Coro
¿El miedo nos hace más fuertes?
Somos mortales mortalmente aterrorizados
temblamos como zorros y perros,
nos volvemos la jauría de nosotros mismos
Basta un sueño errado
y la luz roe donde no hay reparo.
Derrapamos entre los objetos esperando que sean verdaderos.
Apretamos los párpados intentando dormir en pleno día
diciendo: aqui, y pensando allá
ofreciendo sacrificios mientras desplazamos muebles
y tronchamos con las tijeras los geranios.
A la noche alargamos las mesas para los húespedes
y con la madera comenzamos a marchitarnos.
Ponemos con cuidado las servilletas y desde el lino se elevan los demonios.
Volviendo la cabeza aquí, pensamos: allá,
como sucede en verdad a todo perseguido.
Abrimos ventanas de par en par con la excusa del humo. El viento huele a basura
pero es una tregua. El propio viento en la belleza es una ruina.
La sabiduría nos confunde como cera.
Respiramos con dificultad.
Nos quedamos inmóviles
la sangre se acelera entre la nuca y la espalda
nos volvemos serpientes
que se limpian entrelazándose.
Antonella Anedda (Roma, 1958), Salva con nome, Mondadori, Milán, 2012, en Terres de femmes
Versión de Jorge Aulicino
Coro
La paura ci rende più forti ?
Siamo mortali mortalmente spaventati
tremiamo come volpi e cani
diventando la muta di noi stessi
Basta un sogno sbagliato
e la luce rode dove non c'è riparo.
Sbandiamo tra gli oggetti sperando siano veri.
Stringiamo gli occhi provando a dormire in pieno giorno
dicendo: qui e pensando là
offrendo sacrifici mentre spostiamo mobili
e tronchiamo con le forbici i gerani.
La sera allunghiamo i tavoli per gli ospiti
e dal legno cominciamo ad appassire.
Posiamo con cura i tovaglioli e dal lino si sollevano demoni.
Voltando la testa qui, pensiamo: là
come succede davvero a ogni inseguito.
Spalanchiamo finestre con la scusa del fumo. Il vento sa d’immondizia
ma è una tregua. Lo stesso vento nella bellezza è una rovina.
La saggezza ci confonde come cera.
Stentiamo a respirare.
Restiamo immobili
il sangue scatta tra la nuca e la schiena
torniamo serpi
ci puliamo intrecciandoci.
Ilustración: Gli ospiti dimenticati, 1930, Alberto Savinio
Volvió Antonella Anedda con su fuerza... "basta un sueño errado y la luz roe donde no hay reparo". Creo que fueron las monedas rojas y la casa rossa de ayer.
ResponderBorrarGracias.