domingo, junio 30, 2024

Juan Carlos Moisés / Dos poemas




Perro negro tallado en la nieve

Si al galgo negro le dijera que en estos días animados
es posible concebir la realidad con liebre albedrío
me diría que los juegos de palabras no son lo mío.
No es necesario engañar a nadie con el lenguaje,
esa especie de conciencia crítica en la memoria. 
Las cosas tienen su maravilla y su complicación 
y los sueños no se pueden torcer en el sueño. 
Las palabras piden estar donde las cosas suceden: 
quieren seguir en escena, despiertas y fantasiosas, 
con sus ropas y sus historias para ponerse.
El poema se talla como a un perro negro en la nieve.


Arrancando zanahorias en la nieve

Vincent le escribe a Theo Van Gogh,
“en los viejos cuadros, los hombres no trabajan”.
Nadie, casi nadie, pintaba trabajadores,
los trabajadores no podían pagar sus retratos, 
los trabajadores no colgaban cuadros 
en sus “chozas con techos de caña”.            
“En estos días ando detrás de una mujer, 
a quien vi este invierno 
arrancando zanahorias en la nieve”. 
Iba detrás de figuras en movimiento 
con la misma obsesión 
que le escribía cartas a su hermano. 
Así vi a las abuelas escarbar la tierra helada 
en busca de las últimas papas enterradas.
Cuando veían la despensa y la fiambrera vacías 
el alma se les iba del cuerpo, se quedaban 
sin nada, sin alma y sin palabras, 
y yo no sabía que ellas sabían 
que en algún lugar había algo más.
Ahora es el momento en que mis abuelas 
y la mujer observada por Vincent, 
abrigadas con un pañuelo que les cubre 
la cabeza, cruzan las miradas, sin hablarse, 
antes de inclinar el cuerpo hacia la tierra dura.

Vincent solo piensa en lo que ve:
“la inexpresable forma armoniosa 
del cuerpo humano; pero al mismo tiempo, 
la acción de arrancar zanahorias en la nieve.
¿Me explico con claridad?”

En la tierra dada vuelta del poema 
también busco zanahorias en la nieve 
y las últimas papas enterradas.

[inéditos]

Juan Carlos Moisés (Sarmiento, Chubut, Argentina, 1954)

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Foto: Juan Carlos Moisés, Facebook

sábado, junio 29, 2024

Rolando Revagliatti / De "Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo"



Para la foto
mi embarazo
no es histérico.


*
Una exorbitancia:

la monogamia.


*
Mi desprecio por vos
siendo profundo
ni siquiera es

infinito.


*
El camino más corto
es el trillado por mis enemigos


*
Hablo por lo que me toca
hablo por la mano que me toca
hablo porque me toca
hablo porque no me toca.


*
Yo lo tenía todo:
deudas, extrema soledad, odios

Fugitivo, rodeado de vagos
la vida me sonríe.


*
Yo venía no existiendo hasta que vos
impusiste lo contrario

Jamás
          cesaré
                     de reprochártelo.

Rolando Revagliatti (Buenos Aires, 1945)


Ojalá que te pise un tranvía llamado Deseo
,
Leviatán,
Buenos Aires, 2024









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Foto: Gentileza del autor

viernes, junio 28, 2024

Alexis Romero / De "La inclinación", 2



Séneca frente a los pies de la envenenada

te sientas a su lado 
miras los bordes de las uñas de los pies
entonces en ese poema sobre una mesa muerta
los adjetivos de las fortalezas y los puentes colgantes
describen el desaliño y una secreta ancianidad

debe de haber una conexión entre no ser amado 
y las cualidades de ciertas uñas de los pies que piden a grito bálsamo 

Ulises amaba los pies de Penélope
yo los de una mujer que odió mis palabras
 y mi incapacidad de honrar al emperador

tuve un lugar en el senado hasta el día que soñé con las ruinas de hoy
mis verbos son escombros de aquel imperio

llegué con los leones y el látigo
mi amada alejandrina sosegaba mi ira mostrándome sus dedos
llenos de las tardes que no imaginaría

Alexis Romero (San Félix, Venezuela, 1966), La inclinación, Fundación La Poeteca, Caracas, 2021

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Foto: La Poeteca, Caracas

jueves, junio 27, 2024

Ariana Daniele / La analfabeta



Me protejo del mundo
y descuido otro mundo. 
He aquí el origen de la inmovilidad.

Quien contempla 
ornamenta un amor a salvo 
y lo guarda para sí. 

Tantas cosas por aprender todavía
en los primeros pasos que ya di hace siglos. 
Y mi sombra se empeña en escribir su biografía
se prepara como una niña 
que despliega sus lápices sobre la mesa 
y trazada la primera línea
cree haber dado la vuelta al mundo.

Tal es su alegría al dibujar
que ya nada quiero enseñarle. 

Ariana Daniele (Rufino, Argentina, 1990)

Poética de un corazón abierto
Córdoba, Argentina, 2023









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Foto: Ariana Daniela, Facebook

miércoles, junio 26, 2024

Catalina Boccardo / De "Abjurar de los cuerpos"



Estómago uno

Sálvame de las harinas y frituras
la carne grasienta de los cerdos

Sálvame intestinalmente
el mundo provee frutas pesadas
y leves
símbolos
diría esa poeta
sublimando al vegetal

Sálvame de eso indeseado que regresa 
a la tierra  
al agua
mi torpe escritura


Blanche (una gecko blanca)

Blanche podría convertirse
en alguna otra especie extinta
adentro de mi casa

Se engolosina con las cosas húmedas
la buena comensal toma riesgos
a la hora de la cena
No es un problema que hurgue
el bolsón de ropa sucia
su devoción con las cucarachas
del motor de la heladera
yo paso y paso lavandina

Ella no conoce la manía humana 
de asquearnos
de nuestro íntimo y viscoso origen


Águila de Haast

La vi cuando soñaba
o en una enciclopedia
de niña
era tan usual
palpar las hojas robustas
y olfatear

En mi glándula pineal retumban
hasta hoy
rugidos de leones y
perros milenarios. 
Mastican
La sensación insólita de una bestia
de doble corazón 

Aquel estruendo, fuerza de Haast
bombea la sangre de los pájaros
los pensados como frágiles ¿por qué?

