sábado, octubre 03, 2015

Robert Bly / Dos poemas
















La luna

Tras pasarme el día escribiendo poemas
voy a contemplar la luna entre los pinos.
Lejos, entre los árboles, me siento apoyado contra un tronco.
La luna tiene sus pórticos vueltos hacia la luz,
pero la parte profunda de su casa permanece a oscuras.


Gratitud hacia los viejos maestros

Cuando andamos de prisa o paseamos por el lago helado,
ponemos el pie donde nunca ha estado.
Caminamos sobre lo que jamás se ha caminado. Pero nos sentimos inquietos.
¿Quién está ahí abajo sino nuestros viejos maestros?

El agua que en otro tiempo no soportaba el peso de un hombre
-entonces éramos estudiantes- ahora sostiene nuestro pie
y se extiende una milla más allá de nosotros.
Debajo de nosotros los maestros, y alrededor la quietud.

Robert Bly (Lac qui Parle, Minnesota, EE. UU., 1926), Eating the Honey of Words. New and Selected Poems, HarperCollins, Nueva York, 1999
Versiones de Jonio González

Foto: Haydn Reiss/Minn Post


THE MOON

After writing poems all day,
I go off to see the moon in the pines.
Far in the woods I sit down against a pine.
The moon has her porches turned to face the light,
But the deep part of her house is in the darkness.


GRATITUDE TO OLD TEACHERS

When we stride or stroll across the frozen lake,
We place our feet where they have never been.
We walk upon the unwalked. But we are uneasy.
Who is down there but our old teachers?

Water that once could take no human weight-
We were students then-holds up our feet,
And goes on ahead of us for a mile.
Beneath us the teachers, and around us the stillness.

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