domingo, septiembre 03, 2006

Más Barrett

Místicos

Los místicos han sido los exploradores de ese mundo. Algunos se perdieron en él, otros lograron regresar y compusieron informes y oscuras descripciones de las playas que habían visto. Nuestro lenguaje, fabricado para la acción bajamente utilitaria, empapado de egoísmo y de lógica, es poco apropiado para traducir lo real. Por eso el misticismo se reduce a una experimentación interna, de seguro la única positiva, pero casi siempre inefable. Además, si bien la totalidad de los hombres están en contacto material con lo que les rodea, son muy raros los que estuvieron, siquiera un instante, consigo mismos. Nos ignoramos; el universo nos ha sido inútil. Llenos de tristeza, entregamos a la muerte nuestras almas intactas.

Anarquistas

También América! Sentí la infamia de la especie en mis entrañas. Sentí la ira implacable subir a mis sienes, morder mis brazos. Sentí que la única manera de ser bueno es ser feroz, que el incendio y la matanza son la verdad, que hay que mudar la sangre de los odres podridos. Comprendí, en aquel instante, la grandeza del gesto anarquista, y admiré el júbilo magnífico con que la dinamita atruena y raja el vil hormiguero humano.


Bandoleros andaluces

Si el bandolerismo español se extendiera y organizara, el país gozaría de un equilibrio bienhechor. De un lado el gobierno; de otro, en los montes, un ejército intangible de salteadores altruistas, encargados de crear una contracorriente monetaria del rico hacia el pobre: en medio la multitud, obediente al Estado, y encubridora fiel del bandido generoso. Todo sin asesinatos ni ejecuciones. De arriba, impuesto al proletario; de abajo, por intermedio del buen ladrón, impuesto al capitalista sorprendido. ¡Programa tentador! Pero me temo que esos andaluces sean poco prácticos.

Rafael Barrett

2 comentarios:

  1. Me siento halagado al haber encontrado su blog en la web, señor Aulicino. Me gusta mucho su columna en Ñ y disfruto sus comentarios aunque, logicamente, no estoy siempre de acuerdo. Un saludo cordial.
    mariano alejandro

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