la noche,
levanta el caminante los pesados párpados,
silenciosamente,
y el sol irrumpe de la barranca sombría.


Canto de un mirlo cautivo

Hálito oscuro en el verde ramaje.
Pequeñas flores azules se ciernen
sobre el rostro del solitario, su paso de oro
se desvanece bajo el olivo.
Con el ala embriagada alza vuelo la noche.
Tan quedamente sangra la humildad,
el rocío gotea lento del espino en flor.
La piedad de brazos resplandecientes
acuna a un corazón que se rompe.


Verano

Al atardecer calla el lamento
del cuclillo en el bosque.
Se inclinan más el grano
y la roja amapola.

Negra tormenta amenaza
sobre la colina.
El antiguo canto del grillo
muere en el campo.

Nunca se mueve el follaje
del castaño.
En la escalera caracol
susurra tu vestido.

Serenamente ilumina la vela
en la habitación oscura,
una mano de plata
la apaga;

noche sin viento, sin estrellas.

Georg Trakl (Salzburgo, Austria, 1887 - Cracovia, Polonia, 1914)
Versiones de Julián de la Torre

Canto de un mirlo cautivo
Ediciones Kalos, 
Buenos Aires, 2024









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sábado, octubre 05, 2024

León de Greiff / Dos poemas




Tergiversaciones

I

Porque me ven la barba y el pelo y la alta pipa
dicen que soy poeta..., cuando no porque iluso
suelo rimar -en verso de contorno difuso-
mi viaje byroniano por las vegas de Zipa...,

tal un ventripotente agrómena de jipa
a quien por un capricho de su caletre obtuso
se le antoja fingirse paraísos... al uso
de alucinado Pöe que el alcohol destripa!,

de Baudelaire diabólico, de angelical Verlaine,
de Arthur Rimbaud malévolo, de sensorial Rubén,
y en fin... hasta del Padre Víctor Hugo omniforme...!

Y tánta tierra inútil por escasez de músculos!
tánta industria novísima! tánto almacén enorme!
Pero es tan bello ver fugarse los crepúsculos...

(1916)

(Tergiversaciones, 1925) 



Balada del tiempo perdido

I

El tiempo he perdido
y he perdido el viaje...

Ni sé adónde he ido...
Mas sí vi un paisaje
sólo en ocres:
desteñido...

Lodo, barro, nieblas; brumas, nieblas, brumas
de turbio pelaje,
de negras plumas.
Y luces mediocres. Y luces mediocres.
Vi también erectos
pinos: señalaban un dombo confuso,
ominoso, abstruso,
y un horizonte gris de lindes circunspectos.
Vi aves
graves,
aves graves de lóbregas plumas
—antipáticas al hombre—,
silencios escuché, mudos, sin nombre,
que ambulaban ebrios por entre las brumas...
Lodo, barro, nieblas; brumas nieblas, brumas.

Ni sé adónde he ido,
y he perdido el viaje
y el tiempo he perdido...

II

El tiempo he perdido
y he perdido el viaje…

Ni sé adónde he ido...
Mas supe de un crepúsculo de fuego
crepitador: voluminosos gualdas
y calcinados lilas!
(otrora muelles como las tranquilas
disueltas esmeraldas).
Sentí, lascivo, aromas capitosos!
¡Bullentes crisopacios
brillaban lujuriosos
por sobre las bucólicas praderas!
Rojos vi y rubios, trémulos trigales
al beso de los vientos cariciosos!
Sangrantes de amapolas vi verde-azules eras!

Vi arbolados faunales:
Versallescos palacios
fabulosos
para lances y juegos estivales!
Todo acorde con pitos y flautas,
cornamusas, fagotes pastoriles,
y el lánguido piano
chopiniano,
y voces incautas
y mezzo-viriles
de mezzo-soprano.

Ni sé adónde he ido...
y he perdido el viaje
y el tiempo he perdido...

III

Y el tiempo he perdido
y he perdido el viaje...Ni sé adónde he ido...
Por ver el paisaje
en ocres,
desteñido,
y por ver el crepúsculo de fuego!

Pudiendo haber mirado el escondido
jardín que hay en mis ámbitos mediocres!
o mirando sin ver: taimado juego,
buido ardid, sutil estratagema, del Sordo, el Frío, el Ciego.