Catalina Boccardo (Buenos Aires, 1961), Abjurar de los cuerpos, inédito

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Foto: Catalina Boccardo, Facebook

martes, junio 25, 2024

Gina Saraceni / De "Adriático"



Isole Tremiti

En medio del Adriático,
se encuentra el archipiélago
de las islas Tremiti.
Según la leyenda,
Diomedes, héroe
de la guerra de Troya,
lanzó al mar unos guijarros
y formó las islas.

Ahí murió el guerrero.
Transformados en pájaros,
sus compañeros
aún lloran su pérdida.

Diomedeas se llaman
estas gaviotas que
cantan al atardecer
cuando regresan al nido.

Su voceo parece
el llanto de un niño
que cruza el mar
y llega hasta mi oído
llenándolo de olas tristes,
de pequeñas islas de piedra.


Gran Roque

Nos acompañaron los perros
cuando subimos
la breve montaña
del Gran Roque.
En el camino,
esperaba que apareciera
la cabra de San Nicola
que era también esta isla
donde un faro envejecía en la cima.

La poesía crea archipiélagos imposibles.

El mar nos rodeaba por todas partes.

Un cactus enterraba
sus espinas en el viento
y era un coral-cerebro
esa planta que veíamos
al subir.

También los perros
estaban en todas partes,
como el agua.


Via Venezia

El trópico está
demasiado lejos
para creer que fuimos
parte de su canto.

Demasiado lejos
está el padre
de sus manos obreras
que colaban acero
en moldes de cafeteras
que ahora duermen
el letargo de los objetos.

Mientras escribe cartas
y cae la nieve,
mi padre
escucha boleros
y vuelve.


Gina Saraceni (Caracas, 1966), Adriático, Alliteration, Miami, 2022
Bilingüe: castellano-italiano: traducción al italiano de Silvio Mignano
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lunes, junio 24, 2024

Anahí Flores / De "Por encima del agua"



Ayer vimos un cóndor
en lo alto de una isla
parecía
a punto
de saltar
el contorno
de sus alas abiertas
arañaba las nubes
¿cómo salta al vacío
alguien que vuela?

*

Las montañas
parecen ancianos
que conversan en completo silencio
hasta que uno de ellos
dice algo a los gritos
se desprende una roca de hielo
va cayendo
rebota en las paredes
se estrella al lado mío
algunos pedacitos
como insectos de nieve
se posan
en mis labios.

Anahí Flores (Buenos Aires, 1977)

Por encima del agua,
Buenos Aires, 2023









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Foto: Anahí Flores por Jitka Teubalová, Facebook

domingo, junio 23, 2024

María del Carmen Colombo / De "Poesía reunida"



TO SEE III

pájaros disecados en un
    cielo de zinc
cubren de espuma negra ese pulmón
     vacío del espejo
                  que apunta con su llaga
                  de luz dormida
                  en un diluvio de coñac
dinosaurios aquellos
       cuerpos
              sólo
ciegos pedazos de aire

Blues del amasijo, 1985


*

III

un modo de montar
cuando fundo la palabra
confundo caballo con
jinete: una sola cosa

cuando la cosa sólo
es una: el modo
la manera de montar
un oscuro caballo

cuando sola y mortal
confundo
la montura y fundo
el eterno
caballo del fluir

cuando una sola cosa


*

calle de los dibujos
Bosch y Brueghel
una atmósfera familiar

percherones
locomotoras
remolcadores

pitan y resoplan
tiran
cargados de bolsas
románicas de cúpulas
de ropa enormes
como iglesias

son imágenes escenas
tiernas lecturas
de humilde condición

una época de ocres
chapas otoñales
en árboles sin techo

los chicos pían Bosch
resoplan Bruegel
pajaritos sobre ramas
de románicos ranchos

son imágenes tiernas
de condición percherones
             remolcadores
             locomotoras
en los dibujos
de la calle

humildes padre Bosch madre Brueghel
encuadernados como carros
en galpones ilustran
una atmósfera una época
familiar

La muda encarnación, 1993


*

Paisaje sin concierto de las casas del barrio. Sobre todo 
el fluir dislocado de los techos que delata la desarmonía 
de sus habitantes. Adictos al etílico pincel, de gorda 
brocha entintada, lo pintaron un día, seguramente 
calígrafos disidentes del imperio, maestros viscerales 
atacados por la furia.

Por allí se desliza el contrahecho, un mamotreto al que 
los chinos llaman el Hombre de Pekín. “Oscuridad, 
humillación, servidumbre –avanza entre brochazos y 
rabiosos manchones, lanzando frases como navajazos al 
aire–: Errantes y proscriptos andamos”, dice con tono 
sentencioso el garabato de su boca. A su paso, cientos 
de abanicos y párpados suspenden en el aire su batir de 
mariposas: atruena ese vacío como una eternidad que 
el viejo mamarracho recorre con sus dichos: “deseamos 
y no podemos satisfacer, ambicionamos y no podemos 
realizar”.

Cuando el Loco se pierde entre los escombros de la le 
janía, el paisaje pierde peso, dramatismo, y en el desvío 
su dibujo adquiere la alegría turística que alivia un poco 
a los desheredados.

La familia china, 1999

María del Carmen Colombo (Buenos Aires, 1950)

Poesía reunida
,
Buenos Aires, 2024









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Foto: Hilos Editora

sábado, junio 22, 2024

Gabriela Troiano / De "Primera bondad de la sombra", 2



Pequeño sueño del infinito soñante. Silencio es el umbral hacia otro sueño. Quién 
sabe. ¿Quién nos oculta la única puerta 
tendida sobre el océano? Puerta que siempre huye. Puerta 
flotante: danza oblicua de polvo. Dorado polvo del 
pensamiento. Pensamiento de lo soñado.

*
Otras almas esperan la caída del durmiente, el sobresalto del despierto. Otras 
almas esperan en un médano de luz donde danza el enterrador de sueños. Donde 
eleva su pala de hierro en silencio. Sólo sabe ocultarla bajo el rayo oculto de la 
sombra. Pozo de luz para los cuerpos que descienden. Pozo de luz para los 
ojos abiertos.

