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Río abajo,
pasando el vado,
a la playa
se la llevó el viento.
Anoche la tormenta,
la arena.
No hay huellas,
como si todo
volviera a empezar.
Un pez pequeño
me toca la pierna,
sube.
Y goza.
36
Salgo del vado
ramas de morera,
tomillo,
salvia.
Es ácido el olor.
Las venas
aceptan el aire
de la sierra.
Hay dos caballos
desbocados, salvajes
que cruzan y
atraviesan el miedo.
Vaya a saber
qué flores
podré recuperar
después de la estampida.
Foto: Gentileza de Barnacle
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