viernes, febrero 28, 2020

Edgar Morisoli / Con libre luz, en libre tierra

         

 A Horacio Marani, en amistad


          "Nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada..."
                                                                   Edgar Bayley

¿Volverá el hombre hacia la tierra
los ojos ciegos de no mirar?
¿Se acordará de los rumores
y el silbo azul del maciegal?
¿Buscará rumbo oliendo el aire
recién llovido, el aire austral?
Río de amor, ¿dónde confluyen
intimidad y humanidad?


"Nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada..."

Sí, es infinita. Pero su alma
lo es más, y late a nuestro lado.
Ya nadie sabe nombre de estrellas,
nombre de hierbas o de pájaros.
Ya nadie lee la escritura
de las bandadas en lo alto,
ni contempla la abierta noche
para alcanzar mensaje de astros,
ni distingue aroma de aroma,
trino de trino, rastro de rastro.
Y hasta el idioma de los vientos
que comprendimos desde antaño,
hoy habla en vano a nuestro oído
porque ya el hombre lo ha olvidado.

Cautivo al fin, el que abandona
resulta él mismo abandonado.

"Nunca terminará, es infinita..."

(Recuerdo las grandes criaturas
del mar: al pie de los acantilados
la voz profunda del oleaje,
ronca salmodia, coro arcaico
de la grey de las roquerías,
y sus cachorros congregados
bajo custodia de ternura
contra el peligro o el espanto...)

¿Cómo no ver también en ellos
temblor de espíritu, secreta
llama del mundo: la corola
amotinada en primavera,
el largo sueño que nos une
con todo y todos, la bandera
del cielo al tope de la sangre
y este collar que nos enhebra?

Se limpiarán los ojos ciegos
con libre luz, en libre tierra.

Edgar Morisoli (Acebal, Santa Fe, Argentina, 1930), Hasta aquí la canción, Ediciones Pitangúa, Santa Rosa, La Pampa, 1999 

Nota del Ad.: Morisoli reside en la provincia de La Pampa desde los años 50. Por este libro recibió el Tercer Premio Nacional de Poesía en 2004


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