(1923)

(Libro de signos, 1930)

León de Greiff  (Medellín, Colombia, 1895 - Bogotá, 1976), Material de Lectura n° 84, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2010

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Foto: Otraparte

viernes, octubre 04, 2024

Jorge Teillier / De "Para un pueblo fantasma", 3



Un taxi más

           A los amigos dominicales de "La Fama"

Un taxi más. Vanidad de vanidades.
Un taxi más. Belvederes de espuma.
Sangre de narices y no hay gin fizz mañana,
El cielo se persigna. Palais Royal galopa.

Un taxi más. My love is far away.
El "Audax" ha cerrado. Ha perdido el Green Cross.
Un taxi más. No hay vagos en los parques
porque al sueño lo invaden las hierbas venenosas.

Un taxi más. Jolson sings again.
Gabin será mañana marítima ceniza.
Las dos de la tarde son triángulo de las Bermudas
pero es bueno pedir penúltimos pipeños.

Un taxi más. Antes de que en las comisarías
te sorprendan los rosados dedos de la aurora.
No has sido ni serás el joven de la película.
Plaza Egaña here I am, sin un techo amarillo.

                                  28 de diciembre de 1976

Bienes

                    Todo lo que he perdido 
                    volverá con las aves.
                                  Jorge Guillén

Un libro de Edgar Poe, un pasaje de tren,
un remolino, un llavero sin llaves, una manta
          araucana, un calendario, un jarro, un
          payaso de trapo,
un mapa de Cautín, el retrato de un gato,
          una maleta vieja, una peineta, una camisa
          negra,
un programa del Hípico, un poema inconcluso, una
          ficha de teléfono, un disco de Zarah
          Leander,
un puñado de cartas, la torre del Tarot, un alfil
          blanco, un revólver sin nuez, una manzana.

Jorge Teillier (Lautaro, Chile, 1935 - Viña del Mar, Chile, 1996), Para un pueblo fantasma, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso/Concejo Nacional del Libro y la Lectura, Valparaíso, 2004

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jueves, octubre 03, 2024

Juan José Hernández López / Tres poemas


Solo de jazz para un Apocalipsis

             La luz de la luna y los aparcamientos desolados.
                                                               Charles Simic

Suena el saxo de Lou Donalson en un club de New Jersey
esculpiendo el humo que lo separa del público,
como un picapedrero del llanto.
Afuera, el único aparcacoches blanco
a este lado del Delaware
soporta una nevada vengativa
y recoge las notas que huyen escondidas
en cada oído insomne que abandona el local,
no sea que las más agudas rayen
el barniz de algún impoluto Cadillac.
La luna, con su sordo haz blanquecino,
barre los aparcamientos desolados
como si fueran el patio de una cárcel
en la condena del último invierno.


Niño con pala en la playa

Alfonso ha construido una torre
de arquitectura vagamente perfecta,
tan solo hundiendo una pequeña pala azul
empujada por el ansia de sus manos diminutas.
Al Capone también fue niño.
Bajo sus castillos de arena,
a medio metro de profundidad,
ya se descomponían los cadáveres.

Un taxidermista entre jirafas, 2021


Salpicadura

En otro intento de escribir un poema sucio,
uno que me permita entrar en el circuito de poetas
que le comen la polla a Bukowski
y, sin embargo, luego echan sacarina al café
y no deben ni una cuota de hipoteca,
me he vuelto a escupir en la barba.

Como el que monta una ferretería en el centro del Sáhara, 2021

Juan José Hernández López (Reading, Inglaterra, 1970, vive en Gran Canaria, España), Trasdemar, septiembre 15, 2021

Más poemas de Juan José Hernández López en El Humo, Octavo Boulevard, Palabra y Verso
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miércoles, octubre 02, 2024

Antonio Cisneros / De "Como higuera en un campo de golf", 2



La casa de Punta Negra
(Ese imperio)