Gabriela Troiano (Buenos Aires, 1980), Primera bondad de la sombra, Barnacle, Buenos Aires, 2023

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Foto: Gabriela Troiano, Facebook

viernes, junio 21, 2024

Daniel Martínez / De gatos y rodillas



Seguro que los gatos 
se sienten como en casa en tus rodillas

aman la temperatura de tu cuerpo
mientras se distraen con presas imaginarias
o van directamente al grano 
con los ovillos de lana en el piso
cruzando como fantasmas 
bajo el resplandor del fuego de la salamandra

cuando no
exhiben ante el espanto de los invitados 
los restos de una presa ahora tan real 
que nos recuerda que debajo de su disfraz inocente
se esconden las garras de antepasados feroces

a mí me tratan como al gran Maestre de cocina
solo les falta aplaudir 
a la hora del arrítmico y torpe solo percusivo 
de la puerta de la heladera y las tapas de las ollas
el resto del tiempo 
soy un habitante más del territorio compartido
que cada tanto les roba los asientos

admiro su poder de síntesis 
cuando en nuestras conversaciones
les sobra  con tres maullidos 
para expresar lo que piensan
mientras a mí no me alcanzan 
toda la parafernalia del gastado diccionario

a veces  en invierno sobre todo
se suben a la cama
con el único afan de ser acariciados
a cambio de un reglamentario ronroneo

la noche se las dejo a ellos
(al fin las pastillas indicadas
para apagar el insomnio
dieron en el blanco)

y repartimos el día
como avaros solitarios:
cada cual a  lo suyo 
más una leve mirada en el cruce de caminos

hay que verlos rastreando tus feromonas 
dispersadas entre mis prendas desordenadas en el ropero

es una verdad
que no hace falta gritar a los cuatro vientos
que estos gatos te aman

aunque ninguno  como yo

[inédito]

Daniel Martínez (Allen, Argentina, 1963)

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Foto: Daniel Martínez, Facebook

jueves, junio 20, 2024

Robert Duncan / Este sitio del que se rumorea que fue Sodoma




Este sitio, del que se rumorea que fue Sodoma, pudo haberlo sido.
Cierto, estas cenizas pudieron haber sido placeres.
Los peregrinos en camino hacia los Santos Lugares notan
este sitio. Tan claro como que ahí está la nariz en tu cara,
estos montículos son palacios. Esto fue antaño una ciudad
entre los hombres, una reunión de espíritu.
El Señor la midió y comprobó su mengua.

El Señor la midió y comprobó su mengua,
destruida fue por los ángeles que moran en el ansia.
Seguro que esta es la Gran Sodoma donde gritos como
si los hombres fueran pájaros que se remontan desde la ciénaga
resuenan en nuestros oídos, donde miedos de los que una vez
     fueron deseos
vagan, casi espectaculares,
acechando por los círculos desolados, rojos los ojos.

Este sitio, del que se rumorea que fue una Ciudad, fue sin duda
separada de nosotros por la mano del Señor.
Los devotos han trazado jardines en el desierto,
trayendo agua de manantiales donde la luz fue nublada.
Con cuánta ternura deben asistir a estas amistades
o todo está perdido. Todo está perdido.
Sólo los fieles mantienen verde este sitio.

Sólo los fieles mantienen verde este sitio,
donde la corona de espinas ardientes desciende.
Hombres que antaño se entregaron a la lujuria, ahora 
     son indiferentes. Un espíritu
envuelto en una nube, cenizas más que cenizas,
fuego más que fuego, asciende.
Sólo estos nuevos amigos se congregan jubilosos aquí,
donde el mundo como la Gran Sodoma yace bajo el miedo.

El mundo como la Gran Sodoma yace bajo el amor
y no conoce la mano del Señor que mueve.
Esto enseñan los amigos donde gritos
como si los hombres fueran pájaros se remontan de las muchedumbres
reunidas y aullantes al calor del sol.
En el Señor a Quien los amigos han llamado por fin Amor
las imágenes y el Amor de los amigos no muere jamás.

Este sitio del que se rumorea que fue Sodoma, es bendito
a ojos del Señor.

[1960]

Robert Duncan (Oakland, Estados Unidos, 1919 - San Francisco, Estados Unidos, 1988), Poetas norteamericanos contemporáneos, Ediciones Librerías Fausto, 1976
Traducción de de E.L. Revol

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This place rumord to have been Sodom 

might have been.
Certainly these ashes might have been pleasures.
Pilgrims on their way to the Holy Places remark
this place. Isn’t it plain to all
that these mounds were palaces? This was once
a city among men, a gathering together of spirit.
It was measured by the Lord and found wanting.
 
It was measured by the Lord and found wanting,
destroyd by the angels that inhabit longing.
Surely this is Great Sodom where such cries
as if men were birds flying up from the swamp
ring in our ears, where such fears that were once
desires walk, almost spectacular,
stalking the desolate circles, red eyed.
 
This place rumord to have been a City surely was,
separated from us by the hand of the Lord.
The devout have laid out gardens in the desert,
drawn water from springs where the light was blighted.
How tenderly they must attend these friendships
or all is lost. All is lost.
Only the faithful hold this place green.
 
Only the faithful hold this place green
where the crown of fiery thorns descends.
Men that once lusted grow listless. A spirit
wrappd in a cloud, ashes more than ashes,
fire more than fire, ascends.
Only these new friends gather joyous here,
where the world like Great Sodom lies under fear.
 
The world like Great Sodom lies under Love
and knows not the hand of the Lord that moves.
This the friends teach where such cries
as if men were birds fly up from the crowds
gatherd and howling in the heat of the sun.
In the Lord Whom the friends have named at last Love
the images and loves of the friends never die.
This place rumord to have been Sodom is blessd
in the Lord’s eyes.

