Cuando se cortó la película el Friedel gritó vos
mataste al Mastroiani corrió por la
sala mientras le salían dos manos que ni él mismo
conocía y estranguló al proyectorista
con un chal de gran cuadriculado la pantalla
quedó tan blanca como hielo en terreno baldío y el
diario decía un hilo de saliva meloso uno de treinta
cm colgaba en línea recta del lado
derecho del mentón del Friedel cuando iba para su casa
*
detrás del callejón sin salida está
el cielo traslúcido como
la caja de vidrio de una taquilla de cine
aunque eso no es importante
más importante es que a la noche tarde
el contador pasea por la playa de estacionamiento
de acá para allá deletrea
mecánicamente esta oración que de todas formas
nadie entiende excepto en el
centro
señor inspector por favor venga usted
vis-à-vis a la oficina de grasa me cuelga
de la oreja una etiqueta de cepillo que
viene del Tirol del Sur
Herta Müller (Niţchidorf, Rumania, 1953), Los señores pálidos con las tazas de moca, Múnich-Viena, Carl Hanser, 2005
Versión: Silvana Franzetti
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