martes, septiembre 20, 2016

Gustavo Bécquer / Cuántas veces al pie de las musgosas...





[59, LXX] 

¡Cuántas veces al pie de las musgosas
paredes que la guardan
oí la esquila que al mediar la noche
a los maitines llama!

¡Cuántas veces trazó mi triste sombra
la luna plateada
junto a la del ciprés que de su huerto
se asoma por las tapias!

Cuando en sombras la iglesia se envolvía,
de su ojiva calada
¡cuántas veces temblar sobre los vidrios
vi el fulgor de la lámpara!

Aunque el viento en los ángulos oscuros
de la torre silbara,
del coro entre las voces percibía
su voz vibrante y clara.

En las noches de invierno, si un medroso
por la desierta plaza
se atrevía a cruzar, al divisarme
el paso aceleraba.

Y no faltó una vieja que en el torno
dijese a la mañana
que de algún sacristán muerto en pecado
acaso era yo el alma.

A oscuras conocía los rincones
del atrio y la portada;
de mis pies las ortigas que allí crecen
las huellas tal vez guardan.

Los búhos que espantados me seguían
con sus ojos de llamas,
llegaron a mirarme con el tiempo
como a un buen camarada.

A mi lado sin miedo los reptiles
se movían a rastras,
¡hasta los mudos santos de granito
creo que me saludaban!

Gustavo Bécquer (Sevilla, España, 1836-Madrid, 1870), Rimas, edición de Luis Caparrós Esperante en base al Libro de los gorriones, manuscrito 13.216 de la Biblioteca Nacional de España Cervantes Virtual

Nota del Administrador: Caparrós Esperante dio a su edición el orden original del manuscrito, al que corresponden los números arábigos

Foto: Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer (detalle), por su hermano Valeriano, 1862

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