lunes, junio 09, 2008

La poesía no se vende

El 32 por ciento de los votos de la encuesta "La poesía no se vende" * (ver al pie del blog) fueron para la opción "porque la poesía no se vende". El título de la encuesta, y esta primera opción, componen la totalidad de un poema de Guillermo Boido (Buenos Aires, 1941):

la poesia no se vende
porque
la poesía no se vende

(Poemas para escribir en un muro, Schapire Editor, Buenos Aires, 1975).

La segunda opción más votada (24 por ciento) fue "porque se enseña mal". En tercer lugar, cada una con 20 por ciento de los votos emitidos, quedaron "porque no tiene buenos vendedores" y "porque no tiene ojal".
En mi opinión, esta encuesta rimada, en este mínimo universo de 25 votantes lectores de blogs, en principio lectores de poesía, y quizá, la mayoría, autores, pone en primer plano la idea de que la poesía no es de esencia dual, como todos los objetos en el mundo económico según la doctrina marxista: es decir, tiene valor de uso pero no valor de cambio. El poema de Boido es en cierto sentido postrero: se publicó meses antes del golpe de Estado de 1976, en un libro que me parece el epítome de las primeras experiencias y bordes poéticos de una generación. Ahora parece seguir sugiriendo que la conciencia de la poesía no puede ser comprada: la poesía no se contrata, no se pone al servicio, no se corrompe. Pero además, hoy, cuando el concepto de mercado es tan vapuleado, se ampliaría su significado: la poesía es todo aquello que obra por fuera del mercado. Y esto supone un fuera del mercado, una instancia improbable.
Por esto, tal vez, la segunda opción más elegida fue "se enseña mal": si se educara en comprender y experimentar la poesía, ésta tendría mejor suerte en las librerías. Creo, no estoy seguro, me parece, que en este caso los votantes piensan tanto en que la poesía no se vende como en que la poesía no se lee. Como si de una cosa dependiera la otra (y tal vez es así).
Si de la venta depende la lectura de la poesía, una lectura más extendida, entonces se entiende una de las dos terceras opciones más votadas: "no tiene buenos vendedores", vendedores que comprendan cómo debe instrumentarse el marketing y cómo conformar un nicho del mercado, un "ambiente de negocios" de la poesía.
Por último, y seguramente por las mismas razones que movieron a votar la primera opción, 20 por ciento de los votos fueron para el polivalente "no tiene ojal", que puede significar:

no es una flor;
no se refiere a nada;
nunca abrocha;
no es un botón.

No dejaría de prestar atención a la opción que recibió 12 por ciento de los votos: "se amontona". ¿Hay mucha producción? ¿O más bien, nadie que "enseñe" y sepa distinguir lo bueno de lo regular, un buen "vendedor", una crítica especializada?

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* 25 votantes emitieron 31 votos

2 comentarios:

  1. la poesia no se vende. La poesia es una vendida

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  2. usted deduce bien: la poesía no se pone al servicio de. porque la poesía no se enseña, no pertenece al ambiente de negocios y todo lo que se amontona, no es poesía.

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