lunes, noviembre 18, 2013

Leopoldo Castilla / Vista aérea















Aquí estuvo una vez el mundo.

En estos círculos
de agua quemada
fundió su calavera,
en la grafía de estos ribazos
drenó las tinieblas del viaje,
dejó irse a la muerte.

El mar retrocede
ante el territorio desollado
donde late el sortilegio
de los lagos seniles.

Abandonó sus huellas
con la suave brutalidad del páramo:
tatuadas
la implosión de un volcán
la furia de los metales.

Y un silencio a desaparición
                          que no se acaba.

Leopoldo Castilla (Salta, 1947), Coirón, Ediciones del Zorrito, Buenos Aires, 2011

1 comentario:

  1. Bello, muy bello título y poema del Teuco. Desde donde late el sortilegio. Abrazo.

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