miércoles, marzo 01, 2023

Bai Hua / En la dinastía Qing




En la dinastía Qing
el ocio y el ideal eran cada vez más hondos
Bueyes y ovejas no tenían nada que hacer
y la gente común jugaba al ajedrez
El examen imperial servía al bien común
Había una moneda en cada lugar
y a veces los cereales se intercambiaban
por hojas de té, hilo, porcelana

En la dinastía Qing
la pintura de paisajes llegó a la perfección
El papel sobraba y los barriletes estaban por todas partes
Las lámparas captaban lo esencial
Cada templo daba hacia el sur
La riqueza parecía excesiva

En la dinastía Qing
los poetas no incurrían en ningún tráfico
y eran celosos de su reputación
Tomaban vino bajo una lluvia de flores
Los días eran cálidos y frescos
El agua de los estanques copiosa
Dos patos nadaban cara al viento
cada uno en su propio mundo

En la dinastía Qing
un hombre soñaba con otro hombre
A la noche leía a Sima Qian, a la mañana barría el piso
Y la corte aumentaba los puestos militares
y elegía cada año funcionarios de uñas largas

En la dinastía Qing
los hombres de barba y los lampiños
cultivaban el cuerpo y hablaban con reserva
Los campesinos no querían aprender a leer
Los niños respetaban a los viejos
Las madres se sometían a los hijos

En la dinastía Qing
los impuestos alentaban al pueblo
a cuidar los diques, las escuelas, los templos ancestrales
Se redactaban libros, se ordenaban las historias locales
Las construcciones tenían un sabor antiguo

En la dinastía Qing
la filosofía era igual que la lluvia
y la ciencia no encajaba de ninguna forma
Un hombre cambiaba de idea
varias veces en un mismo día
con un nerviosismo inexplicable
La furia se convirtió en la empresa de su vida
Ese hombre murió en 1842

Bai Hua (Chongqing, República Popular China, 1956), Un país mental. 150 poemas chinos contemporáneos, Gog y Magog, Buenos Aires, 2022
Traducción de Miguel Ángel Petrecca


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