Selected Poems. Copyright © 1993 Robert Duncan. New Directions Publishing Corporation

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miércoles, junio 19, 2024

Diego L. García / De "Registro grave"




Blues

las plantas de la puerta están muertas
pero aún siguen ahí. ocupan
su puesto de trabajo eficazmente
mientras el otoño las consume
(esa estación poética las asfixia).

la madera blanca repite rasguños
que la vuelven más cálida
(empapelado amarillo huevo
y camisa de jean). un terreno
de extraña dulzura patriótica.

ya no hay nadie ahí. sólo viejas historias
en la materia familiar


Renault 12

el sol en el parabrisas del Renault 12
al tercer día hizo que esa salida
fuera una especie de castigo titánico
contra sus pupilas.

la indemnización fue papel picado
que tuvo que barrer mientras los invitados
se ponían los sacos y trastabillaban
entre confusiones horarias.

la casa ya había sido.
los sonidos familiares
se alejaron como una cámara
que retrocede por un carril
para desfigurar el horizonte.
▓▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒▒░▒ ▒ ▒ ▒▒ ▒ ▒ ▒▒ ▒ ▒ ▒
“Las autoridad▓es locales reciben cada▒▒ ▒ ▒ ▒
vez más▒ ▒ quejas sobre per▓sonas que viven ▒ ▒ ▒ ▒
en sus vehículos”, recuerda KS▒▒▒▒▒, ▒ ▒ ▒ ▒
directora ejecutiva de NB. ▒ ▒ ▒ ▒ ▒ ▒ ▒ ▒ ▒ ▒▒ ▒ ▒
“Y un día, ▒ ▒ [entonces] la supervisora ▓▒▓▒▓▒▓▒▓
del condado, RS salió después del trabajo y dijo: ‘E▓s▓p▓e▓ra,
hay un estacionamiento ▒ ▒ justo aquí’” ▓▓▒▓▓▒▓▓ ▓ ▓

Diego L. García (Berazategui, Argentina, 1983), Registro grave, inédito Op. Cit., junio 12, 2024

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Foto: Diego L. García por Diego Bernachi, Facebook

martes, junio 18, 2024

Jorge Leonidas Escudero / Amigo íntimo



Era noche de viento anoche cuando
desvelado oí al gato amigo, el perdido,
llamándome.
Su quejumbre apagada oí e el impulso
tuve de abrir todas las puertas a recibirlo.

Veinte días ya,
y si no lo mató un perro viene ahí.
Salté de la cama y corrí a la ventana
ver si lo veía y hacerlo entrar,
acariciarlo, darle comida. Sucio, flaco
estaría después e tanta ausencia.

Entonces otra vez oí el llamado;
pero me di cuenta no era el gato,
era una persiana que con el viento hacía
tal quejumbre.

Cerré la ventana.
Fui a mirarme al espejo ver qué cara
le queda a uno después de desilusionarse.
Y en esas vecindades de viento engañador
y ladridos nocturnos
volví a la cama a no poder dormir. Acaso
¿esto es mucho decir sobre la ausencia de un gato?

Jorge Leonidas Escudero (San Juan, Argentina, 1920-2016), "Endeveras", 2004, Poesía completa, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2011

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Foto: Ediciones en  Danza

lunes, junio 17, 2024

Carlos Drummond de Andrade / Sentimiento del mundo




Tengo apenas dos manos
y el sentimiento del mundo,
pero estoy lleno de esclavos,
mis recuerdos escurren
y el cuerpo transige
en la confluencia del amor.

Cuando me levante, el cielo
estará muerto y saqueado,
yo mismo estaré muerto,
muerto mi deseo, muerto
el pantano sin acordes.

Los camaradas no dijeron
que había una guerra 
y era necesario
traer fuego y alimento.
Me siento disperso,
anterior a fronteras
humildemente les ruego
que me perdonen.

Cuando los cuerpos pasen
me quedaré solo
deshilando el recuerdo
del campanero, de la viuda y del microscopista
que habitaban la barraca
y no fueron encontrados 
al amanecer

ese amanecer
más noche que la noche.

Carlos Drummond de Andrade (Itabira, Minas Gerais, Brasil, 1902 - Rio de Janeiro, Brasil, 1987), Sentimento do mundo [1940], Companhia Das Letras, San Pablo, Brasil, 2012
Versión de Jorge Aulicino

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Sentimento do mundo 

Tenho apenas duas mãos
e o sentimento do mundo,
mas estou cheio de escravos,
minhas lembranças escorrem
e o corpo transige
na confluência do amor.

Quando me levantar, o céu
estará morto e saqueado,
eu mesmo estarei morto,
morto meu desejo, morto
o pântano sem acordes.

Os camaradas não disseram
que havia uma guerra
e era necessário
trazer fogo e alimento.
Sinto-me disperso,
anterior a fronteiras,
humildemente vos peço
que me perdoeis.

Quando os corpos passarem,
eu ficarei sozinho
desfiando a recordação
do sineiro, da viúva e do microscopista
que habitavam a barraca
e não foram encontrados
ao amanhecer

esse amanhecer
mais noite que a noite.
---

domingo, junio 16, 2024

Ricardo Ruiz / Cava su madre el río

                                           


                                               Sin corazón no se puede mirar el río
                                                                               Jorge Aulicino


cava su madre 
el río 

el cauce profundo 
de barro o arcilla

el agua
entre sus márgenes 
acaricia las piedras 
que cantan
otras orillas

cava
hacia el mar 
el cielo 
que lo ampara

el curso 
de todos los pájaros  
y los peces

los días y las noches

en su intemperie
cava

los huesos 
que no disolvieron 
en su limo oscuro
sus remolinos contrarios

vuelve sobre sí

el tiempo 
una hoja viajando
sobre el sueño
de las cosas perdidas 
en su deriva

el discurso del agua

su madre el río
cava

[inédito]

Ricardo Ruiz (Buenos Aires, 1953)

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Foto: Ricardo Ruiz/Facebook

sábado, junio 15, 2024

Lucrecio / De los sueños



Y así como cada uno está adherido a una pasión
o a esas cosas en que mucho nos hemos demorado
y en que la mente ha disfrutado más de cavilar,
eso mismo aparece con frecuencia en los sueños:
los abogados pleitean causas y componen leyes,
los generales combaten viéndose en batallas,
los marinos continúan sus disputas con el viento,
yo hago esto: busco la naturaleza de las cosas
siempre y hallada la expongo en páginas patrias.