Primero
se marcaron las fronteras
con estacas y cal,
y las antiguas tribus
que habitan los campos
–culebras, lagartijas–
fueron muertas
sobre la tierra plana:
sólo manchas de sal
y restos de gaviotas
como toda heredad,
y en los últimos días
del verano
llegaron los camiones
con ladrillos
y arena de agua dulce:
así vi edificarse
ante mis ojos
Tebas,
Jerusalem,
Nínive,
Roma,
Atenas,
Babilonia,
y apenas la casa
fue techada
hubimos grande fiesta:
el maestro albañil
hizo una cruz de palo
y amarré
geranios,
mimosas,
lluvia-de-oro,
hubimos también
panes con carne asada
y yerbas
y cebollas
–un bosque de botellas
de cerveza–
y el mar era una loma
de algas muertas
mezcladas con la niebla:
los pelícanos viejos
celebraron mi canto
antes de alimentar
a las arañas,
a los cangrejos peludos
de las rocas.
La casa fue clavada
con la cara al Oeste,
a más de 80 metros
de las aguas
en arenas seguras
–y ese sol–
tras los muros del Este
los camiones
y los autos veloces
ardían en la brea
como torres de paja,
y al fondo
inacabables
las colinas de arcilla,
el aire rojo,
los perros salvajes,
y fue todo,
y ese mar
ya no puede lavarnos
otra vez
–aunque brillé
en los siete veranos–
(y yo fui
dorado,
alegre,
veloz)
y busco algunas veces
esas piedras
chatas
y redondas
para tirar al agua
–revuelta a 87
millas-sur
de esta vieja caverna
edificada
en la isla del viento
donde llevan
los hombres
a sus muertos
colgados
de la espalda
y brilla
este mal sol
más frío
que un cangrejo
entre la boca:
el parque de St. James
sembrado de muchachos
y muchachas
que se enredan
como blandas culebras
bajo el aire
(y fue un desenredarme
y enredarme
sobre todos los campos
de la sal
y la arena mojada,
antes de la caída
de ese Imperio).


En el 62 las aves marinas hambrientas llegaron hasta el centro de Lima

Toda la noche han viajado los pájaros desde la costa -he aquí la migración 
     de primavera:
las tribus y sus carros de combate sobre el pasto, los templos,
    los techos de los autos.
Nadie los vio llegar a las murallas, nadie a las puertas
-ciudadanos de sueño más pesado que jóvenes esposos-
y ninguno asomó a la ventana, y aquellos que asomaron
sólo vieron un cielo azul-marino sin grieta o hendidura entre su lomo
-antes fue que el lechero o el borracho final- y sin embargo
el aire era una torre de picos y pellejos enredados,
como cuando dormí cerca del mar en la Semana Santa
y el aire entre mi lecho y esas aguas fue un viejo gallinazo de
   las rocas holgándose en algún patillo muerto
-y las gaviotas-hembra mordisqueando a las gaviotas-macho y
   un cormorán peludo rompiéndose en los muros de la casa.

Toda la noche viajaron desde el Sur.
Puedo ver a mi esposa con el rostro muy limpio y ordenado
   mientras sueña
con manadas de morsas picoteadas y abiertas en sus flancos por
   los pájaros.


Poeta inédito en el baño del bar Palermo

Escribió tres o cuatro sonetos contra la Virgen
y uno a favor.
Y todo fue arrastado por las aguas.

Antonio Cisneros (Lima, 1942-2012), Como higuera en un campo de golf [1972], Kriller71 Ediciones, Barcelona, 2012

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martes, octubre 01, 2024

Ezra Pound / Paracelsus in excelsis



 
"No siendo ya humano, ¿para qué simular humanidad
o usar el frágil atavío? 
Hombres y hombres he conocido, pero nadie jamás
que se haya vuelto una esencia tan libre 
o sólo un elemento, como yo. 
La niebla sale del espejo y miro. 
¡Helo aquí! Abajo se extiende el mundo de las formas;
debajo de nuestra paz se ve la agitación. 
Y nosotros, que abandonamos la forma, ascendimos.
Fluidos intangibles que antes fueron hombres 
parecemos estatuas, y un río desbordado 
corre enloquecido a nuestros pies. 
Solo en nosotros el elemento de calma."

