domingo, octubre 09, 2011

Franco Fortini / Dos poemas




"Weltgeschichtlich"

Grande como la claraboya de la catedral
era la boca de la jovencita
que dos malditos ataban a un palo
sobre la pantalla del drive-in. Jesús
hablaba con el acento del pontífice
-high fidelity- en el microsurco.
Tres escritores franceses preguntaban
por el camino de Auschwitz
a un comunista ucraniano muerto a golpes
de leninismo en las costillas. Era
dificilísimo vivir. Nosotros,
por fortuna, teníamos una cabaña
en Cavi di Lavagna; y los decenios
pasan rápido.

1957

Poesia e errore


La hiedra

Hace muchos años, cuando no éramos
todavía marido y mujer, una tarde
de marzo o abril, por las orillas de un lago,
un poco bromeando, un poco en serio, recogimos
al pie de un abeto un breve ramo de hiedra,
símbolo de la fidelidad de sentimiento,
en recuerdo de aquel paseo tranquilo,
último de una época de nuestra vida.

No puedo mirarla sin turbarme.
La luz ha decolorado poco a poco
las hojas que eran verdes y negras.
Mutaciones imperceptibles, síntesis
muy lentas, alteraciones invisibles,
como si hubieran pasado no veinte años
sino muchos siglos. Ahora aquel ramo parece
muchas cosas que es inútil mencionar aquí.

Sin embargo, palideciendo de este modo, ha vivido.
Si una vez fue digno de sonrisa,
ahora es más parecido a una figura de amor.

Una volta per sempre

Franco Fortini (Florencia, 1917–Milán, 1994), Versi scelti, 1939-1989, Einaudi Editore, Turín, 1990
Versiones de J. Aulicino


"Weltgeschichtlich"

Come la lanterna del duomo
era grande la bocca della giovinetta
che due cattivi legavano a un palo
sullo schermo del drive-in. Gesù
parlava con l'acento del pontefice
-high fidelity- nel microsolco.
Tre scrittori francese domandavano
la via di Auschwitz
a un comunista ucranio morto a colpi
di leninismo nelle costole. Era
difficilissimo, vivere. Noi,
per fortuna, avevamo una villetta
a Cavi di Lavagna; ed i deccenni
passano in fretta.

1957

L'edera

Molti anni fa quando non eravamo
ancora marito e moglie, in un pomeriggio
di marzo o aprile, lungo le rive de un lago,
un poco scherzando, un poco sul serio, colsi
al piede di un abete un breve ramo di edera,
simbolo di fideltà dei sentimenti,
per ricordo de quella passeggiata tranquila
ultima di una età della nostra vita.

Senza turbamento non so guardarla.
La luce ha scolorito a poco a poco
le foglie che erano verdi e nere.
Mutamenti impercettibili, sintesi
molto lente, alterazioni invisibili
come se non vent'anni ma molti secoli
fossero passati. Ora quel ramo somiglia
tante cose che inutile è qui nominare.

Pure, solo così impallidendo, ha vissuto.
Se una volta era degno di sorriso
ora è più somigliante figura d'amore.

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Ilustración: Monte bajo con hiedra, 1889, Vincent Van Gogh

1 comentario:

  1. Qué contraste uno y el otro, y son del mismo año; y siguen siendo nuevos. Gracias, Irene

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