Tercer génesis
Al observar la situación,
con la musculatura arqueada en dirección
al paladar - sin emitir ni deglutir nada,
de sapo a príncipe en un mismo tramo-
fui henchido decorosamente por la polea
que cada tanto ensucia todo de sentido.
De pronto cada mancha se fue extendiendo
por toda la materia semejante
hasta que la esponja de las circunstancias
borró, estiró y convirtió cada suceso
en una cosa: elocuente, humana
y de movilidad casi autosuficiente.
¡Y todo ante la ausencia completa
de cualquier actividad en procura de alimento!
Suceso
Brillando por el frío extremo, las turbinas
bajo el océano rompen
los arrecifes creando diagramas de reflejos
idénticos a los cardos metalizados que rotan
sobre el convexo espejismo de la parcela.
Pero todo sigue igual,
porque hoy para el explorador,
en pantalones cortos color caqui, todo
es una situación de malestar especifica,
una garra de cristal que aprieta la traquea
invisibilizando la carne y la piel del humano
segmentado en su espécimen.
Mientras el señor Güiraldes dice
“el pasto y los cardos esperaban con pasión segura”
gotas, con forma de gotas y compuestas de agua
van desde un lugar a otro, y sin dejar
ninguna huella duradera lubrican el funcionamiento
habitual del mundo: caen.
Darío Rojo (Eduardo Castex, Argentina, 1964), El principio estocástico, inédito
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