Canzoni, 1911

Ezra Pound (Hailey, Estados Unidos, 1885 - Venecia, Italia, 1972), Argentarium. Antología de los poemas cortos de Ezra Loomis Pound, traducidos por autores argentinos, Edciones en Danza, Buenos Aires, 2009 
Versión de Gerardo Gambolini



Paracelsus in excelsis

"Being no longer human, why should I
Pretend humanity or don the frail attire?
Men have I known and men, but never one
Was grown so free an essence, or become
So simply element as what I am.
The mist goes from the mirror and I see.
Behold! the world of forms is swept beneath-
Turmoil grown visible beneath our peace,
And we that are grown formless, rise above-
Fluids intangible that have been men,
We seem as statues round whose high-risen base
Some overflowing river is run mad,
In us alone the element of calm."
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Foto: Ezra Pound, Rutherford, Nueva Jersey, 30 de junio de 1958  Richard Avedon / Richard Avedon Foundation

Nota del Ad.: Avedon tomó una serie de fotografías durante la visita del Pound a William Carlos Williams, en Rutherford, no bien salido del hospicio psiquiátrico de St. Elizabeth, donde estuvo confinado 13 años para recuperarse de una supuesta enfermedad mental. Su internación fue decidida por un jurado que no quiso sentenciarlo a la pena de muerte, bajo el cargo de "traición a la patria", a causa de sus tramisiones desde Radio Roma durante la Segunda Guerra Mundial.

lunes, septiembre 30, 2024

Emma Villazón Richter / De "Lumbre de ciervos"



Anuncio de ciervos

Ubica la hija el cuerno
lo tañe distribuye peces en tono alto
el grave es mudo se desbarranca de sus axilas
muerto por caparazón muy blando u opaco
Palmas hace y continúa angurria revuelve
tórax alza penacho y la expulsa a bambúes
al aire escaso donde esperaba allá más
del claustro allá más de virtud en techo
y no emergían ni sus ojales

Ubica la que amanece el cuervo
lo blande y en lumbre nace su espada
en caótico cauce para extremar ovejas
o furor que desmenuce lo plano
De aquí para allá a cortar empieza
paredes vasos umbilicales cordones
de hojas atadas a nombres con amor
no manso Nuevas formas ebria imagina
de procrear ciervos: que la madre duerma
sin croar ni quebrarse por años:
que los hijos colgados no sean
en cruz ni pedidos: que esa vieja trama
renazca más cerca de libélulas o barro

Ubica la rauda el trueno lo acoge
se dedica a raspar y raspar con él
en lo seco hasta que avizora
incendios emanaciones sin letra
flores dobles: un río alzado en la voz que no cesa


Parlamento

No se aleja quien nunca se va,
sale por la puerta real o irreal
y se despide en tono de lluvia ascendente o pájaro.
Nadie parte fácilmente y quizás nunca del todo
de instancias mayores, sobre todo
del lugar del origen, de esa torre ambigua
y amenazadora, siempre hambrienta de sueños idénticos.
No hay quien no requiera tiempo y fricción
para alcanzar la corrida en pos de su lengua.
El punto de tensión entonces
no reside en la cantidad de escenas y abrazos que aletean
o qué ciudad a mediodía se abandona, sino con qué
perfiles, llaves, piernas de sombra y cielos plegables
se parte, con qué
                 gigantes en sonrisas

                       —dijo aquella que se va
                                en la intersección del pájaro


Tu a y tu e

Cuando nace un ruido o pensamiento
no se desvanece el otro, el antiguo;
ambos se juntan en gimnasia oleosa,
se sostienen y fluctúan para darse cabida
en los días y hacer un vivo tiempo medio preso.
Botones los días tejen tu abrigo de pasado y mañana.

Así el niño con manos maternas jala al joven,
y veo de tantos seres estar llena tu boca,
una pecera con prolíficos trémulos estambres.
De tantas alegrías y ahogos bailar llena tu luz
y tu a tu e aperturantes en el poema desnudo
que vos, vos nunca podrías tener un Único nombre
                              ni alguien


Autopista de febrero

cada vez más lejos cada vez
más cerca, en la búsqueda,
asentían los ojos, jalando hacendosos
las velas de las nubes que huían

sobre metros de cemento cada vez más lejos
de cierto origen, más cerca, encandilaba la joven
morte, encrespada, precipitada
–el ansia de agarrar el cuerpo
con un dedal y soltarlo, fugaz–

cada vez desde más lejos, más
cerca danzaba el secreto obvio
en las humildes capillas del camino

cada vez, en ese paisaje, deslumbraba más
tu mano en el volante, hablaba, da-
ba un haz de posibles mar-
avillosos, una vasija
de pócima cósmica

