martes, septiembre 10, 2013

Ariel Williams / De "Discurso del contador de gusanos"












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Soy alguien que camina. Es la única definición
que puedo dar de mí. Caminar es avanzar un paso
después de otro. Eso es lo único que hay. Por un
barrio, por unas calles, por unas afueras: un paso
arriba de un pedazo de tierra y algunas piedras, un
paso saltando una raya que separa dos baldosas.
Y otro paso. Al final a veces llego a casa. Casa no
es el lugar adonde vivo.
Veo unos postes de luz con sus filas tan bellas de
cables. Detrás está el cielo azul del final de la tarde.
Detrás de ese cielo no hay una Mirada. Nadie que
diga: "Estás ahí".
Necesito un método.
Voy a tomar vino en el bar. Ahí hay varios que
darían esta definición de sí mismos: soy un vaso
después de otro vaso.


Ariel Williams (Trelew, 1967), Discurso del contador de gusanos, El Suri Porfiado Ediciones, Buenos Aires, 2011

2 comentarios:

  1. La solución a sus problemas es la alternancia:
    Un paso, un vaso, un beso, un verso, un abrazo, un paso, una caricia, un gesto...

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  2. ¿Quién dijo que el hombrecillo miserable que nos legó Kafka con su caparazón asqueroso de animal alado murió con él? A diario lo encontramos frente al espejo con una amargura de Dios guarde la hora. A veces en poemas desoladores como este de Ariel Williams.

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