lunes, mayo 10, 2021

Louis MacNeice / El álbum que se cierra




I
Dublín

Ladrillo sobre ladrillo gris,
enfático bronce
sobre oscuros pedestales 
–O’Connell, Grattan, Moore–,
y los remolcadores de la cervecería y los cisnes
en la corriente con barandilla,
y los desnudos huesos de un montante
sobre una puerta hambrienta,
y el aire suave en la mejilla,
y porter fluyendo de las espitas
con espuma de crema amarilla,
y Nelson en su columna
viendo colapsar su mundo.

Ésta nunca fue mi ciudad,
no nací ni me crié aquí,
ni fui a la escuela, ni me tendrá
vivo o muerto,
pero ella todavía tiene mi mente
con su elegancia de pacotilla,
con sus suaves velos de lluvia
y con todos sus fantasmas que caminan
y con todo lo que se esconde detrás
de sus fachadas georgianas –
la guarangada y el dolor,
el glamour de su miseria,
la bravata de su habla.

Las luces bailan en el río
con un movimiento de acordeón
y el sol sale a la mañana
como azúcar perlado sobre el agua, 
y en las colinas de Wicklow la niebla
está cerca, tan cerca
como el campesinado del terrateniente,
como el irlandés del anglo-irlandés,
como el asesino está cerca en un momento 
del hombre al que mata, 
o como el momento mismo 
está cerca del siguiente momento.

No es una ciudad irlandesa,
ni tampoco inglesa,
histórica con armas y plagas,
y el renombre frío
de un fragmento de latín eclesiástico,
de una frase retorica.
Pero oh, los días son suaves,
lo suficientemente suaves para olvidar
la lección más aprendida,
la bala sobre las calles
mojadas, el trato no cumplido,
el acero detrás de la risa,
la quema de los Four Courts.*

Fuerte del danés,
guarnición del sajón,
augusta capital 
de una nación gaélica
que se apropia de todo
lo que trajo el extranjero,
me diste tiempo de pensar
y con un truco de prestidigitador
preparas la hora de la caída:
oh grisura que llegas a flor,
piedra gris, agua gris
y ladrillo sobre ladrillo gris.


* N. del T.: Sede del tribunal supremo de Irlanda, del alto tribunal de Irlanda y del tribunal central criminal de Irlanda, que, durante la guerra civil irlandesa fue bombardeado por el gobierno para expulsar a los rebeldes. En su incendio se quemaron todos los documentos y registros que allí había y que se remontaban al siglo XII.  


II
Chusendun

Fucsia y artemisa y las colinas distantes
hechas como de nubes y mar:
toda la noche la bahía es salpicada y la luna
marca la rompiente de las olas.

Caliza y basalto y una casa blanqueada
con trozos de grandes losas de piedra
y un jardín cercado con púrpura en el muro
y un pájaro que chilla por la noche.

Olvido: lámparas de latón y jarras de cobre
y pan casero y el olor a turba o lino,
y el aire un guante y el agua volviéndose fácil espuma
y campanillas en el seto.

Sólo en el cuarto verde oscuro y junto al fuego
con las cortinas corridas contra los vientos y olas
hay una cajita con una voz educada:
qué lugar para hablar de la Guerra.


III
Sligo and Mayo

En Sligo el campo era suave; había pavos
picoteando debajo de los sicomoros
y las sombras de nubes sobre las montañas desplazándose
como ganado paciendo descansado.

Y los pequeños campos distantes estaban formaban ramos de henares 
y salpicados contra una blanca
cabaña al costado de la ruta un revoltijo de tacos de reina 
inundando la vista,

Y las gallina picotean las moscas de alrededor de los ojos de las novillas 
sentadas en el barro del corral 
entre las hortensias y los zarcillos que caen 
de fucsias rojas como sangre.

Pero en Mayo las paredes derrumbadas saltaban como ranas 
sobre los páramos 
el azúcar y la sal en los pubs estaban húmedas en las ruedas 
y el agua era tan marrón como la cerveza en las orillas

de lagos desolados y roble fósil de un viejo pantano 
atascado aquí y allá 
y mientras el crepúsculo se filtraba en los brezos 
la música del agua llenaba el aire,

y cuando la noche descendía sobre el pantano
con alas envolventes  
las pilas de turba negra como el carbón se alzaban contra la oscuridad 
como las tumbas de reyes sin nombre.


IV
Galway

Oh, las tibias cruzadas de Galway,
las casas grises huecas,
la basura y las aguas residuales,
el muelle de pasto crecido
Y la draga refunfuñando 
toda la noche en el puerto:
la guerra cayó sobre nosotros aquí.

Salmón en el Corrib
meciéndose suavemente 
y el agua desenredada 
sobre el vertedero
y cien cisnes 
soñando en la bahía:
la guerra cayó sobre nosotros aquí.

La noche era alegre 
con la música de la luna,
pero Marte estaba enojado
en las colinas de Clare
y amaneció septiembre 
sobre sauces y ruinas: 
la guerra cayó sobre nosotros aquí.


V

¿Por qué, ahora ha sucedido, 
debería el reloj seguir golpeando los morillos 
y por qué los grajos debería volar a la noche 
como papel quemado en una chimenea? 

