sábado, febrero 09, 2013

Ted Kooser / Granja abandonada




Granja abandonada

Era un hombre corpulento, dice la talla de sus zapatos
sobre una pila de platos rotos, junto a la casa;
y también alto, dice el tamaño de la cama
en una habitación de la planta superior; y bueno y temeroso de Dios,
dice la Biblia con el lomo partido,
en el suelo, bajo la ventana, entre motas de polvo iluminadas por el sol;
pero no estaba hecho para la agricultura, dicen los campos
cubiertos de pedruscos y el granero lleno de goteras.

Vivía una mujer con él, dice el empapelado del dormitorio
con motivos de lilas y los estantes de la cocina
forrados con hule, y tenían un hijo,
dice el arenero hecho con un neumático de tractor.
El dinero era escaso, dicen los frascos de ciruelas en conserva
y las latas de tomate precintadas en la lucerna.
Y los inviernos duros, dicen los trapos en los marcos de las ventanas.
Era un lugar solitario, dice el angosto camino vecinal.

Algo fue mal, dice la casa vacía
en el terreno tapado por las malas hierbas. Las piedras en los campos
dicen que él no era un granjero; los frascos cerrados
en el sótano dicen que ella se fue precipitadamente.
¿Y el chico? Sus juguetes están esparcidos en el patio
como ramas después de una tormenta: una vaca de goma,
un tractor oxidado con el arado roto,
una muñeca vestida con un overol. Algo fue mal, dicen.

Ted Kooser (Ames, Iowa, 1939), Sure Signs: New and Selected Poems, University of Pittsburgh Press, Pittsburgh, 1980
Versión de Jonio González

Abandoned Farmhouse

He was a big man, says the size of his shoes
on a pile of broken dishes by the house; 
a tall man too, says the length of the bed
in an upstairs room; and a good, God-fearing man,
 says the Bible with a broken back
on the floor below the window, dusty with sun;
but not a man for farming, say the fields
cluttered with boulders and the leaky barn.

A woman lived with him, says the bedroom wall
papered with lilacs and the kitchen shelves
covered with oilcloth, and they had a child,
says the sandbox made from a tractor tire.
Money was scarce, say the jars of plum preserves
and canned tomatoes sealed in the cellar hole.
And the winters cold, say the rags in the window frames.
It was lonely here, says the narrow country road.

Something went wrong, says the empty house
in the weed-choked yard. Stones in the fields
say he was not a farmer; the still-sealed jars
in the cellar say she left in a nervous haste.
And the child? Its toys are strewn in the yard
like branches after a storm--a rubber cow,
a rusty tractor with a broken plow,
a doll in overalls. Something went wrong, they say.

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Ilustración: Granero y gallinero, 1930, Edward Hopper

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