sábado, julio 24, 2010

Edgar Bayley / Del doctor Pi, 2




La cascada y la lingüista

El doctor Pi se encontraba bajo una cascada. Se había refugiado allí mientras esperaba a Marta. Llegaría de un momento a otro. Era lo convenido. Poco podía ver Pi a través de las aguas y ya anochecía. "No importa -se dijo el doctor Pi- la llegada de Marta todo lo justificará." Y siguió esperando. Al rato, de entre las aguas de la cascada alguien apareció. No era Marta. Era una lingüista, especializada en estilística, que, sin saludarlo, le dijo:
-Antes que nada convengamos en que discurso es toda enunciación integrada por un locutor y un auditor.
El doctor Pi sacó de un bolso un calentador portátil y un farol. Llegaban ya el aire y el ruido de la noche cercana.
-Vamos despacio -dijo Pi.
-Y hay varias clases de discurso -prosiguió la lingüista-. Tenemos, por ejemplo, el discurso indirecto y el discurso indirecto libre. Le aclaro -agregó la señora dando unos pasos hacia él (era rubia, rebosante, de piel cobriza, desmelenada, y llevaba una túnica roja)-, que el discurso indirecto libre se produce por la omisión de verbos introductores y nexos.
- Eso debe ser verdad -dijo Pi-, pero me estoy mojando, está haciendo frío, oscurece, espero a Marta y tengo ganas de acostarme con ella.
-Hermoso estilema -dijo la lingüista y se acercó un poco más a Pi.
De pronto apareció Marta. La lingüista se fue.
Pi abrazó y besó a Marta y la saludó con estas palabras:
- La desfamiliarización del significante no se resuelve en una degradación de su carga semántica.

Edgar Bayley (Buenos Aires, 1919-1990), "Vida y memoria del doctor Pi", Obras, Grijalbo Mondadori, Buenos Aires, 1999

Ilustración: Priestess of Delphi, 1891, John Collier

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