miércoles, junio 02, 2010

Juan Carlos Bustriazo Ortiz / Palabra




Cuadragésima Tercera Palabra

Adónde vas, poeta nochernícola,
de austera sal, de halo melancólico?
Y el primo amor, o bien, el tu penúltimo?
Y el vaso azul? Erótico y arqueólogo,
te sientes bien, mi vate, muy católico?
Eres o no el juglar, el archimítico,
el facedor maniático, elegíaco
de tu canción? O estrilas de neurótico
talante, o vas de túnica, de báculo
por la vastura de la noche eólica?
Ay semoviente, australhumano mágico,
nómade Juan, desnudo en lo fonético!

(Ruta 5, divangando bajo el
pánfilo viento)

Juan Carlos Bustriazo Ortiz (Santa Rosa, 1929-2010), "Libro del Ghenpín", 1977, Herejía bermeja, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2008

Foto: Bustriazo Ortiz Confines

5 comentarios:

  1. A este hombre si que le calzaba la palabra poeta. Gracias.

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  2. Antes que nada, quiero agradecer a Aulicino por comunicar la notica de la muerte de Bustriazo. Pero hay algo que no entiendo: sólo tres comentarios? Además de la persona tan querible, una de las voces más grandes de la literatura argentina se ha apagado. A todos los que siempre comentan y alaban lo que se publica aquí con razón o sin ella, pregunto: no tienen nada para decir??

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  3. Jorge Fondebrider07 junio, 2010 15:08

    Tengo la impresión de que, acaso movida por la emoción que le causó la muerte de Bustriazo Ortiz, María del Carmen Marengo hizo un comentario del todo impertinente. Me parece muy bien que exprese sus propios sentimientos, pero incluso en el caso de compartirlos, no puede reclamarles a los lectores de este blog que procedan como ella. Habrá gente a la que Bustriazo no le guste especialmente y otros a quienes les guste que prefieran el pudor. ¿Qué, el dolor ahora debe ser obligatorio y público?

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  4. en tal caso, la exigencia de marengo me parece absolutamente fuera de lugar, más aún, los juicios sobre 'con o sin razón'.
    el dolor, como dice fondebrider, no es ni obligatorio ni público.
    el parecer, tampoco.

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  5. Exacto. Marengo parece ser una de esas personas que aprovechan cualquier ocasión -incluso las que más dicen respetar, como ésta- para drenar el odio. Da vergüenza ajena, y la sensación de que hay gente que siente que sólo le queda la posibilidad de construir algo destruyendo a los demás, y como sea. Pero es un autoexterminio.

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