Que se vaya el sabor a dolor.
Que se aleje.
Que no se venga contra mi muro,
contra la sombra de mi pared.
Que se largue el sol de mi ocaso.
Que no me ilumine ni me saque brillo.
Que otro día venga a enseñarme sus dardos.
Que otro momento se haga
obligatoriamente en la dialéctica.
Que ahora no.
Que no se esfuerce en brillar
junto a mi luna empírica de luz.
Que no se riegue su líquido solar.
Que no se vaya por el surco
del amor salobre que viene,
que va. Que se enfurece.
Que no se ilusione el sopor del dolor.
Que se vaya este yo de mi dolor
en la sangre madura que el vino esfuma.
Que se enlode la sombrilla del dolor
en la lluvia que se engorda de granizo.
Mi dolor casi siempre
se deja enrumbar por el correntoso
y saludable gusto
de enseñarse en público.
Xavier Oquendo Troncoso (Ambato, Ecuador, 1972), Lo que aire es, Caza de Libros, Bogotá, 2014
Envío de Jorge Fondebrider
Que se aleje.
Que no se venga contra mi muro,
contra la sombra de mi pared.
Que se largue el sol de mi ocaso.
Que no me ilumine ni me saque brillo.
Que otro día venga a enseñarme sus dardos.
Que otro momento se haga
obligatoriamente en la dialéctica.
Que ahora no.
Que no se esfuerce en brillar
junto a mi luna empírica de luz.
Que no se riegue su líquido solar.
Que no se vaya por el surco
del amor salobre que viene,
que va. Que se enfurece.
Que no se ilusione el sopor del dolor.
Que se vaya este yo de mi dolor
en la sangre madura que el vino esfuma.
Que se enlode la sombrilla del dolor
en la lluvia que se engorda de granizo.
Mi dolor casi siempre
se deja enrumbar por el correntoso
y saludable gusto
de enseñarse en público.
Xavier Oquendo Troncoso (Ambato, Ecuador, 1972), Lo que aire es, Caza de Libros, Bogotá, 2014
Envío de Jorge Fondebrider
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