Paisaje
Ocre y abierto en huellas, el camino
separa opacamente los sembrados...
Lejos, la margarita de un molino.
Tren
Desde la ventanilla que zumba como un ala,
a derecha y a izquierda la mirada se pierde
sobre un monte retuerto de caldén y de tala.
Una mancha de arena, otra mancha de verde,
y cada tantas leguas, el monótono andén
de una estación igual que la estación pasada.
Un nombre primitivo suena bastante bien:
Hucal, Guatraché, Realicó, Quetrequén...
Y un enorme gendarme con la cara tostada.
Baldomero Fernández Moreno (Buenos Aires, 1886-1950), Antología 1915-1950, 6ª edición, Espasa-Calpe, Buenos Aires, 1954
Envío de Jonio González
---
Ilustración: Baldomero Fernández Moreno © Hermenegildo Sábat
Ocre y abierto en huellas, el camino
separa opacamente los sembrados...
Lejos, la margarita de un molino.
Tren
Desde la ventanilla que zumba como un ala,
a derecha y a izquierda la mirada se pierde
sobre un monte retuerto de caldén y de tala.
Una mancha de arena, otra mancha de verde,
y cada tantas leguas, el monótono andén
de una estación igual que la estación pasada.
Un nombre primitivo suena bastante bien:
Hucal, Guatraché, Realicó, Quetrequén...
Y un enorme gendarme con la cara tostada.
Baldomero Fernández Moreno (Buenos Aires, 1886-1950), Antología 1915-1950, 6ª edición, Espasa-Calpe, Buenos Aires, 1954
Envío de Jonio González
---
Ilustración: Baldomero Fernández Moreno © Hermenegildo Sábat