También al parecer otras pasiones y oficios
engañan en sueños el ánimo de los hombres.
Y en quienes por días sucesivos se entregaron
a los juegos del circo, vemos con frecuencia
cómo al dejar de ser usurpados sus sentidos
pasos abiertos quedan sin embargo en su mente
por donde logran sobrevenirles simulacros
de modo tal que aún días después se le aparecen
ante los ojos, incluso en vigilia, y creen ver
a quienes bailan y mueven sus caderas flexibles,
el canto líquido de la cítara y cuerdas parlantes
alcanzan sus oídos y hasta perciben la multitud
mientras variada esplende la decoración escénica.

Tito Lucrecio Caro (Roma, c.99 a.C. - Roma, c.55 a.C.), "De los sueños / De las cosas venéreas", De la naturaleza de las cosas, IV; Lucrecio, N Direcciones, 2023 Op. Cit. junio 12, 2024
Versiones de Sergio Raimondi
---
Imagen: Lucrecio en una ilustración firmada al pie M. Burghers, De natura rerum, versión al ingles, L. Lichfield, Oxford University, 1682. Letra Global

viernes, junio 14, 2024

Piergiorgio Viti / De "Como un cerezo al mediodía"



(después de un documental)

Si hace millones de años 
no hubieran estado
ellos,
no habríamos tenido
tanto oxígeno.
Nos habríamos quedado donde estábamos
(y quién sabe dónde estábamos, quién sabe…),
la vida no habría madurado 
hélices códigos binarios,
nada de nada,
una tabula rasa un cero absoluto.

Pero gracias a los estromatolitos,
a sus burbujas de aire,
existimos 
proliferamos
por la noche nos damos besos
frente a una sopa.
Es en suma gracias a ellos 
que en los jardines de Recanati
los niños pueden saludar con la manita
y en la noche, bajo las cobijas,
puedo susurrarte
Abrázame
que si te volteas hacia el otro lado 
me parece que hace más frío.


(sueño neorrealista)

Una casa esculpida
en una roca jurásica
que todos en la ciudad
corrían a ver,
horas y horas de turístico vaivén…

Quien entraba, escuchaba voces
que por todas partes
boqueaban palabras aladas
y los turistas allí se preguntaban
qué significaban 
aquellos monosílabos aéreos,
canicas rebotando dentro de un eco.

Nosotros ni siquiera lo sabíamos
y cada noche
nos íbamos a la cama,
desubicados como muchos,
entre significados
y significantes… 

Piergiorgio Viti (Sulmona, L'Aquila, Italia, 1978)
Traducción de Antonio Nazzaro

Como un cerezo al mediodía
,
Barnacle, 
Buenos Aires, 2024









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---
Foto: Piergiorgio Viti, Atelier

jueves, junio 13, 2024

Edward Hirsch / Nunca fui capaz de rezar



Llévame rodando hasta la orilla
en que abandonaron el faro
y la luna tañe las vigas del techo.

Déjame oír el viento llamar entre los árboles
y ver las estrellas que resplandecen, una a una,
como rostros perdidos de los muertos.

Nunca fui capaz de rezar,
pero déjame inscribir mi nombre
en el libro de las olas

y después mirar la cúpula
del cielo que nunca acaba
y ver mi voz partir hacia la noche. 

Edward Hirsch (Chicago, Estados Unidos, 1950) The Living Fire: New and Selected Poems, Alfred A. Knopf, Nueva York, 2010
Versión de Jonio González.

Más poemas de Edward Hirsch en Otra Iglesia Es Imposible


I WAS NEVER ABLE TO PRAY

Wheel me down to the shore
where the lighthouse was abandoned
and the moon tolls in the rafters.

Let me hear the wind paging through the trees
and see the stars flaring out, one by one,
like the forgotten faces of the dead.

I was never able to pray,
but let me inscribe my name
in the book of waves

and then stare into the dome
of a sky that never ends
and see my voice sail into the night.
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miércoles, junio 12, 2024

Diego Colomba / De "Fotones que se enamoran de electrones"




Un nuevo sol en el cielo

La luz tiene una velocidad. Y es finita. Para seguir discutiendo deberíamos ponernos de acuerdo por lo menos en eso. Pero no. Vivimos con ideas absurdas. Con prejuicios que nadie parece querer olvidar. Mamá abre las cortinas. Papá, camino al baño, las cierra. Un hervidero de fotones que chispean ante mis ojos desaparecen luego como pompas de jabón. La escena se repite a lo largo de la jornada. Resulta extraña -por no decir desesperante- la ecuación de fuerzas desplegadas en el aire grumoso del hogar: cuanta más energía, menos tiempo.


La posibilidad

Camino por la plaza nocturna. Piso la gramilla, toco un banco despintado, miro las ramas entretejidas de los fresnos… Dios no puede estar, como algo más, entre las cosas del mundo. Perdido en la soledad de la plaza, lo busco. ¿Estará en las raíces invisibles? ¿En el abismo que se abrió cuando enterraron la cápsula del tiempo por los cien años del pueblo? No lo sé. Apenas puedo recordar ahora la insidiosa nulidad del día.


Todas las edades de la vida

¿Quién de todos nosotros puede jactarse de ese privilegio? Hay almitas en la casa. Angelitos con los que soñar de noche. ¡Cuántas noches le quedan a esta familia para destapar botellas de ginebra, preparar el hielo de las cubeteras, limpiar bien los vasos! Cada cual podrá lagrimear más tarde frente al retrato del niño solo.

