domingo, febrero 12, 2017

Lucio Zinna / Casablanca
















1

La infancia enjuta y soleada la adolescencia
vasta y solitaria como un desierto de cítricos
y Casablanca un espejismo la más cercana
lejanía desde que allí se perdió mi padre
por cosas de la guerra (otra femme otro
hijo en la ruleta de la vida).

2

Cartes postales y viajeros sículos
(en la diáspora transitando por el valle de Mazara)
contaban de cúpulas moriscas sobre el océano
de jardines colgantes —nueva Babilonne—
de noches pespunteadas de diamantes de mercaderes
locuaces y embozados en la casba cautelosa.

3

Y la blanca ciudad suspendida en una niebla
que el sol de África despejó en broma
A mi querido papá lejano / con mucho abecto
releyó mi madre y subrayó nerviosa la «b»
(tuvo una prolongación reparadora
en la foto de «Boscarino» con dedicatoria — me retrataba
con un libro de mitos la mirada perdida
en el vacío). En el vacío Casablanca un milagro.

4

Llegaron más tarde perfumes de oriente
huríes siempreverdes pecadoras (des)veladas
arenas rojizas de siroco. Nadie
me decepcionó más que Humphrey Bogart. Lorenzo
más sencillamente —ex prisionero en desbandada—
se había convertido en dueño de una épicerie fine
abarrotado almacén para ciudadanos franceses
«La Jardinière».

5

Al independizarse Marruecos debió abandonarlo todo
retirarse a Lyon donde murió de un tumor
en el cerebelo o en un accidente de camión nunca se supo
con precisión. Lyon fue —de Casablanca—
sucedáneo y fusión tuvo también ella minaretes
palmeras blancos palacios sabía a ultramar
hasta el pâté de foie.

Lucio Zinna (Mazara del Vallo, Italia, 1938), Bonsai, I.L.A. Palma, Palermo, 1989
Versión de Carlos Vitale




L'infanzia magra e solatìa l'adolescenza
vasta e solinga come un deserto d'agrumi
e Casablanca un miraggio la più vicina
lontananza da che vi si sperdette il padre
per fatti di guerra (altra femme altro
figlio nella roulette del vivere).



Cartes postales e viaggiatori siculi
(nella diaspora transitanti per il valmazàra)
narravano di cupole moresche sull'oceano
di pensili giardini —novella Babilonne—
di notti trapunte di diamanti di mercanti
ciarlieri e intabarrati nella casbah guardinga.




E la bianca città sospesa in una nebbia
che il sole d'Affrica diradò per celia.
Al caro papà lontano / con tanto abbetto
rilesse mia madre e calcò nervosa sulle «bb»
(ebbero un prolungamento riparatore
nella «fotoboscarino» con dedica — mi ritraeva
con un libro di miti lo sguardo sperso
nel vuoto). Nel vuoto Casablanca un miracolo.



Giunsero più tardi profumi d'oriente
urì sempreverdi peccatrici (dis)velate
sabbie rossastre di scirocco. Nessuno
mi deluse più di Humphrey Bogart. Lorenzo
più semplicemente —ex prigioniero sbandato—
era divenuto padrone di un'épicerie fine
dovizioso magazzino per cittadini francesi 
«La Jardinière».




A Marocco indipendente dovette tutto mollare
ridursi a Lyon dove morì di tumore
al cervelletto o in un incidente di camion mai si seppe
con precisione. Lyon fu —di Casablanca—
surrogato e fusione ebbe anch'essa minareti 
palmizi bianchi palazzi sapeva d'oltremare
persino il pâté de foie.




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