lunes, febrero 13, 2023

Juan Vitulli / De "Primavera indiana"



5.

Sedal o tanza no lo sé
pero en la historia antigua
el personaje se llama Acetes,
es pescador y deja
lo poco que en las costas tiene
para irse a navegar
con el dios;
sin sedal ya o sin tanza,
ni anzuelos, no lo sé,
el joven ahora timonel
permanecerá en silencio
por mucho tiempo,
y no va a decir nada
a nadie 
sobre su origen o patria
porque él no es más
que uno más en
la ruidosa tropa 
de la deidad ebria.
Pero será en la lujosa corte
de un rey descreído
que tendrá que ponerse
a contar, él también como
tantos otros,
su historia. Y en ese momento
dirá que nació sin tierras
ni rebaños ni ganado
a orillas del Egeo
donde su padre,
pescador antes que él, 
con la tanza
o el sedal
engañaba a los peces para ganarse,
apenas,
la vida;
un viejo que al morir
no pudo dejarle nada
excepto el mar.
Después la acción continúa
y Acetes volverá al silencio.
La corte será tomada
por un lascivo triunfo oriental
de panteras y pámpanos.
No sabremos nada más
de Acetes, salvo
que podía, al igual que otros,
hilar
con el sedal o la tanza
no lo sé,
imágenes con la misma habilidad
con que su padre lo hacía
antes
con los peces del Egeo.


Abrigo

Hace frío y cuando entramos
decidimos callarnos por un rato
para ver si así nos sacábamamos
de encima toda esa gélida
maraña.
Pero ya en la mesa
el que mira sabe que las cosas pasan
diferentes cuando se cruza el umbral.
De este lado del bar
dejan algunos
sus abrigos a la vista
o en una cruz sobre el respaldo.
Y otros los lanzan al perchero
como quien aleja
un pájaro ciego
atrapado en una sin fin
telaraña de postigos.
En la escena se suceden dos virajes:
colgando la pesada cosa quema
de tan grávida
que apenas se deja interpretar;
o el doblez de la caída
le impone un salto
atento de animal indiferente.
Son esas dos las pausas
que en la noche se suceden
y arrastran la mirada hacia otra parte
de cantos largos como tangos
insufribles.
El tono es lo que evoca el paso
de un estado a otro,
y los ojos fríos, fijos ya
se aferran a lo que pueden.
Cuando volvamos a mirar
será la cosa que pende cosa ajena.
Y a esta hora, mi amigo,
parece ya no quedan
tokonomas que valgan la pena,
ni que ayuden a borrarse un poco
rasgando una pared
o haciendo una inscripción etrusca
con un clavo o con la uña.
Y a esta hora parece que acontece
la idea de irse yendo
en eco, y en un rato
levantar la cosa que pende
del perchero,
y afuera ver si
madruga en frío
la luna nueva.

Juan Vitulli (Rosario, Argentina, 1975)

Primavera indiana
,
Tren Instantáneo,
Buenos Aires, 2020










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