domingo, enero 02, 2011

Rosario Murillo / Que la boca aprenda




Pájaros del sueño

Que la boca aprenda la palabra
que el cielo enseñe sus dientes y sus horas
que el grito no atraviese mi pecho
que el asombro no vaya a ser mayor o menor
que se asiente, que se afirme

Un principio de mundo asoma por la rama del sauce
llora, todavía en aguas que no rompen
piensa la noche una melodía mejor
pero no tiene sonido, o lenguaje
no es posible transcribir la luz, el nido
la rama donde se clavan las avispas
a morir
Sobre un pedazo de pared,
comida por las bombas
la rayería escribe una sinfonía
para voces
Nosotros, preparamos coro y orquesta
Haremos sacro el funeral
de los que no murieron hoy sino siempre
Los acordes, sin referencias
los espejos ya no reflejan puertas
o ventanas
las fuentes dejan un sabor ácido
a sol, a demasiado tiempo en cadena
Todo a punto de romperse
y todo igual

Junio 27, 2005

Rosario Murillo (Managua, 1951), Pájaros de obsidiana, Bolsa de Noticias, Managua, julio 2010

Foto: Murillo, Bolsa de Noticias

1 comentario:

  1. El sacue llora la ausencia de las estrellas, al mismo tiempo el acaricia la tierra para sentirse vivo, que la tierra sienta su dolor interno, el silencio que le lleva a ser un organo del silencio; las aguas corren por la noche, el tiempo pasa y no corresponde....Es el silencio sepulcral de la muerte viva de los huesos, el silencio del alma en un mundo complejo, el llanto plagado y callado del mundo de los muertos, el sonido del canto lirico hundido en sus huesos, el corazon corre como caballo desbocado al repicar de las campanas, hoy reza mi alma, muere despacio mi espiritu, voy llegando despacio con mi cuerpo desnudo, hoy y siempre sin limites y fronteras morire una y otras vez...Me encuentro en el sepulcro de los caminos entre difuntos y peregrinos, es el espejo del tiempo, laberintos, pasajes secretos, el milagro de la vida del transitar de los muertos abriendo caminos, puertas y ventanas de todos los muertos vivos.
    Las fuentes cargadas de agua del cielo, miradle despacio han caido luceros, la cruz santa sobre su pecho, los clavos en su frente, sus manos calladas sostienen su agil cuerpo donde las yemas son pilares de la tierra....Corre el viento entre montañas y el sudor de la fria sal, verguenza del vinagre sobvre el cuerpo inmortal de los mundos atados entre espiritus cargados de inquietudes, romped cadenas, mueren los esclavos, se rompio el sabor de las sales....No llevo pecado, solo llevo mares.
    Chinca Salas

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