sábado, marzo 24, 2007

La tradición de la ruptura

Una de diez tesis sobre el "obrar intelectual contemporáneo"

Existe en la Argentina un vacío en la crítica intelectual. La generación de 1983 y la sobreviviente de 1970 se encuentran incapacitadas para proponer nuevas ideas para la vacancia cultural que nos desuela. Nos hallamos ante un desierto intelectual. Los debates de las viejas generaciones son escasos, y cuando ocurren son indefectiblemente lamentables. La intelectualidad precedente defeccionó de su responsabilidad de producir una política de la cultura.


  • La Tapera


  • Vía

  • Monolingua
  • 1 comentario:

    1. Parece el mito del eterno retorno. Es conmovedora la inocencia con que cada tanto vuelve a escribirse más o menos lo mismo –cambiando algunas palabras, dando mayor o menor importancia a tal o cual cuestión, agregando un elemento nuevo o quitando algo– que uno ya había leído en manifiestos igualmente renovadores y rupturistas de los años setenta, los sesenta, los cuarenta, los veinte, los diez. Tal vez, efectivamente, todo tenga que volver a ser propuesto una vez y otra, tal vez cada época deba volver a encarar el mismo camino, aunque no lleve a ninguna parte. Pero no importa si no lleva: obligar a pensar las cosas, hacer que se pongan en movimiento las mentes ya es bastante. Antes y ahora, en todo caso, el punto endeble, la rueda que gira en falso, está en la idea de “generación intelectual”, esa entelequia iluminista que más obnubila que hace ver, por más que permita sentirse parte de algo y embarcado en algo, o precisamente por eso.

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