Diego Colomba (San Nicolás, Argentina, 1972)

Fotones que se enamoran de electrone
s, 
Ediciones Op.Cit., 
Buenos Aires, mayo de 2024









Más poemas de Diego Colomba en Otra Iglesia Es Imposible
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Foto: Diego Colomba, Facebook, diciembre de 2023

martes, junio 11, 2024

Emily Dickinson / Pulsa con levedad



Pulsa con levedad la dulce guitarra de la naturaleza
A menos que conozcas la melodía
O cada pájaro te señalará
Como a un bardo demasiado prematuro -

Emily Dickinson (Amherst, Massachusetts, Estados Unidos, 1830- 1886)
Versión de Isaías Garde, Zoon Phonanta, 10 de junio de 2014

Más poemas de Emily Dickinson en Otra Iglesia Es Imposible


J1389

Touch lightly Nature’s sweet Guitar
Unless thou know’st the Tune
Or every Bird will point at thee
Because a Bard too soon 

* La inicial J refiere a la primera edición ordenada de los poemas completos de Emily Dickinson, realizada en 1955 por Thomas Johnson para la Universidad de Harvard en los Estados Unidos. En 1998 Ralph W. Franklin reordenó los poemas, para la misma Universidad (N. del Ad.)
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Foto: Emily Dickinson, detalle del daguerrotipo de William C. North, c.1846.

lunes, junio 10, 2024

Enrique Maroni / Tortazos



Tortazos *

[Milonga] 

Te conquistaron con plata
y al trote viniste al centro,
algo tenías adentro
que te hizo meter la pata;
al diablo fue la alpargata
y echaste todo a rodar;
el afán de figurar
fue tu hobby más sentido
y ahora, hasta tenés marido...
¡las cosas que hay que aguantar!

M'hjita, me causa gracia
tu nuevo estado civil.
Si será gil ese gil
que creyó en tu aristocracia:
Vos sos la Ñata Pancracia,
alias "Nariz Arrugada",
vendedora de empanadas
en el barrio de Pompeya.
¿Y tu mama? Bueno, de ella...
¡respetemos la finada!

Y ahora tenés voaturé,
un tapao petí gris
y tenés un infeliz
que la chamuya en francés...
¡Qué hacés, tres veces que hacés,
Señora Ramos Lavalle!
Si cuando lucís tu talle,
con ese coso del brazo,
¡no te rompo de un tortazo,
por no pegarte en la calle!

¡Señora! ¡Pero hay que ver
tu berretín de matrona!
Sí te acordás de Ramona,
abonale el alquiler...
No te hagás la rastacuer
desparramando la guita,
bajá el copete m'hijita
con tu pinta abacanada...
¡Pero si sos más manyada
que el tango La Cumparsita!

[1930]

Enrique Maroni (Bragado, Argentina, 1887 - Buenos Aires, 1957), Todo Tango

* La versión es la que grabó Edmundo Rivero para el disco En lunfardo (Phonogram, 1967). La grabación de Carlos Gardel, de 1930, cantaba la segunda estrofa de esta suerte: M'hijita me causa gracia / Tu nuevo estado civil / Porque has engrupido a un gil / Que creyó en tu aristocracia / Vos sos la ñata Pancracia / Hija del tano Gerarto / Un goruta flaco y alto / Que trabajaba en la Boca / No te acordás, gringa loca / Cuando piantaste al asfalto y, en la estrofa siguiente, decía "señora Crisolda Valle", donde aquí dice "señora Ramos Lavalle". La aquí reproducida incluye otros cambios, no significativos. (N. del Ad.)
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Foto: Enrique Maroni, Bragado TV

domingo, junio 09, 2024

Catulo Castillo / La cantina



[Tango]

Ha plateado la luna el Riachuelo
y hay un barco que vuelve del mar,
como un dulce pedazo de cielo
con un viejo puñado de sal.
Golondrina perdida en el viento,
por qué calle remota andará,
con un vaso de alcohol y de miedo
tras el vidrio empanado de un bar.

La cantina
llora siempre que te evoca
cuando toca, piano, piano,
su acordeón el italiano...
La cantina,
que es un poco de la vida
donde estabas escondida
tras el hueco de mi mano.
De mi mano
que te llama silenciosa,
mariposa que al volar,
me dejó sobre la boca, ¡sí!
su salado gusto a mar.

Se ha dormido entre jarcias la luna,
llora un tango su verso tristón,
y entre un poco de viento y espuma
llega el eco fatal de tu voz.
Tarantela del barco italiano
la cantina se ha puesto feliz,
pero siento que llora lejano
tu recuerdo vestido de gris.

[1954]

Catulo Castillo (Buenos Aires, 1906 - 1975), Todo Tango

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sábado, junio 08, 2024

Gülten Akin / Mancha



Aquí estamos en el punto más caótico de nuestro tiempo
alguien debería escribirnos, si no lo hacemos quién lo hará
el más guardado silencio, el más leve se convirtió en
el fino cuchillo que usamos
para esculpir el crudo día
dónde están ellos, el milagro de parpadear
y la magia que brilla en cada movimiento
un día más sin ser visto
un día más que pasó devastando la hierba
así que nos enteramos que era ciego, como si no hubiera
callejón ni transeúnte
nadie para grabar el transeúnte
dijeron
enciérrenlos, dejen la llave en su antiguo lugar
pero la verdad es
que es algo vergonzoso, como dice Camus
para ser feliz contigo mismo
voces y otras voces, dónde están las voces del mundo
la mancha invadió el tejido
Sin decir nada sin decir nada

Gülten Akin (Yozgat, Turquía, 1933 - Ankara, Turquía, 2015), La Maja Desnuda
Traducción de Francia Rosa Calzadilla
Envío de Jonio González
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viernes, junio 07, 2024

Pablo de Rokha / Soy el hombre casado



Soy el hombre casado, soy el hombre casado que inventó el matrimonio;
varón antiguo y egregio, ceñido de catástrofes, lúgubre;
hace mil, mil años hace que no duermo cuidando los chiquillos y las 
     estrellas desveladas;
por eso arrastro mis carnes peludas de sueño
encima del país gutural de las chimeneas de ópalo.

Dromedario, polvoroso dromedario,
gran animal andariego y amarillo de verdades crepusculares,
voy trotando con mi montura de amores tristes...