—de tu mano cerca, íbamos a la lejanía

Emma Villazón Richter (Santa Cruz, Bolivia, 1983 - El Alto, Bolivia, 2015), Lumbre de ciervos, Grupo Editorial La Hoguera, Santa Cruz, Bolivia, 2013 / Ultramarinos, Barcelona, 2019

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domingo, septiembre 29, 2024

Carl Rakosi / Paraguay



A primera hora las tórtolas
colonizaron la palmera. 

Estábamos buscando un tótem.
Como no encontramos más
que señales de indios,
contratamos la siguiente lancha hacía Río de Janeiro. 

En la costa oeste,
donde el sol desvía los halcones
de su ruta hacia el mar,
encontramos un fraile bendito
sin catedral
pero con las margaritas de mayo,
viviendo de leche y galletas,
con la cruz en una mano
y la anatomía de la pena en la otra. 

Carl Rakosi (Berlín, 1903 - San Francisco,  Estados Unidos, 2004), Poetry Magazine, volumen XXXIX, número II, noviembre de 1931; Poetry Foundation
Traduccion de Jonio González



PARAGUAY 

In the early hours the lovebirds
colonized the palm.

We were looking for a totem.
Finding nothing
but the Indian smells,
we booked the next boat to Janeiro.

On the east coast,
when the sun deflects the falcons
we found a blessed frère
with no cathedral
but the daisies in May,
living on milk and wafers,
with the cross in one hand
and the anatomy of sorrow in the other.
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Foto: Carl Rakosi, 2002, imagen del video "El último objetivista", Nervio Óptico/YouTube

sábado, septiembre 28, 2024

Luigi Illica / Canción de la Bandera (Aurora)



Alta en el cielo un águila guerrera
audaz se eleva en vuelo triunfal,
azul un ala del color del cielo,
azul un ala del color del mar.

Así en el alta aurora irradial
punta de flecha el áureo rostro imita,
y forma estela al purpurado cuello.
El ala es paño, el águila es bandera.

Estribillo
Es la bandera de la patria mía,
del sol nacida, que me ha dado Dios
es la bandera de la patria mía,
del sol nacida que me ha dado Dios.

[1908]

Luigi Illica (Castell'Arquato, Italia, 1857 - Colombarone, Italia, 1919), aria de la ópera Aurora, de Héctor Panizza, final del segundo acto, Lyric Find, © Sociedad de Autores y Compositores de la Argentina
Traducción de Josué Quesada y Angel Petitta*

* Como es sabido, la traducción de este poema de Illica mereció amplio debate por lo complicado -e incomprensible- de sus analogías entre águila y bandera. Los traductores enrarecieron, ciertamente, el asunto, pero, siendo la letra original, si no diáfana, más clara, la comprensión cabal del canto se da en presencia de la acción insertada entre el segundo y el tercer acto de la ópera Aurora, encargada por el gobierno argentino al prestigioso autor y director ítalo-argentino Héctor Panizza. Éste solicitó para la letra los servicios del libretista italiano Luigi Illica, quien había escrito para Puccini las letras de La Bohème, Tosca y Madame Butterfly. Aurora se estrenó dos años antes del Centenario en el teatro Colón, de Buenos Aires, recién instalado en su sede actual. Se entiende completamente el canto al ver que el protagonista lo entona al amanecer, ante la visión de un águila que alza su vuelo frente al sol naciente. El rostro del águila parece entonces, dorado en su carrera, la punta de una flecha. El tenso cuello (teso collo) del águila purpura (porpora), se tiñe de púrpura, y forma un tallo (stelo) a la bandera, esto es, el asta. Qué hicieron los traductores con todo eso, está a la vista. No tuvieron en cuenta, para empezar, que la "aurora irradiale" es solo el sol naciente, el alba, y que lo que semeja la punta de una flecha no es el "áureo rostro" del sol sino la cabeza dorada (d'or) del águila, con su afilado pico. Allí empiezan las confusiones, que continúan con un stelo que se convierte en estela y que se trasladaron sin más a cientos de miles de escolares desde que, en 1945, el aria de la bandera, conocida desde entonces como "Aurora", fue entonada en todas las escuelas primarias por decisión gubernamental (N. del Ad.)


