martes, diciembre 03, 2019

Amelia Rosselli / Dos poemas de "Documento"













Las flores crecen como dones 

Las flores crecen como dones y después
se dilatan
una vigilancia aguda las silencia
no cansarse jamás de los dones

El mundo es un diente arrancado
no me pregunten por qué
hoy tengo tantos años
la lluvia es estéril.

Buscando las semillas destruidas
eras la unión marchita que buscaba
robar el corazón de otro para después
usarlo.

La esperanza es un daño quizá definitivo
las monedas resuenan crudas en el
mármol
de la mano.

Convencía al monstruo de que se
escondiera
en los cuartos limpios de un albergue
imaginario
había en el bosque pequeñas víboras
embalsamadas.

Me disfracé de cura de la poesía
pero para la vida estaba muerta
las vísceras que se pierden
en el barullo
mueres barrido por la ciencia

El mundo es sutil y plano:
Deambulan allí pocos elefantes, obtusos.   

(Versión de Diego Bentivegna, Página 12, 26 de octubre de 2003)


Hay como un dolor en la habitación

Hay como un dolor en la habitación, está
superado en parte: pero vence el peso
de los objetos, su significación de
peso y pérdida.

Hay como un rojo en el árbol, pero es
el naranja de la base de la lámpara
comprada en lugares que no quiero recordar
porque ellos también pesan.

Como nada puedo saber de tu hambre
precisa en el querer
en las estilizadas fuentes
bien puede situarse el revés de un destino
de hombres separados por un oblicuo sonido.

(Versión de Jorge Aulicino)

Amelia Rosselli (París, 1930-Roma, 1996),"Documento" (1966-73), Amelia Rosselli. Le poesie, edición de Emmanuela Tandello, prefacio de Giovanni Giudici, Gli Elefanti Poesia, Garzanti, Milán, 1997

Ref.:
Caína Bella
Via Sole
Vicenza Fava/YouTube
El Cuaderno
Versante Ripido
Paolo Gironi
Sibila

Foto: Il Libraio


I fiori vengono in dono e poi si dilatano
una sorveglianza acuta li silenzia
non stancarsi mai dei doni.

Il mondo è un dente strappato
non chiedetemi perché
io oggi abbia tanti anni
la pioggia è sterile.

Puntando ai semi distrutti
eri l’unione appassita che cercavo
rubare il cuore d’un altro per poi servirsene.

La speranza è un danno forse definitivo
le monete risuonano crude nel marmo
della mano.

Convincevo il mostro ad appartarsi
nelle stanze pulite d’un albergo immaginario
v’erano nei boschi piccole vipere imbalsamate.

Mi truccai a prete della poesia
ma ero morta alla vita
le viscere che si perdono
in un tafferuglio
ne muori spazzato via dalla scienza.

Il mondo è sottile e piano:
pochi elefanti vi girano, ottusi.

*

C'è come un dolore nella stanza, ed
è superato in parte: ma vince il peso
degli oggetti, il loro significare
peso e perdita.

C'è come un rosso nell'albero, ma è
l'arancione della base della lampada
comprata in luoghi che non voglio ricordare
perché anch'essi pesano.

Come nulla posso sapere della tua fame
precise nel volere
sono le stilizzate fontane
può ben situarsi un rovescio d'un destino
di uomini separati per obliquo rumore.

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