¿Y por qué el mar debería mantener su turbulencia, 
su elegancia, 
y dibujar una película de muselina sobre la arena
con cada ola que se aleja?

¿Y por qué, ahora que ha sucedido, 
debería el atlas estar todavía lleno de mapas de países 
que no volveremos a ver? 

¿Y por qué, ahora que ha sucedido,
y la fatalidad toda la noche envuelve la puerta, 
debería recordar que alguna vez te conocí,
una vez en otro mundo?

Louis MacNeice (Belfast, Reino Unido, 1907-Londres, 1963), Collected Poems, Faber & Faber, 1979.
Traducción de Jorge Fondebrider

Nota del Administrador: La primera parte de este poema, "Dublin", traducida por Jorge Fondebrider, fue publicada en este blog el 27 de abril pasado. Se vuelve a publicar para ofrecer el poema en su totalidad. 




The Closing Album
I
Dublin 
Grey brick upon brick,/ Declamatory bronze/ On sombre pedestals –/ O’Connell, Grattan, Moore –/ And the brewery tugs and the swans/ On the balustraded stream/ And the bare bones of a fanlight/ Over a hungry door/ And the air soft on the cheek/ And porter running from the taps /With a head of yellow cream/ And Nelson on his pillar/ Watching his world collapse.// This never was my town,/ I was not born or bred// Nor schooled here and she will not/ Have me alive or dead/ But yet she holds my mind/ With her seedy elegance,/ With her gentle veils of rain/ And all her ghosts that walk/ And all that hide behind/ Her Georgian facades –/ The catcalls and the pain,/  The glamour of her squalor,/ The bravado of her talk.// The lights jig in the river/ With a concertina movement / And the sun comes up in the morning/ Like barley-sugar on the water/ And the mist on the Wicklow hills/ Is close, as close/ As the peasantry were to the landlord,/ As the Irish to the Anglo-Irish,/ As the killer is close one moment/ To the man he kills,/ Or as the moment itself/ Is close to the next moment. // She is not an Irish town/ And she is not English,/ Historic with guns and vermin/ And the cold renown/ Of a fragment of Church latin,/ Of an oratorical phrase. / But oh the days are soft,/ Soft enough to forget/ The lesson better learnt,/ The bullet on the wet/ Streets, the crooked deal,/ The steel behind the laugh,/ The Four Courts burnt.//  Fort of the Dane,/ Garrison of the Saxon,/ Augustan capital/ Of a Gaelic nation,/ Appropriating all/ The alien brought,/ You give me time for thought/ And by a juggler’s trick/ You poise the toppling hour –/ O greyness run to flower,/ Grey stone, grey water,/ And brick upon grey brick.

II
Chusendun
Fuchsia and ragweed and the distant hills/ Made as it were out of clouds and sea:/ All night the bay is plashing and the moon/ Marks the break of the waves.// Limestone and basalt and a whitewashed house/ With passages of great stone flags/ And a walled garden with plums on the wall/ And a bird piping in the night.// Forgetfulness: brass lamps and copper jugs/ And home-made bread and the smell of turf or flax/ And  the air a glove and the water lathering easy/ And convolvulus in the hedge.// Only in the dark green room beside the fire/ With the curtains drawn against the winds and waves/There is a little box with a well-bred voice:/ What a place to talk of War.

III
Sligo and Mayo

In Sligo the country was soft; there were turkeys/ Gobbling under sycamore trees/ And the shadows of clouds on the mountains moving/ Like browsing cattle at ease.// And little distant fields were sprigged with haycocks/ And splashed against a white/ Roadside cottage a welter of nasturtium/ Deluging the sight,// And pullets peckins the flies from around the eyes of heifers/ Sitting in farmyard mud/ Among hydrangeas and the falling ear-rings/ Of fuchsias red as blood.// But in Mayo the tumbledown walls went leap-frog/ Over the moors/ The sugar and salt in the pubs were damp in the casters/ And the water was as brown as beer upon the shores// Of desolate loughs, and stumps of hoary bog-oak/ Stuck up here and there / And as the twilight filtered on the heather/ Water-music filled the air, //And when night came down upon the bogland/ With all-enveloping wings/ The coal-black turfstacks rose against the darkness/ Like the tombs of nameless kings.

IV
Galway

O the crossbones of Galway, / The hollow grey houses, / The rubbish and sewage, / The grass-grown pier, / And the dredger grumbling / All night in the harbour: / The war came down on us here.// Salmon in the Corrib / Gently swaying / And the water combed out / Over the weir / And a hundred swans / Dreaming on the harbour: / The war came down on us here.// The night was gay / With the moon’s music / But Mars was angry / On the hills of Clare / And September dawned / Upon willows and ruins: / The war came down on us here.

V

Why, now it has happened,/ Should the clock go on striking to the firedogs/And why should the rooks be blown upon the evening/ Like burnt paper in a chimney?// And why should the sea maintain its turbulence,/ Its elegance,/ And draw a film of muslin down the sand/ With each receding wave?// And why, now it has happened,/ Should the atlas still be full of the maps of countries/ We never shall see again?// And why, now it has happened,/ And doom all night is lapping at the door,/ Should I remember that I ever met you –/ Once in another world? 
                                                                                                              Agosto-Septiembre, 1939

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