lunes, diciembre 26, 2016

Horacio Fiebelkorn / Cuca's blues











1

Mientras tanto
una por una -y son
centenares.
Una por una
-y los desfiladeros
de entrecasa
superpoblados.

No arman fila india.
No trabajan,
no amarrocan
-como sus primas
las hormigas.

Sólo comen y joden.
Sólo comen y cogen
y en lapsos brevísimos
ya son centenares.

Mi vida está
por completo
devastada.

2

Donde hubo ocho
habrá doscientas.
Donde hubo veinte
habrá tres mil.

Con el aerosol
de un saque pude
liquidar algunas.

Pero ya vienen
los relevos.
El quinto de caballería
se manda a la cocina.

Otra vez la ruina,
la invasión.

3

Perdí la fecha
en que comenzó la
desidia. Platos quedan
sin lavar, y es toda

una invitación
al festín.

Heterometábolos
Paurometábolos

Mucho ojo con las
hembras porque
pueden vivir
de 14 a 20 meses

-dice la pedia de la web
de lo poco que funca
en esta casa.

No hace falta
una cuca de 500 patas
a quien suplantar
en la forma -como Gregorio.

No hace falta
una cuca símil concha
como esa que perturbó
a la bella Clarice

No es preciso
un montón de basura.
Con sólo un resto
de papa
o la miga de un pan

es suficiente para
el teatro griego
de las cucas.

4

Qué haré yo con
todo esto. Qué haré
sin culpa alguna
frente a las bestias.

No seré
San Dunstan
que amaba tanto
a los animales
que se impuso
penitencia
por matar
una hormiga

y también libró
feroz batalla
contra el diablo
a quien le clavó
tremendo herraje
en las pezuñas
y le hizo prometer
que no entraría
jamás
a casa alguna
donde hubiere una
herradura colgada.

5

Aunque el caso -mientras
tanto- es que las cucas
me rodean y cercan.

A esta altura
debería pensar
que me protegen.

Hace 350
millones de años
que son las reinas
del planeta.

Sobrevivieron
a la era del hielo
el crujir de
continentes

bólidos que se
estamparon contra
la corteza

y se llevaron puestos
a los dinosaurios
y algunos más

y ahora se expanden
por las urbes
cosa que sólo
se explica por la
buena calidad
de los deshechos
humanos

rodeado estoy
por las cucas
que arruinan mi vida

rodeado estoy
protegido
por la eternidad.

Horacio Fiebelkorn (La Plata, Argentina, 1958)


La patada del chancho,
zindo & gafuri,
Buenos Aires, 2016










Foto: Horacio Fiebelkorn FB

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