jueves, agosto 26, 2010

Moya Cannon / Las manos




Manos

Para Eamonn y Kathleen

Fue en algún lugar sobre la costa noreste de Brasil,
sobre Fortaleza, una ciudad de la que nada sé,
salvo que está llena de gente
cuyas vidas son un misterio
mayor que el río Amazonas;
fue ahí, mientras el avión de juguete del monitor de vuelo
se desplazaba al ecuador
y viraba al este hacia Marruecos,
cuando empecé de nuevo a pensar en las manos,
en lo extraño que es que nuestras vidas
–la vida de la francesita pelirroja a mi izquierda,
la vida del niño argentino a mi derecha,
mi vida y las vidas de todos los pasajeros dormidos
que están siendo rápidamente transportados en la oscuridad
sobre el oscurecido Atlántico–,
todas esas vidas ahora estuvieran siendo sujetadas
por las manos del piloto,
y pienso en otras manos que pueden sostener nuestras vidas,
las manos del cirujano
a quien tendré que volver a ver cuando llegue a casa,
las manos de la inteligente enfermera de cabello negro
que desenrolló de mi cuello el cordón umbilical,
las suaves manos de mi madre,
las manos de esos otros
que me quisieron
hasta que parece casi
como si esto fuera lo que es la vida humana:
ser pasado de mano en mano,
para ser, improbablemente, llevado sobre un océano.

Moya Cannon (Dunfanaghy, Donegal, 1956)
Versión de Jorge Fondebrider para Otra Iglesia es Imposible


Hands
For Eamonn and Kathleen

It was somewhere over the north eastern coast of Brazil, / over Fortaleza, a city of which I know nothing, / except that it is full of people / each one of whose life is a mystery / greater than the Amazon river, / it was there, as the toy plane on the flight monitor / moved over the equator / and veered east towards Marrakech, / that I started to think again of hands, / of how strange it is that our lives – / the life of the red-haired French girl to my left, / the life of the Argentinean boy to my right,/ my life, and the lives of all the dozing passengers, / who are being carried fast in the dark / over the darkened Atlantic- / all of these lives are now being held / in the hands of the pilot, / in the consciousness of the pilot, / and I think of other hands which can hold our lives, / the hands of the surgeon / whom I must meet again when I return home, / the hands of the intelligent, black-haired nurse / who unwound the birth-cord from my neck, / the soft hands of my mother, / the hands of those others / who have loved me, / until it seems almost / as though this is what a human life is, / to be passed from hand to hand, / to be borne up, improbably, over an ocean.


Ilustración: Improvisación, Vassily Kandisnki

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