Odalisca
Ya no la realidad de lo que es tocar un cuerpo
deseado crasamente por sus efluvios bajos
sino la evocación de un sentir ilimitado,
de un estarse impedido de aberturas
en la cámara en la que desearía
morar siempre justamente a partir
del contacto con las formas. Eso. Figuras
nebulosas como esas que suelen entreverse
en la bruma de la noche, al pasar, para siempre
mitológicas, o apenas imprecisas, pantallas
donde proyectar lo clásico, y también figuras como
la que hubo, por supuesto, de ofrecer
la que fue la modelo de esta obra.
Se agrega otra mujer, de este modo,
a la ristra de apetito por las Lauras,
las Beatrices, las Marías, apetito
que es tan sólo, a su vez, otro medio
interpuesto para darle concreción
a más peregrinaciones y quimeras. Y el ambiente
oriental de la pintura que, según dice la crítica,
no supera lo discreto, es tan sólo un pretexto,
como todos los motivos para llegar hoy acá
o asimismo lo que trajo hasta el aire de la sala
a las dos adolescentes de bermudas a la moda
y sombrero tipo bombín que escoltan a una púber
que enfundada en un solero con encaje, deja ver
en lo que es el relieve pronunciado de sus huesos,
entero y de una vez el llamado “sentido” de las artes;
ella, igual que ésta y otras de la serie interminable
de mujeres acostadas, odaliscas, como peces
ondulando en lo seco con sus colas.
[inédito]
Gerardo Jorge (Buenos Aires, 1980)
---
Imagen: Odalisque, 1846, Eugène Delacroix
Gerardo Jorge (Buenos Aires, 1980)
---
Imagen: Odalisque, 1846, Eugène Delacroix
No hay comentarios.:
Publicar un comentario