Alta y ancha rebota la vida tremenda
sobre mi enorme lomo de toro ;
el pájaro con tongo de lo cuotidiano se sonríe de mis guitarras 
     tentaculares y absortas;
acostumbrado a criar hijos y cantos en la montaña,
degüello los sarcasmos del ave terrible con mis cuchillos inexistentes,
y continúo mis grandes estatuas de llanto;
los pueblos futuros aplauden la vieja chaqueta de verdugo de 
     mis tonadas.

Comparo mi corazón al preceptor de la escuela del barrio,
y papiroteo en las tumbas usadas
la canción oscura de aquel que tiene deberes y obligaciones 
     con lo infinito.
Además van, a orillas mías, los difuntos precipitados de ahora y sus 
     andróginos en aceite ;
los domino con la mirada muerta de mi corbata,
y mi actitud continúa encendiendo las lámparas despavoridas.

Cuando los perros mojados del invierno aúllan, desde la otra vida,
y, desde la otra vida, gotean las aguas,
yo estoy comiendo charqui asado en carbones rumorosos,
los vinos maduros cantan en mis bodegas espirituales ;
sueña la pequeña Winétt, acurrucada en su finura triste y herida,
ríen los niños y las brasas alabando la alegría del fuego,
y todos nos sentimos millonarios de felicidad, poderosos 
     de felicidad,
contentos de la buena pobreza,
y tranquilos,
seguros de la buena pobreza y la buena tristeza que nos torna 
     humildes y emancipados,
...entonces, cuando los perros mojados del invierno aúllan, desde la 
     otra vida...

"Bueno es que el hombre aguante", le digo,
así le digo al esqueleto cuando se me anda quedando atrás, 
     refunfuñando,
y le pego un puntapié en las costillas.

Frecuentemente voy a comprar avellanas o aceitunas al cementerio,
voy con todos los mocosos, bien alegre,
como un fabricante de enfermedades que se hiciese vendedor 
     de rosas;
a veces encuentro a la muerte meando detrás de la esquina,
o a una estrella virgen con todos los pechos desnudos.

Mis dolores cuarteladas
tienen un ardor tropical de orangutanes; poeta del Occidente,
tengo los nervios mugrientos de fábricas y de máquinas,
las dactilógrafas de la actividad me desparraman la cara trizada 
     de abatimiento,
y las ciudades enloquecieron mi tristeza
con la figura trepidante y estridente del automóvil:
civiles y municipales,
mis pantalones continúan la raya quebrada del siglo;
semejante a una inmensa oficina de notario,
poblada de aburrimiento,
la tinaja ciega de la voluntad llena de moscas.

Un muerto errante llora debajo de mis canciones deshabitadas.

Y un pájaro de pólvora
canta en mis manos tremendas y honorables, lo mismo que el 
     permanganato,
la vieja tonada de la gallina de los huevos azules.

U, 1926

Pablo de Rokha (Licantén, Chile, 1894 - Santiago de Chile, 1968), Mis grandes poemas, Editorial Nascimento, Santiago de Chile, 1969

Más poemas de Pablo de Rokha en Otra Iglesia Es Imposible
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Foto: Pablo de Rokha, Biblioteca Nacional de Chile

jueves, junio 06, 2024

Alfredo Rescia / Tres poemas



9

Para tus golondrinas

ni la estación amable
ni los espesos campos.

Sólo
un planeta
roído por el viento.


32

No espero tregua alguna
ni cobrarme lágrimas.

No importa
que no exista el milagro.

Sólo 
es grande lo verdadero.

Los rostros del amor.

En este tiempo de rastrojos
el viento de la tarde.


39

Tiempo de heladas.

A estas tierras
de rastrojo
se parece el alma.

Ya no se regresa
a los trigales lejanos.

La poca luz
la da la memoria.

Alfredo Rescia (Leones, Córdoba, Argentina), Postales de invierno. Cielos de enero, Barnacle, Buenos Aires, 2024
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Foto: Alfredo Rescia / Facebook

miércoles, junio 05, 2024

Horacio / Más rectamente vivirás, Licinio...




(Carminum II, 10)

A Licinio

Más rectamente vivirás, Licinio,
si no navegas siempre por alta mar,
ni, mientras cauto temes las tormentas,
costeas el abrupto litoral.
Todo el que ama una áurea medianía
carece, libre de temor, de la miseria
de un techo vulgar; carece también,
sobrio, de un palacio envidiable.
Con más violencia azota el viento
los pinos de mayor tamaño,
y las torres más altas caen
con mayor caída, y los rayos
hieren las cumbres de los montes.
Espera en la adversidad, y en la
felicidad otra suerte teme,
el pecho bien dispuesto.
Es Júpiter quien trae
los helados inviernos,
y es él quien los aleja.
No porque hoy vayan mal las cosas
sucederá así siempre:
Apolo a veces hace despertar
con su cítara a la callada Musa;
no está siempre tensando el arco.
Muéstrate fuerte y animoso
en los aprietos y estrecheces;
y, de igual modo, cuando un viento
demasiado propicio hincha tus velas,
recógelas prudentemente. 

Horacio (Quintus Horatius Flaccus, Venusia, hoy Venosa, 65 a.C. - Roma, 8 a.C.), Antología de la poesía latina, Alianza, Madrid, 1981
Versiones de Luis Alberto de Cuenca y Antonio Alvar

Más poemas de Horacio en Otra Iglesia Es Imposible

Carmen X

Rectius vives, Licini, neque altum
semper urgendo neque, dum procellas
cantus horrescis, nimium premendo
     litus iniquum.
auream quisquis mediocritatem
diligit tutus, caret obsoleti
sordibus tecti, caret invidenda
     sobrius aula.
saepius ventis agitatur ingens
pinus et celsae graviore casu
decidunt turres feriuntque summos
     fulgura montes.
sperat infestis, metuit secundis
alteram sortem bene praeparatum
pectus, informes hiemes reducit
     Iuppiter, idem.
summovet non, si male nunc, et olim
sic erit: quondam cithara tacentem
suscitat musam neque semper arcum
     tendit Apollo.
rebus angustis animosus atque
fortis appare; sapienter idem
contrahes vento nimium secundo
     turgida vela.