Alta pel cielo, un'aquila guerriera,
ardita s'erge in volo trionfale.
Ha un'ala azzurra, del color del mare,
ha un'ala azzurra, del color del cielo.

Così nell'alta aurora irradiale,
il rostro d'or punta di freccia appare,
porpora il teso collo e forma stelo,
l'ali son drappo e l'aquila è bandiera.

È la bandiera del Paese mio,
nata dal sole; e ce l'ha data Iddio!
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Foto: Luigi Illica Visit Piacenza

viernes, septiembre 27, 2024

Luis de Góngora / Ayer naciste, y morirás mañana...



XLIX

A una rosa

Ayer naciste, y morirás mañana.
Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?
¿Para vivir tan poco estás lucida,
y para no ser nada estás lozana?

Si te engañó tu hermosura vana,
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.

Cuando te corte la robusta mano,
ley de la agricultura permitida,
grosero aliento acabará tu suerte.

No salgas, que te aguarda algún tirano;
dilata tu nacer para tu vida,
que anticipas tu ser para tu muerte.

Luis de Góngora y Argote (Córdoba, España, 1561 - 1627), Sonetos, edición de Ramón García González; Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2004  

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Imagen: Retrato de Luis de Góngora (detalle), copia del siglo XVIII en el Museo del Prado, de Madrid, del original de Diego Velázquez, 1622, actualmente en el Museum of Fines Arts, de Boston

jueves, septiembre 26, 2024

Enrique Lihn / De "Al bello aparecer de este lucero", 2



Carne de insomnio

Ruiseñor comí de tu carne y me hice adicto
al insomnio que ella contagia, por el cual
yo ya tenía una afición extraña
   Oigo venir tu canto mudo aún
anudando la noche y el deseo de verte
Y no duermo jamás, sólo las horas
que muerdo el pan de preso y bebo el agua
de su Leteo en el tazón de fierro
Quieren que sobreviva a esta locura
y responda a tu canto con mi grito
por eso duermo poco y muero mucho
ruiseñor, escuchándote
"ave parlera la que fue niña muda".

  Me parece la celda
no más la emanación de un lindo insomnio
y me parece frívolo compararla con otras
de tantas. Es la noche sin ti con el regusto
de tu carne que produce el insomnio, Filomela
y una adicción al canto con que ese pajarillo
virtuoso de mi oído, me desvela
-oh maravilla- y maravilla
porque es su canto mudo el que estoy escuchando
a la niña no al ave, ensangrentada en pájaro.


El bello pánico

Ya se sabe: la belleza
juvenil produce estragos en los hombres de mediana edad
efectos que pueden llegar a ser devastadores. Ellos creen
ser visitados por ángeles
emisarios de la Divina Prostitución Se suponen
acreedores del cielo que les devuelve, por fin, la mano
El bello pánico
asociado a la autocomplacencia Se hunden en la somnolencia
que les quita el sueño vegetal y les impone
la lúcida ensoñación de las intimidades del plancton
Alli se generan abstracciones imperceptibles
palacios perfectos radiolarios
Es un encanto de experiencia
desconsoladora en su temor de serlo
alimentada por el desconsuelo.


Yo, el libro

También el cuerpo se descompagina
porque lo hojeen distraídamente
Soy un imbroglio de maltratado papel
entre las manos de una lectora poco atenta
un magazine en un sala de espera
que irá a parar en unos días más
a la bolsa negra de polietileno
Antes de que esto ocurra, lee en mí
el último capítulo de nuestra historia en común
para que sepas.


Piedra sacificial

No me quiero hacer la víctima
A lo sumo estoy cómodamente tendido sobre la piedra
           de los sacrificios
y un tipo que se limpia las uñas con un cuchillo
me dice: ¿qué es de tu vida?
¿No te parece que sobra?

Enrique Lihn (Santiago de Chile, 1929 - 1988), Al bello aparecer de este lucero [1983], LOM Ediciones, Santiago de Chile, 1997

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