Q. Horatii Flacci, Carminum. Liber II. Toronto: The Copp Clark Co. Limited; London: Macmillan and Co. Limited, 1905
Ontario Council of University Libraries, Internet Archives, 2009

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martes, junio 04, 2024

Eugenio Montale / El abanico



Ut pictura... Los labios que confunden,
las miradas, los signos, los días ya caídos.
intento ponerlos allá como en el círculo.
de un telescopio invertido, mudos e inmóviles, 
pero más vivos. Era una guerra de hombres 
y máquinas en fuga a través de ese humo
que la Euro azotaba, y ya el alba enrojece
como en un temblor y rompe esas brumas.
Brilla la madreperla, el barranco
vertiginoso todavía se traga a las víctimas,
pero las las plumas sobre tus mejillas clarean
y quizás el día se salve. ¡Oh duros golpes
cuando te entreabres, crudos relámpagos, estallidos
sobre la horda! (¿Muere quien te reconoce?)

Eugenio Montale (Génova, Italia, 1896-Milán, Italia, 1981), "La bufera e altro", 1956, Tutte le poesie, Mondadori, Milán, 2004
Versión de Jorge Aulicino

Más poemas de Eugenio Montale en Otra Iglesia Es Imposible

Nota del Administrador: Ut pictura poesis es la frase completa de Horacio (siglo I a.C.) que inicia este poema: "Como la pintura, la poesía". Tenía un sentido restringido en el texto original (Carta a los pisones), que se amplió durante el Renacimiento para significar que la experiencia estética es la misma en las artes plásticas y en la poesía.

Il ventaglio 

Ut pictura... Le labbra che confondono, 
gli sguardi, i segni, i giorni ormai caduti 
provo a figgerli là come in un tondo 
di cannocchiale arrovesciato, muti 
e immoti, ma piu vivi. Era una giostra 
d'uomini e ordegni in fuga tra quel fumo 
ch'Euro batteva, e già l'alba l'inostra 
con un sussulto e rompe quelle brume. 
Luce la madreperla, la calanca 
vertiginosa inghiotte ancora vittime, 
ma le tue piume sulle guance sbiancano 
e il giorno è forse salvo. O colpi fitti, 
quando ti schiudi, o crudi lampi, o scroscii 
sull'orde ! (Muore chi ti riconosce?) 

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Foto: Eugenio Montale por Vittoriano Rastelli Corbis/Getty Images

lunes, junio 03, 2024

Gabriela Schuhmacher / De "Tres holandeses"




Escena

Llevo días de fiebre y decaimiento. El cuadro avanza.
Dulle Griet es reconocida como una mujer de Flandes
a punto de arder. ¿Está loca? Qué paradoja, pienso, soy
considerado un pintor de caseríos y ella se diluye como
una gota de aceite en el brasero del pueblo.


Trigales

Rembrandt, estoy en Auvers, frente a los trigales después 
de la lluvia. Acérquese a mis impresiones: tallos
verdes y azules, hojas como cintas, espigas amarillas
con reflejos en rosa pálido. Nada más que tallos, eso es
lo que veo: una divinidad que se despereza por efecto
de la luz y de la humedad. Cada etapa del ciclo de
desarrollo tiene atractivos y el tiempo es breve. De un
día para otro, nada se corresponde con lo que hoy le
cuento. Por eso soy muy riguroso, como la vida lo es
con una flor y con su semilla antes de que el viento la
tome.


Árboles

Tres árboles en medio de la llegada de una tormenta. En
un instante pudo plasmar el cambio de la luz, una
alteración en el cielo. Así es el alma que nos fue dada:
matices y violentos contrastes. La destreza del ánimo
curtió sus manos, usted sabe, solo son tres árboles.

Gabriela Schuhmacher (Sante Fe, Argentina, 1970)

Tres holandeses
,
Ediciones del Dock,
Buenos Aires, 2024












Más poemas de Gabriela Schuhmacher en Otra Iglesia Es Imposible

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Foto: Gentileza de la autora

domingo, junio 02, 2024

Umberto Saba / Teatro degli Artigianelli




Hoz martillo y la estrella de Italia.
vuelven a decorar la sala. ¡Pero cuánto
dolor por ese signo sobre este muro!

Sale, apoyado en muletas, el Prólogo.
Saluda con el puño; dice sus palabras
para que las mujeres rían y los chicos
que abarrotan la pobre platea.
Dice, todavía tímido, de la idea.
que las almas hermana; cierra: "Y ahora,
hago como los alemanes: me retiro".
Entre un acto y otro, en la Cantina, de ronda
enrojece parco frente a los vasos el amigo
del hombre, restaña sus heridas,
cierra surcos dolorosos; alguno
llegado aquí desde terribles exilios,
se da calor como quien tiene frío al sol.

Este es el Teatro degli Artigianelli,
como lo vio el poeta en el mil
novecientos cuarenta y cuatro, un día
de septiembre, cuando a ratos
tronaba aún el cañón, y Florencia
callaba, absorta en sus escombros.

Umberto Saba (Trieste, Italia 1883 – Gorizia, Italia, 1957), "1944", Canzoniere, 1944-1954, Einaudi, 2004
Versión de Jorge Aulicino

Más poemas de Umberto Saba en Otra Iglesia Es Imposible


Teatro degli Artigianelli
 
Falce martello e la stella d'Italia
ornano nuovi la sala. Ma quanto
dolore per quel segno su quel muro!
 
Esce, sorretto dalle grucce, il Prologo.
Saluta al pugno; dice sue parole
perché le donne ridano e i fanciulli
che affollano la povera platea.
Dice, timido ancora, dell'idea
che gli animi affratella; chiude: "E adesso
faccio come i tedeschi: mi ritiro".
Tra un atto e l'altro, alla Cantina, in giro
rosseggia parco ai bicchieri l'amico
dell'uomo, cui rimargina ferite,
gli chiude solchi dolorosi; alcuno
venuto qui da spaventosi esigli,
si scalda a lui come chi ha freddo al sole.
 
Questo è il Teatro degli Artigianelli,
quale lo vide il poeta nel mille
novecentoquarantaquattro, un giorno
di Settembre, che a tratti
rombava ancora il canone, e Firenze
taceva, assorta nelle sue rovine.

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